BARCELONA, 28 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un 27% de los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) presentan una evolución negativa al tratamiento y un 24% cronifican la enfermedad, según datos de los pisos terapéuticos de la Fundación del Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA). En estos casos, estos colectivos de larga evolución tienen unas necesidades concretas más centradas en la rehabilitación psicológica y la reinserción social de la persona.
En 2003, la FITA puso en marcha los llamados pisos terapéuticos, un nuevo recurso que tiene como objetivo básico la reinserción social y laboral de los pacientes. En 2008, ha dado un impulso con la creación de las llamados 'pisos de tercer nivel' (residencia), donde se ofrece atención las 24 horas reforzando el control alimentario.
FITA dispone de 42 plazas repartidas en tres pisos que pueden acoger a pacientes en diferentes fases de tratamiento. Cada caso está personalizado, y la residencia es un recurso pensado para aquellas personas con largo historial de enfermedad y que necesitan más ayuda para conseguir la autonomía.
El perfil de estos residentes es el de personas con largo historial de enfermedad, con posible cronicidad y otros trastornos mentales y diferentes ingresos hospitalarios anteriores.
En los pisos terapéuticos se abordan los TCA desde una vertiente más social y se centran en un acompañamiento del paciente en aquellos procesos que implican un acercamiento a una vida y hábitos normalizados, incidiendo mucho en la previsión de posibles recaídas. Según un estudio de FITA, el paso de los enfermos por los pisos terapéuticos favorecen la transición a una vida autónoma mejorando la calidad de vida de estas personas.
FITA está vinculada al Instituto de Trastornos Alimentarios, red asistencial fundada en 1998 por profesionales con experiencia en trastornos. Es el primer centro de España en lo que se refiere a número de plazas y pacientes: 188 plazas y durante 2006 atendió a 1.200 enfermos de TCA.