MADRID, 5 Feb. (EUROPA PRESS) -
El virus respiratorio sincitial (VRS) es el agente infeccioso que más frecuentemente causa infecciones en lactantes, como prueba que casi el 60 por ciento de los niños desarrolle esta infección durante su primer año de vida, y casi el 80 por ciento a los dos años, según informa la Alianza Aire.
El virus suele tener una actividad típicamente invernal con los mayores picos entre diciembre y enero, ya que el descenso de las temperaturas favorece la estabilidad y el contagio. Además, genera más del 90 por ciento de los casos de bronquiolitis, una infección respiratoria aguda del tracto respiratorio que afecta a los bronquiolos.
De hecho, de acuerdo al Sistema de Vigilancia de la Gripe en España (SVGE), desarrollado por el Instituto de Salud Carlos III, en la primera semana de enero de este año se han registrado más de 300 detecciones de VRS en nuestro país, alcanzando el mayor pico de epidémico por VRS, frente a las más de 200 detecciones del año pasado 2013 durante el mismo período de tiempo.
Se estima que entre el 0,5 y el 2 por ciento de los afectados son hospitalizados, si bien la tasa puede ascender hasta un 13 por ciento en niños considerados de alto riesgo, como los bebés prematuros, los niños con cardiopatías congénitas, los niños con síndrome de Down y aquellos con enfermedades pulmonares crónicas.
Ante este mayor riesgo, desde la Alianza Aire recuerdan que los síntomas más habituales con los que se presenta la bronquiolitis causada por el VRS son similares a los de un catarro común, es decir, tos, exceso de mucosidad, congestión nasal y fiebre baja.
Después de estos primeros síntomas de la bronquiolitis, se pueden desarrollar otros signos como tos grave y persistente, dificultades para respirar, sibilancias y respiración rápida y agitada, cansancio y fatiga constantes, aumento de la frecuencia respiratoria, pérdida del apetito, frecuencia cardiaca acelerada, adormecimiento y dificultad para conciliar el sueño, así como deshidratación o piel azulada (cianosis).
Por lo general, la enfermedad puede durar entre 7 y 32 días, aunque la media de duración suele ser de 15 días y, en relación a la prevención, los expertos recomiendan a los padres y cuidadores de los bebés menores de dos años que establezcan una serie de medidas higiénicas y de carácter preventivo, de acuerdo con la Guía de Práctica Clínica sobre Bronquiolitis Aguda del Ministerio de Sanidad.
Este tipo de medidas consisten en mantener la higiene personal --lavándose bien las manos-- y de los objetos que puedan estar en contacto con el bebé, extremar la limpieza de las superficies donde haya podido estar una persona que padecía la enfermedad, evitar el contacto físico del bebé con otros menores o familiares enfermos, utilizar pañuelos desechables, así como evitar los ambientes cerrados y muy cargados o exponer a los bebés al humo del tabaco.