MADRID 19 Jun. (EUROPA PRESS) -
El 40 por ciento de los pacientes anticoagulados teme sufrir una hemorragia o un ictus y uno de cada tres tiene pensamientos negativos sobre su futuro, según ha mostrado el 'Estudio del Perfil Sociosanitario del Paciente Anticoagulado en España', realizado por la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN) con el apoyo de Pfizer y Bristol-Myers Squibb.
La investigación, basada en 388 encuestas a pacientes realizadas en 31 centros de 9 provincias, recoge las percepciones de los propios pacientes anticoagulados sobre su tratamiento y calidad de vida y sobre sus necesidades actuales. En este sentido, ha mostrado que el control del nivel de la coagulación ocupa un lugar primordial en la vida de estos pacientes, más difícil de conseguir cuanta más edad tienen.
"En los últimos años se han disparado hasta niveles casi epidémicos los factores de riesgo cardiovasculares, en especial la diabetes y la obesidad, que junto con la hipertensión, son los principales factores determinantes para la fibrilación auricular y el ictus", ha comentado el responsable del área cardiovascular de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), José María Lobos.
Este hecho, unido al aumento de la esperanza de vida y a que la supervivencia tras un evento cardiaco es ahora mucho mayor que hace años, ha provocado que se amplíe considerablemente la horquilla de edad de los pacientes que toman anticoagulantes por fibrilación auricular, una patología cuya prevalencia está aumentando. Y es que, un 25 por ciento de los anticoagulados tiene menos de 65 años y el 41 por ciento tiene más de 75 años.
Además, el 55 por ciento de las personas en tratamiento con anticoagulantes padece fibrilación auricular no valvular; un 23 por ciento adicional tiene prótesis valvular o valvulopatía, y el 16 por ciento ha sufrido una embolia pulmonar o trombosis venosa. Además, casi el 87 por ciento son pacientes pluripatológicos.
De hecho, según se desprende del estudio, el 88 por ciento de los pacientes toma acenocumarol ('Sintrom') y, a pesar de que está satisfecho con el tratamiento que recibe, el 12 por ciento manifiesta dificultades para la realización de los controles periódicos.
Los pacientes con tratamiento anticoagulante clásico tienen que desplazarse al menos mensualmente a su centro de salud para hacerse controles periódicos de su nivel de coagulación, lo que les ocupa toda la mañana y, a veces, un día completo si tienen que volver por la tarde a recoger los resultados de las pruebas.
Por ello, el presidente de FEASAN, Luciano Arochena, ha solicitado igualdad de acceso en todas las comunidades autónomas para poder acceder al tratamiento personalizado en función de su perfil clínico y necesidades. "Este estudio ha evidenciado como mínimo tres grupos de pacientes con perfiles diferentes. Los pacientes junto con el médico, debemos poder decidir cuál es el tratamiento que mejor se adapta a nuestras necesidades y autogestionar nuestra salud", ha recalcado.
PACIENTES ANCIANOS, "DIFÍCILES E INESTABLES"
Por otra parte, la asesora científica de FEASAN y directora científica del estudio, María Ángeles Fernández, ha recordado que en los pacientes ancianos es "muy difícil" mantener los niveles de coagulación en rango, debido a que el árbol vascular se encuentra ya deteriorado. Un hecho que, a su juicio, obliga a un seguimiento "muy estrecho" dado que son pacientes "difíciles e inestables".
En concreto, la investigación ha desvelado que el 90 por ciento los pacientes acude al centro de salud para someterse a controles periódicos de coagulación, y el 12 por ciento manifiesta tener algún tipo de dificultad para realizarlos, bien porque tienen que desplazarse lejos de su domicilio (5%), o porque tienen que hacer más de una visita para tener el control completo (3,4%), entre otros factores.
Del mismo modo, ha reflejado que el 7,5 por ciento de los pacientes ha sufrido una hemorragia o una trombosis en los últimos seis meses. No obstante, Lobos ha asegurado que en torno al 66 por ciento de los enfermos que está tomando un tratamiento anticoagulante está "bien controlado".
"Cuando un paciente se sale de los rangos recomendados hay que preguntarse si ha tomado bien la medicación o si ha tomado algún fármaco o alimento que interfiera. Sin embargo, a menudo no encontramos una causa que lo justifique; hay un porcentaje de pacientes que a pesar de seguir bien las pautas no consigue mantenerse en rango durante un mínimo aceptable de controles, y sabemos que esto se debe a múltiples causas, desde las propias características de estos fármacos hasta aspectos metabólicos complejos y factores genéticos", ha apostillado.
EL 96,4% DE LOS PACIENTES CREE QUE ESTÁ BIEN ATENDIDO
En la actualidad, se considera que un paciente está bien controlado cuando en el 70 por ciento de los análisis tiene los niveles en rango. En este sentido, la doctora Fernández ha lamentado que para que puedan prescribirse los nuevos anticoagulantes sea necesario que el paciente haya estado fuera de rango al menos tres meses, lo que en su opinión supone "un riesgo altísimo".
A pesar de todo, el 96,4 por ciento de los anticoagulados se siente bien atendido por los servicios sociosanitarios, aunque el 35 por ciento expresa que le gustaría tener más información sobre su tratamiento. El 95 por ciento de los pacientes la recibe del profesional sanitario. "Por desgracia, tal y como están las consultas hoy en día, el profesional apenas tiene tiempo para la formación del paciente", ha recalcado la experta para informar de que, además, el estudio ha señalado que uno de cada tres anticoagulados querría participar más en las decisiones sobre su tratamiento y autogestionar su salud.
De hecho, desde FEASAN se pide a las administraciones que los pacientes valvulares, que no pueden recibir los nuevos tratamientos anticoagulantes, puedan controlar su nivel de coagulación en su domicilio si lo desean. "Igual que a un diabético se le facilita un medidor de glucosa, a todos los pacientes anticoagulados se les debería proporcionar un coagulómetro y tiras reactivas, una posibilidad que solamente tienen los pacientes de algunas comunidades autónomas", ha recalcado Fernández.
Por último, en cuanto a su calidad de vida, el 45 por ciento de los encuestados declara que la enfermedad que provocó la prescripción del tratamiento anticoagulante la ha empeorado: el 70 por ciento se cansa al caminar rápido, el 37 por ciento declara que tiene dificultad para realizar cosas y el 20 por ciento ha visto afectadas sus relaciones sexuales.