Las personas con una discapacidad intelectual tienen más riesgo de obesidad

Actualizado: viernes, 30 mayo 2014 13:56

MADRID, 30 May. (EUROPA PRESS) -

   La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) insiste en la necesidad de que las personas con discapacidad intelectual cuiden sus hábitos alimentarios y su estilo de vida, después de que varios estudios hayan demostrado que tienen un mayor riesgo de obesidad, aunque no precisamente por su discapacidad.

   Aunque actualmente es insuficiente el numero de investigaciones realizadas para poder evaluar de manera rigurosa como repercute la discapacidad intelectual en el estado nutricional de este colectivo, esta sociedad se ampara en la bibliografía existente para asegurar que las personas con deficiencia mental tienen tendencia a estar obesas, no por su deficiencia en sí, sino por su baja forma física, la protección familiar y la creencia general de que no pueden participar en actividades deportivas.

   "Las alteraciones en la composición corporal de las personas con discapacidad intelectual y la falta de actividad física contribuyen a que padezcan obesidad, aumentando la incidencia de enfermedades cardiovasculares y diabetes, incrementando su nivel de dependencia, empeorando su calidad de vida llegando al aislamiento social", ha asegurado Fernando Fernández-Aranda, socio de esta sociedad científica.

   Un estudio realizado por la Universidad de Illinois en Chicago (Estados Unidos), con una cohorte de 306 adultos con discapacidad intelectual, constato que estas personas presentan un riesgo 4 veces mayor con respecto a los que no tienen discapacidad a presentar obesidad extrema (IMC mayor de 40 kg/m2), explica Fernández-Aranda.

   Además, otro estudio más reciente llevado a cabo por la Organizacion Holandesa para la Investigación Científica Aplicada de Leiden, publicado en la revista 'Pediatrics', constató que los niños con síndrome de Down son dos veces mas propensos a ser obesos.

   Esta propensión esta motivada, por un lado, por la triplicación del cromosoma 21, siendo la disminución del índice metabólico y una mayor incidencia de hipotiroidismo los condicionantes genéticos que predisponen a estas personas al sobrepeso.

NO DESARROLLAN CORRECTAMENTE LAS HABILIDADES MOTRICES

   Y, por otro por la influencia del estilo de vida, ya que la población con síndrome de Down no desarrolla correctamente las habilidades motrices lo que hace que no sean tan activos como deberían.

   De hecho, numerosos estudios constatan la eficacia del ejercicio en personas con deficiencia mental, logrando reducir la obesidad como factor de riesgo cardiovascular. Por ejemplo, un estudio realizado recientemente en Cambridge (Reino Unido) con una cohorte de 192 adultos con discapacidad que padecían sobrepeso y obesidad, se logro obtener una reducción de 0,8 del índice de masa corporal (IMC) y 2,3 kilos en el 26 por ciento de los participantes.

   Este dato es relevante teniendo en cuenta que las evaluaciones realizadas en los últimos tres encuentros de las Olimpiadas Especiales para las personas con discapacidad (Special Olympics, 2007) determinaron que el 56 por ciento de los atletas tenían IMC mayor a 24 (con tendencia al sobrepeso) y que alrededor del 50 por ciento ingirieron productos perjudiciales para su salud.

   Al fomento de la actividad física hay que sumar una alimentación adecuada, asegurado un equilibro entre lo que se ingiere y lo que se gasta, siendo el referente perfecto para ello la dieta mediterránea.

   "Esta recomendación, aplicable a ambos sexos, debe tenerse muy en cuenta especialmente en el caso de las mujeres ya que se ha constatado también que el problema de la obesidad es mayor en mujeres con discapacidad que en hombres", ha recordado Fernández-Aranda.