BARCELONA, 15 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un 30 por ciento de los hombres europeos sufren o han sufrido en algún momento de sus vidas problemas de eyaculación precoz, aunque solo la mitad de ellos lo comentó con alguien, según datos extraídos del primer estudio realizado sobre el tema a nivel europeo, presentado hoy en Barcelona.
La encuesta, realizada a 4.500 hombres de diferentes países, pone de manifiesto que los españoles y otros habitantes de países mediterráneos "parecen ser los más abiertos" a la hora de hablar de eyaculación precoz --el 63% de los que padecen este trastorno lo reconoce-- frente a la actitud de países nórdicos como Gran Bretaña, donde solo el 29% de los eyaculadores precoces habla sobre ello.
El jefe del Servicio de Urología del Hospital de La Zarzuela de Madrid, Ignacio Moncada, explicó en rueda de prensa que si bien en la mayoría de los casos la eyaculación precoz "se sufre en silencio", contrariamente a lo que se podría pensar, los habitantes de países del sur de Europa se muestran más abiertos a abordar este tema.
La eyaculación precoz es un trastorno neurobiológico en cuyo diagnóstico inciden tres razones: el tiempo que se tarda en eyacular desde la penetración --normalmente se considera que menos de un minuto no es suficiente--, el control que puede ejercer el hombre sobre su erección para retrasar su orgasmo, y que suponga una "consecuencia negativa" para la relación de pareja.
El estudio, que se presenta también con motivo de la inauguración mañana del XXV Congreso Europeo de Urología que se celebra en la capital catalana, revela que el 44% de las parejas de hombres con eyaculación precoz admiten no estar satisfechas con su vida sexual.
Además, solo uno de cada diez acude a un profesional médico para buscar una solución a un problema que no presenta una mayor incidencia en función de la edad.
Moncada especificó que más de la mitad de los pacientes logran solucionar sus problemas con una combinación adecuada de tratamiento farmacológico y psicológico.
Los medicamentos empleados inciden en la alteración de los niveles de serotonina que segrega el cerebro, retrasando la puesta en marcha del reflejo eyaculatorio.