Niño
PIXABAY/GREYERBABY
Actualizado: lunes, 8 mayo 2017 12:19

   MADRID, 8 May. (EUROPA PRESS) -

    La adultización se define como un cambio en las características de la primera identificación del niño con sus padres, modificando su comportamiento o modo de pensar. Un fenómeno que cada vez se produce en niños más pequeños, según ha alertado la terapeuta Verónica Rodríguez Orellana, quien alerta de que este fenómeno puede derivar en violencia, bullying o juegos como 'la ballena azul'.

   Rodríguez Orellana, quien es directora de Coaching Club, explica que "cada vez es mayor la cantidad de niños cada vez más pequeños medicados después de ser diagnosticados con nuevas sintomatologías psíquicas, como las dificultades de concentración e hiperactividad, el mutismo selectivo, las conductas negativistas y desafiantes, las conductas compulsivas y obsesivas".

    "Toda esta realidad tiene conexión con la vulnerabilidad de los adolescentes que se fugan de su hogar, comienzan juegos extraños que acaban con sus vidas como el conocido de 'la ballena azul' o que se suicidan por situaciones de bullying", explica la experta para quien la imitar precozmente actitudes de los adultos puede traducirse además en rasgos de rigidez y fanatismo, de dificultad de percibir, aceptar e integrar al otro como alguien diferente, de incapacidad para tolerar la frustración, de hiperexigencia, de falta de represión y límites, de extrema vulnerabilidad.

   Según explica esto es consecuencia de que el niño se "mimetiza masivamente con sus padres, se confunde con ellos, con su lugar y con sus historias, los copia como si estuviera frente a un espejo sin que interfiera el proceso de represión que existía hasta hace medio siglo".

   Aunque no se trata solo de identificarse con algunos rasgos de los padres como ha ocurrido siempre, "sino también de mimetizarse masivamente con ellos, con su lugar y sus historias. Por eso se ha perdido el carácter lúdico de imitación que siempre existió, el niño ya no juega a ser un adulto sino que cree ser un adulto, se confunde con el adulto".

    Esto no se advierte solamente en la forma de hablar, pensar y actuar adultizada de los niños sino que los afecta en muchísimos otros aspectos como por ejemplo, en la autoexigencia o sobreexigencia desmedida con que se juzgan a sí mismos o a los demás. "Las reacciones ante otras personas o determinadas circunstancias y especialmente a la insistencia del adulto, ya que se sienten desvalorizados o humillados en su posición. Estos niños llegan a sufrir una gran intolerancia a la frustración, ya que deberían poderlo hacer todo lo que hace un adulto a pesar de tratarse de niños de entre 6 y 15 años", añade.

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