Cómo actuar ante una emergencia

Desmayo, desmayarse, caída, infarto
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Publicado: miércoles, 17 enero 2018 8:31

   MADRID, 17 Ene. (EDIZIONES) -

   Cuando hablamos de primeros auxilios nos referimos a la asistencia que se presta a una persona accidentada o que se ha puesto enferma de forma repentina e inesperada en el mismo lugar donde se produce, hasta la llegada de la asistencia sanitaria, evitando así que las lesiones se agraven e incluso permitan solucionar los casos más leves.

   Los accidentes leves se producen con cierta frecuencia en nuestra vida diaria, ¿quién no ha sufrido un corte, ha tenido una herida, ha sufrido una caída o una quemadura a lo largo de su vida o en su entorno más cercano? "Unos mínimos conocimientos en primeros auxilios permiten realizar una atención adecuada y evitan, en muchos casos, complicaciones que pudieran agravarlos", asegura a Infosalus la doctora Marta Martínez del Valle, responsable del grupo de Urgencias de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

   Sin embargo, hay ocasiones en las que las personas pueden estar en una situación que revista de una mayor gravedad, como pacientes que presentan síntomas compatibles con una enfermedad cardiovascular: un infarto agudo de miocardio, un ictus o incluso una parada cardiaca.

   "El saber actuar en estos casos, por parte de los primeros intervinientes, logra que la actuación sanitaria se realice en mejores condiciones y que la probabilidad de supervivencia de los mismos aumente", defiende la especialista, quien cree que el lugar idóneo para realizar esta educación en primeros auxilios es en las escuelas.

   Así, destaca que lo primero que hay que realizar en cualquier circunstancia es mantener la tranquilidad, asegurarse de que tanto quien presta la ayuda, como la persona que va a ser auxiliada se encuentran en un lugar seguro, y llamar a los servicios de emergencia, a través del teléfono 112/061 (en algunas provincias españolas), para que la ayuda llegue lo más precozmente posible.

   "En esta llamada es importante que digamos la situación exacta de donde nos encontramos. También se recomienda aportar información sobre lo que ha ocurrido, del número de pacientes o heridos, y de las lesiones que aparentemente presentan", subraya. Además, Martínez del Valle destaca que es importante que esta acción de llamar al 112 hay que inculcársela a los hijos desde edades tempranas, explicándoles qué situaciones pueden constituir una emergencia y cuándo deben llamar al teléfono de emergencias.

   "En todas las centrales de Coordinación de Emergencias hay profesionales sanitarios las 24 horas del día todos los días del año, por tanto, en caso de necesidad, ellos pueden prestar consejo telefónico sobre lo que se debería realizar en esos primeros momentos. Una vez realizado esto pasaremos a socorrer a la persona con los recursos disponibles en ese momento", indica.

PASOS A SEGUIR

   Posteriormente, la responsable de SEMG indica que lo primero que hay que valorar es la gravedad de la situación. Para ello se realizará una primera evaluación del nivel de conciencia preguntándole a la persona cómo se encuentra y qué le ocurre. "Si contesta es un signo inequívoco de que está consciente. Se le colocará en posición lateral de seguridad y se le preguntará qué le ocurre y en qué se le puede ayudar", añade.

   En cambio, en caso de que no responda la persona, ni siquiera a estímulos, como zarandearle los hombros, el siguiente paso es comprobar que respira. Para ello, se debe traccionar de su frente hacia atrás, y elevar ligeramente la mandíbula.

   "Acercaremos nuestra mejilla a la boca del paciente y miraremos hacia su pecho de forma que podamos sentir, oír y ver la respiración o la presencia de movimientos torácicos. Si el paciente respira con normalidad, lo pondremos en posición lateral de seguridad. Si no respira con normalidad avisaremos al 112 e iniciaremos las maniobras de reanimación cardiopulmonar, ya que el paciente probablemente se encuentra en parada cardiorrespiratoria", agrega.

   Según indica, la reanimación cardiopulmonar se inicia con las compresiones torácicas efectivas, en el centro del pecho, y hundiendo el tórax unos 5 o 6 centímetros, a una frecuencia de 100-120 compresiones por minuto. "Debemos dejar que tras cada compresión el tórax vuelva a la posición inicial, es decir, que se reexpanda totalmente. Si estamos entrenados, daremos 30 compresiones y dos ventilaciones de rescate, si no, realizaremos compresiones de forma ininterrumpida hasta la llegada de los servicios de emergencia", aconseja.