Dejar de fumar, mujer
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Actualizado: martes, 31 octubre 2017 7:52

   MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -

   El dinero puede ser más poderoso que la nicotina, ya que un nuevo estudio ha detectado que los fumadores que recibieron incentivos financieros, además de apoyo personalizado, para ayudarles a dejar de fumar tuvieron más éxito que los fumadores que no recibieron estas intervenciones. Publicado en 'JAMA Internal Medicine', el análisis demuestra que estos enfoques podrían desempeñar un papel importante para ayudar a las personas a dejar de fumar.

   A pesar de la disminución de las tasas de tabaquismo en los últimos años, el consumo de tabaco sigue siendo la principal causa de muerte prevenible en Estados Unidos, además de que afecta desproporcionadamente a las minorías y las personas de bajo nivel socioeconómico (SES, por sus siglas en inglés). Sin embargo, pocas intervenciones se dirigen a esta población, a la que se podría atender mejor mediante una intervención con múltiples componentes, que se ha demostrado que reduce las disparidades de salud.

   Investigadores del 'Boston Medical Center' (BMC, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, desarrollaron una intervención que conectó a los participantes con un navegador de pacientes, que podría ayudarlos a obtener recetas de terapias de reemplazo de nicotina y remitirles a recursos de asesoramiento. También se les proporcionó incentivos financieros para dejar de fumar, pero sin decirles cuánto dinero podían recibir al comienzo del estudio.

   Quienes lo dejaron a los seis meses recibieron 250 dólares y 500 dólares adicionales si no fumaban a los 12 meses. Aquellos que no renunciaron a los seis meses tuvieron una segunda oportunidad de ganar 250 euros si abandonaban el tabaco a los 12 meses. Los participantes en el grupo de control recibieron materiales informativos sobre recursos para ayudarles a dejar de fumar.

RESPALDO A LAS PERSONAS DE BAJOS INGRESOS

   Los participantes que informaron de haber dejado de fumar se sometieron a pruebas de saliva o de orina para confirmar biológicamente el abandono del hábito de fumar a los seis y 12 meses. Tras seis meses, casi el 10 por ciento del grupo de intervención había dejado de fumar, mientras que menos del 1 por ciento en el grupo control había dejado de fumar; después de 12 meses, el 12 por ciento del grupo de intervención dejó el tabaco, mientras que el 2 por ciento del grupo de control había dejado de fumar.

   "Nuestros resultados muestran que una intervención exitosa para ayudar a las personas con bajo ESE a dejar de fumar debe ser multifacética y centrarse en ayudar con los recursos y, cuando sea posible, proporcionar incentivos financieros", dice la autora principal Karen E. Lasser, internista general en BMC y profesora asociada de Medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston y de Ciencias de la Salud Comunitaria en la Escuela de Salud Pública de BU.

   "La mayoría de los participantes que dejaron de fumar utilizaron la navegación del paciente, pero no está claro si la navegación por sí sola alcanzaría las tasas de abandono del hábito de fumar que observamos", agrega esta experta, apuntando que la intervención resultó ser especialmente beneficiosa para los participantes mayores, las mujeres y los fumadores no blancos.