El vaivén emocional de la ciclotimia

Mujer con una enfermedad mental
Foto: GETTY
Actualizado: viernes, 11 septiembre 2015 10:39

 

   La ciclotimia existe como una entidad diagnóstica ya que se considera una alteración afectiva del espectro bipolar en la que la persona tiene oscilaciones recurrentes en su estado de ánimo y cognición. Sin embargo, también se investiga como rasgo de personalidad que marca épocas de decaimiento y de exuberancia anímicas que no llegan a afectar de forma grave al funcionamiento de la persona.

   CICLOTIMIA

   Según explica a Infosalus Neus Barrantes-Vidal, profesora titular del Departamento de Psicología Clínica y de la Salud de la Universidad Autónoma de Barcelona, la persona con síndrome ciclotímico pasa por los polos depresivo e hipomaníaco (una subida exagerada en el tono del estado de ánimo, exuberancia instintiva, física y mental) pero en un formato menos grave que en el trastorno bipolar.

   TRASTORNO BIPOLAR CICLOTIMIA

   El síndrome ciclotímico describe a personas con cierta afectación de baja intensidad pero de forma sostenida en el tiempo. "Estas oscilaciones se deben mantener durante al menos dos años y la persona pasa más tiempo en uno de los polos que en la normalidad afectiva".

   Por otro lado, existe un concepto en investigación que se refiere a personas que no cumplen los criterios de trastorno ciclotímico pero que tienen un modo de ser con grados de ciclotimia que permiten una capacidad de funcionamiento normal, como en el caso de otros rasgos de personalidad como la introversión, la emotividad o la estabilidad emocional, es cuestión de grado en la población general.

   El temperamento ciclotímico es un rasgo de personalidad, un modo de ser en alguien que puede estar con un estado de ánimo bajo o bien exuberante en ideas y energía, algo que oscila a lo largo del tiempo. Es un rasgo transcultural y adaptativo: es útil para la sociedad que existan individuos estables emocionalmente y otros que pasen por periodos de exuberancia y luego de metabolización o recogimiento tras esta exuberancia.

   "La ciclotimia tiene asociada una ventaja en cuanto a la creatividad que muestran las personas con este rasgo de personalidad, siempre que no presenten las formas clínicamente graves. Los ciclotímicos tienen más capacidad para tener ideas innovadoras, llevarlas a la práctica y defenderlas", señala Barrantes-Vidal, que añade que tendemos a hablar de disfunción y discapacidad.

   Los estudios actuales que miden creatividad en la población general han descubierto una asociación positiva entre creatividad y ciclotimia. "Las personas pagan un precio por esta oscilación y una falta de comodidad interna pero con psicoeducación es posible sacar más rendimiento a estos aspectos negativos", apunta la investigadora.

CICLOTIMIA: UN TRASTORNO QUE MINA EL DÍA A DÍA

   La ciclotimia como trastorno (síndrome ciclotímico) sí supera y afecta a la capacidad para funcionar en la vida cotidiana. Se podría decir que tiene una prevalencia inferior al 1% entre la población general y que es una forma suave de trastorno del espectro bipolar, la forma III.

   La forma II del espectro bipolar se refiere a quienes viven de forma oscilante entre la depresión y la hipomanía y la forma I al trastorno bipolar grave con episodios alternantes de depresión mayor y manía.

   La hipomanía permite el funcionamiento de la persona y en los casos de ciclotimia, estos episodios son mucho más acotados, la persona se muestra más expansiva, acelerada, se atreve a más pero no llega a considerarse hipomaníaca.

   En el episodio maníaco la persona se muestra irritable, irascible, su cognición alterada da lugar a una velocidad exagerada en los pensamientos y produce una desorganización del comportamiento que le lleva a no saber lo apropiado o no en las situaciones sociales y le hace ser impulsiva, temeraria e impide su capacidad de funcionamiento.

   "No existe una versión unificada sobre sus causas bioquímicas pero se apunta a factores biológicos que controlan los relojes (ritmos) biológicos que regulan las funciones físicas y mentales", señala Barrantes-Vidal, asesora científica de la Fundación Sanitaria Sant Pere Claver.

   Así, es posible que en el sustrato de la bipolaridad existan variaciones anómalas en el control de los biorritmos que afectan a la regulación del estado de ánimo (energía, habla, pensamientos) que da lugar a variaciones en la personalidad y diversos grados de variedad.

   Entre un 15% y un 50% de quienes padecen un trastorno ciclotímico pueden progresar a una forma más grave del espectro bipolar, esta variabilidad tan amplia se debe a las grandes diferencias existentes entre quienes padecen el síndrome debido a su tratamiento o no o a la existencia de más o menos factores de riesgo.

IDENTIFICAR Y TRATAR EL SÍNDROME CICLOTÍMICO

   La persona ciclotímica no acude a consulta porque para ella sus cambios anímicos entran dentro de la normalidad pero las personas del entorno sí pueden detectar el trastorno. Suelen acudir a consulta cuando en la ciclotimia se inserta la depresión y padecen síntomas que alteran su vida como el insomnio, la falta de energía o unas recurrentes ganas de llorar.

   "Cuando los médicos hacen la historia clínica para descubrir el funcionamiento prototípico de la persona se detecta un patrón muy oscilatorio. Se identifica hacia el inicio de la segunda década de la vida y se puede rastrear o buscar antecedentes en la adolescencia media y tardía", señala la psicóloga.

   En el trastorno interviene el factor genético ya que este patrón de funcionamiento muestra una agregación familiar pero existen desencadenantes que activan esta vulnerabilidad latente como las sustancias psicoactivas (tóxicos) y las alteraciones en los ritmos en el estilo de vida como el ciclo sueño-vigilia.

   "Estas personas tienen que ser cuidadosas para no alterar los sistemas biológicos, una mala higiene del sueño o ciclos de actividad elevados pueden desencadenar la activación de estos polos", señala la doctora, que añade que los periodos de estrés agudo o de picos de actividad elevados también constituyen estresores psicosociales.

   El tratamiento puede implicar fármacos con capacidad protectora y preventiva como una combinación de medicamentos estabilizadores del ánimo y si la persona tiene un episodio depresivo se emplean antidepresivos.

   Pero según apunta Barrantes-Vidal, la parte más importante del tratamiento es la psico-educación que supone entrenar a la persona para que conozca bien este patrón de oscilación. "Es muy útil realizar un registro diario de los aspectos destacados del ambiente, la interacción con los demás o el sueño para identificar los aumentos en los estados hipomaníacos y depresivos", aclara la investigadora.

   El objetivo de estos diarios es identificar los factores en el estilo de vida, sustancias, modo de interactuar que causan la oscilación, lo que permite un diseño del estilo de vida para minimizar estas oscilaciones. La terapia psicológica se basa en educar a estas personas a emplear técnicas para modificar pensamientos negativos y no ceder a esos sentimientos.