Ciclo de conferencias sobre células madre de Fundación Ramón Areces
EUROPA PRESS
Publicado: jueves, 8 febrero 2018 14:23


MADRID, 8 Feb. (EUROPA PRESS) -

El desarrollo de organoides u órganos en miniatura mediante el cultivo de células madre ha supuesto un importante avance en los últimos años y en el futuro se podría aprovechar su uso en el tratamiento del cáncer, para probar en el laboratorio antes de en el paciente qué fármaco es el más adecuado en cada caso.

"En uno o dos meses, dependiendo del tumor, podemos tener un organoide disponible para empezar a estudiar en él posibles tratamientos", ha explicado la investigadora Meritxell Huch, del Wellcome Trust/Cancer Research UK Gurdon Institute en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), que participa este jueves en un ciclo de conferencias organizado por la Fundación Ramón Areces y Springer Nature.

En los últimos años se han desarrollado condiciones de cultivo que permiten mantener 'in vitro' células madre de diferentes órganos, dando lugar a estructuras que se asemejan a tejidos humanos en miniatura que son los llamados organoides o miniórganos.

El trabajo de Huch se centra en el desarrollo de órganos en miniatura en placas de Petri a partir de células de hígado y páncreas, para estudiar cómo se produce la proliferación y diferenciación celular en ambos casos.

Asimismo, este sistema también se ha utilizado para extraer de pacientes con cáncer de hígado células tumorales y cultivarlas en el laboratorio para conseguir "minitumores de hígado fuera del paciente".

"Esto sirve para identificar nuevos genes implicados en su desarrollo, para probar nuevos fármacos o ver cuáles son los que van a ir mejor a cada paciente", ha explicado.

El desarrollo de estas estructuras depende de cada órgano y en el caso del hígado pueden desarrollarse y empezar a estudiarse en apenas una semana y media, según Huch, mientras que los tumores empiezan a crecer un poco más lentos, unas tres semanas.

Unos plazos que en un futuro permitirían extraer células tumorales de un paciente, crear su organoide y probar diferentes fármacos en el laboratorio para saber cuál será más efectivo contra su tipo de tumor. "Esto ya se está haciendo pero todavía falta por completar el ciclo, es decir, saber si el fármaco que parece ser más eficaz en el organoide lo es realmente cuando se le da al paciente", ha explicado.

LA FALTA DE UNA ESTRUCTURA, SU PRINCIPAL LIMITACIÓN ACTUAL

En cambio, esta experta ha reconocido que estas estructuras aún tienen algunas limitaciones que actualmente impiden su desarrollo para obtener miniórganos de un mismo paciente para luego trasplantárselos. "Su principal ventaja es que, a lo que se parecen, se parecen mucho, pero les falta una estructura", ha reconocido Huch.

Algo en lo que ha coincidido Guo-Li Ming, del Mahoney Institute for Neurosciences de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), ya que "aunque reproducen parte del órgano necesitan su sistema vascular, linfático o inmune que dé soporte al tejido desarrollado".

No obstante, ha añadido, ya hay proyectos de investigación con bioingenieros para el desarrollo de materiales que permitan dar ese "soporte" al organoide.

ORGANOIDES CEREBRALES PARA ESTUDIAR EL IMPACTO DEL ZIKA

Ming ha conseguido obtener organoides cerebrales para estudiar los mecanismos moleculares y celulares que regulan el desarrollo del cerebro humano y, de este modo, ha comprobado cómo el virus Zika ataca la división celular de los fetos y causa microcefalia cuando infecta a mujeres embarazadas.

No obstante, admite que en el caso del cerebro otra limitación adicional es que el desarrollo de organoides es más lento, ya que se tarda entre 200 y 300 días hasta conseguir un tejido maduro.

Además, ha apuntado Cédric Blanpain, de la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica), para su uso posterior en los pacientes de los que se han extraído las células es necesario ser muy precisos en la integración para evitar efectos adversos, como se ha visto en el uso de células madre cardiacas.

Este experto reconoce que las terapias celulares son ya una realidad en algunas enfermedades de la sangre o de la piel, y asegura que estos avances son "una esperanza" para su futura aplicación en otros campos más complejos como el cáncer. Precisamente sus investigaciones han permitido avanzar en el conocimiento de las células implicadas en las metástasis y las resistencias a algunos tratamientos, para saber qué mecanismos permiten ambos procesos.

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