El libro 'El vampiro de los pobres' relata la lucha llevada a cabo por la científica Pilar Mateo contra esta enfermedad y su aportación a la prevención de las picaduras
MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
El 80 por ciento de la zona guaranía (Bolivia) cuenta con enfermos de mal de Chagas que han sido infectados por la picadura de una chinche, según alertó hoy la doctora en ciencias químicas por la Universidad de Valencia Pilar Mateo, con motivo de la publicación del libro 'El vampiro de los pobres', que relata la lucha llevada a cabo por esta experta contra esta enfermedad.
Según indicó esta científica, en declaraciones a Europa Press, el 85 por ciento de la prevalencia de esta dolencia se debe a la picadura directa de la chinche, pero hay un 15 por ciento que es, o bien congénita, o por transfusiones de sangre. En este sentido, destacó que "si se evita la picadura, se evita que el porcentaje importante del mal no se incremente".
Mateo, que además es doctora 'honoris causa' por la Universidad Anahuac de México, desarrolló hace más de diez años una pintura resinosa que incorpora inhibidores de quitina o reguladores de crecimiento, con la que puede controlarse la presencia de estos insectos --denominados "vinchuca"-- y, por lo tanto, evitar las enfermedades que transmiten.
Así, según indicó, con la pintura Inesfly se ha conseguido que todos los niños que han nacido en las casas en las que se ha aplicado la pintura ya no tengan la enfermedad. Las comunidades guaranís tienen muchos hijos, sobre todo porque antes, de cada diez niños que tenían, ocho morían por las enfermedades y, fundamentalmente, por el Chagas. "Hablamos de miles de niños que no tienen la enfermedad", subrayó.
La científica denunció que el mal de Chagas es un "genocodio clarísimo" de las comunidades más pobres de América Latina. "En el caso de Bolivia, es un caso claro de la población guaraní, y lo importante es controlarlo para que estas personas vivan en buenas condiciones, porque se trata de una población enferma", dijo.
Respecto al tratamiento de la enfermedad, Mateo señaló que existen dos medicamentos "bastante tóxicos", y que sólo son efectivos para los jóvenes, "pero no al cien por cien" y, además, tienen muchas contraindicaciones. En el caso de las personas mayores, señaló que "están condenadas a padecer la enfermedad".
CIENCIA AL SERVICIO DE LA POBREZA
Según denunció, el problema de este pueblo es la pobreza, el hambre y la vivienda indigna. "Son enfermedades asociadas todas a la pobreza, y los laboratorios farmacéuticos no van a investigar con algo que no les es rentable, porque no hay una demanda", lamentó Mateo. En este sentido, denunció que "la ciencia ha de estar al servicio de los demás. Los científicos no sólo tenemos que publicar, sino denunciar lo que vemos, y movilizarnos con ellos para participar en el desarrollo de un pueblo que no tiene que morir", destacó.
Sin embargo, indicó que actualmente los propios guaranís están negociando con el presidente de Bolivia, Evo Morales, un proyecto con el que se pretende construir miles de casas. Además, señaló que en este momento, el pueblo guaraní tiene ya tres diputados nacionales, y nunca antes se había presentado un guaraní a diputado.
Por ello, destacó la importancia de la movilización social, porque se trata de un lugar en el que se están instalando 15 multinacionales para la extracción de gas, y que está encima del acuífero más grande del mundo.
Además, indicó que actualmente se lleva a cabo un proyecto, financiado por el Gobierno español, que consiste en la construcción de cerca de 250 viviendas en una zona donde están los guaranís, y que coordina la Fundación Humanismo y Democracia.
SUCIEDAD Y FALTA DE HIGIENE EN LAS CASAS
La autora del libro, Charo González Casas, explicó que en estas comunidades, antes de que se llevara a cabo estas y otras campañas, los habitantes no sabían que estaban enfermos ni conocían en qué consistía le mal de Chagas. De hecho, en algunas comunidades pensaban que estos bichos les daban suerte y que, si padecían el mal, era debido a un "mal de ojo".
Según describió González Casas, las construcciones en las que habitan se parecen a un establo, tienen el suelo de tierra negra (donde duermen) y, además, entran animales. Tampoco tienen puertas, ni luz ni cañerías y, de la pared al techo, hay un hueco enorme vacío que rodea todo el perímetro, y que usan para ver las estrellas, porque, según comentan, "una casa sin eso sería como una caja de muerto bajo tierra". En este sentido, lamentó que no tienen el concepto de hogar que se entiende aquí, y están muy pegados a la naturaleza.
La formación de estas personas supone un impacto psicológico en sus vidas, porque para ellos el hecho de que pinten sus casas "es un lujo", según indicó Casas. Así, una vez que ven su casa de colores tienen un mayor concepto de "vivienda", y ya no viven rodeados de animales, por lo que se trata de un impulso de su autoestima.