MADRID, 12 May. (EUROPA PRESS) -
El 15 por ciento de los niños menores de cinco años ingresados por bronquiolitis cuentan con una patología de base, según el estudio FIVE, que matiza que en los grupos de riesgo se encuentran los niños prematuros, con displasia broncopulmonar, con cardiopatías congénitas o Síndrome de Down, tal y como se ha señalado en el XXX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Cuidados Intensivos Pediátricos (SECIP).
Este congreso, que se ha celebrado en Toledo, ha tenido como objetivo abordar las novedades sobre el control de las infecciones nosocomiales -aquellas transmitidas a otros pacientes pediátricos- en las Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIPs); la seguridad del paciente, y los últimos avances en el cuidado y la atención de los niños más graves.
En lo referente a las Infecciones Respiratorias por Virus Respiratorio Sincitial (IRVRS), se han analizado las medidas más eficientes en la prevención de la infección por VRS, responsable mayoritario de la bronquiolitis. Por ello, el jefe de la UCI de Pediatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, el doctor José Luis Vázquez Martínez, ha afirmado que "el control y prevención del contagio del resto de los niños ingresados supone un importante desafío".
Entre las novedades presentadas en la sesión se encuentra la actualización del estudio 'BRUCIP', realizada entre octubre de 2014 y marzo de 2015 con la finalidad de describir el manejo de los niños ingresados en las UCIPs por cuadro de bronquiolitis.
"Lo que queremos destacar del estudio 'BRUCIP' es la atención a los grupos de riesgo ante el VRS, que pueden presentar peor evolución y con los que hay reforzar el esfuerzo por evitar el contagio e insistir en la profilaxis", ha señalado la jefa de Sección de UCI Pediátrica y Neonatología del Complejo Hospitalario de Navarra, a doctora Concepción Goñi Orayen.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que las infecciones nosocomiales afectan solo al 1 por ciento de los pacientes pediátricos de las Unidades de Pediatría General, pero en las UCIPs representan un problema de mayor gravedad, ya que la tasa asciende al 25 por ciento de los niños, puesto que en el origen de estas infecciones se encuentran microorganismos como hongos, bacterias y virus, entre ellos especialmente el VRS y el rotavirus.
Para el paciente pediátrico ya hospitalizado una infección nosocomial significa prolongar el período de estancia en el hospital y aumentar la morbilidad. En comparación con aquellos que la adquieren en la comunidad, estos niños presentan una mayor necesidad de oxígeno y, en algunos casos de riesgo, una tasa de mortalidad más elevada.
En este sentido, entre las infecciones respiratorias adquiridas en las UCIPs, los especialistas reunidos han mostrado su preocupación por las infecciones por VRS, ya que este patógeno, responsable del 71 por ciento de los casos de infecciones nosocomialesi, se propaga con mucha rapidez y llega a sobrevivir hasta siete horas en superficies inanimadas.
VERTIENTE ECONÓMICA DEL INGRESO HOSPITALARIO
Como consecuencia de la prolongación del ingreso hospitalario por una infección nosocomial, los costes totales del tratamiento experimentan un notable incremento. En concreto, de acuerdo con el estudio 'Riesgo y coste de la infección nosocomial por Virus Respiratorio Sincitial (VRS) en pediatría', el coste de una infección nosocomial por VRS eleva en un 10 por ciento los costes de hospitalización con respecto al coste hospitalario generado por las infecciones graves por VRS adquiridas en la comunidad.
En el caso de la hospitalización por bronquiolitis contraída fuera del hospital, un estudio realizado en la Comunidad Valenciana reveló que el ingreso puede suponer entre 2.300 y 5.000 euros, en función de las necesidades del paciente durante el ingreso.
Por ello, para evitar los contagios de esta infecciones respiratorias, los expertos han incidido en la importancia del lavado de manos del personal sanitario.
Además, entre las medidas preventivas, han destacado el tratamiento de inmunoprofilaxis en grupos de riesgo a través de anticuerpos monoclonales que se administran mensualmente de octubre a marzo.