MADRID, 25 Mar. (EDIZIONES) -
Los deportistas suelen tener bradicardia al despertar que se pasa cuando comienzan a caminar, realizar sus actividades y hacer deporte. Un corazón que bombea sangre a un paso más lento se convierte en un problema si al ser sometido a una situación de esfuerzo físico no puede acelerar su ritmo.
Según explica a Infosalus el doctor Francisco Trujillo, responsable de la Unidad de Cardiología del Hospital Victoria Eugenia de Cruz Roja en Sevilla, la bradicardia se presenta cuando existe un pulso lento que supone un ritmo inferior a los 60 latidos por minuto, algo normal en los deportistas en reposo pero que desaparece con el ejercicio.
"Cuando el pulso es así de lento y no aumenta con el ejercicio el corazón no bombea la sangre necesaria que requieren los tejidos del organismo y se pueden presentar síntomas como el cansancio, ahogo e incluso pérdida de conocimiento, una situación más común entre los mayores", señala el doctor Trujillo. Si no se diagnostica y se trata a tiempo, la bradicardia severa tiene capacidad para producir una muerte súbita.
La condición, un síntoma y no una enfermedad en sí misma, puede permanecer sin diagnosticar si es leve o los síntomas son tenues y para su diagnóstico se puede tomar el pulso en la arteria radial o emplear los pulsómetros que se incorporan a los tensiómetros que miden la presión arterial. "Sin embargo, si existe un ritmo irregular estos dispositivos pueden infraestimar la medición y no contar bien los latidos, por lo que es importante acudir al consultorio si existe alguna sospecha", señala el doctor.
Aunque puede emplearse como prueba diagnóstica el electrocardiograma, Trujillo advierte que el pulso lento puede pasar por alto también si es discontinuo (paroxístico) por lo que la vía más fiable para diagnosticar la existencia de bradicardia es el uso de un dispositivo electrónico portátil (Holter) que durante 24 o 48 horas sigue el ritmo cardíaco de la persona.
En los casos más complejos el dispositivo también puede implantarse a nivel subcutáneo (solo mide 2 centímetros) y mantenerse activo durante meses para después, por vía telemática en la consulta, revisar en qué momentos y asociado a qué circunstancias se han producido los cambios en el ritmo cardíaco.
UN SÍNTOMA Y NO UNA ENFERMEDAD
Las causas y complicaciones asociadas a la bradicardia dependen de la enfermedad en sí que la está ocasionando. Sin embargo, la causa más frecuente de este ritmo cardíaco demasiado lento es la enfermedad del nódulo sinusal, ocasionada por un envejecimiento del sistema de conducción de impulsos eléctricos que dan lugar a los latidos.
En esta enfermedad los tejidos de las estructuras cardíacas se endurecen por una fibrosis y se origina una bradicardia común en personas mayores que origina mareos y pérdida de conocimiento.
Otros trastornos asociados a la bradicardia son la fase aguda del infarto de miocardio, enfermedades hereditarias y la toma de medicamentos para la hipertensión arterial que enlentecen el corazón, en cuyo caso el ritmo demasiado lento se revierte una vez retirados los fármacos.
El perfil más común del paciente con bradicardia es el de una persona de más de 70 años con enfermedad cardíaca y que toma medicación para que el corazón trabaje menos debido al envejecimiento de los tejidos de conducción del impulso eléctrico cardíaco.
MARCAPASOS QUE AUMENTAN LA ESPERANZA DE VIDA
La bradicardia es reversible cuando se debe a los fármacos pero de no ser así requiere de la implantación de un marcapasos. La intervención consiste en la colocación a través de la vena subclavia de uno o dos cables que estimulan el corazón y de un pequeño dispositivo subcutáneo colocado, por lo general, en la parte superior del tórax que controla el ritmo cardíaco a través de una programación específica realizada por el médico.
"El marcapasos es adaptable a cada paciente, es como un traje hecho a medida de su enfermedad y sus arritmias. Puede actuar sobre sus ventrículos y aurículas de tal modo que detecta si está haciendo ejercicio o se inhibe si el pulso es el normal para pasar a la actividad cuando el ritmo cardíaco va más lento de lo programado", explica el cardiólogo.
En 2013 se implantaron unos 20.000 marcapasos en toda España y se cambiaron un total de 15.000 en pacientes que ya tenían el dispositivo. El doctor Trujillo hace especial hincapié en el hecho de que aunque la bradicardia no es algo que se pueda prevenir sí es necesario optimizar el control en aquellos pacientes mayores tratados con fármacos que pueden ralentizar el ritmo cardíaco.