MADRID, 23 Jul. (EUROPA PRESS) -
Durante la práctica deportiva, el cuerpo genera calor adicional, lo que eleva la temperatura interna, y, si se le suma un ambiente caluroso, la humedad y la exposición directa al sol, el organismo puede tener dificultades para regularse, aumentando el riesgo de dolor de cabeza, confusión, náuseas e incluso pérdida de conciencia, afirma el entrenador personal de Sanitas, Alejandro Maroto.
Por eso, el experto añade que, en estos casos, es "esencial" interrumpir la actividad, buscar un lugar fresco e hidratarse. Asimismo, explica que "el ejercicio físico aporta numerosos beneficios, pero en los meses más calurosos es fundamental estar atentos a las señales de alerta del cuerpo y adaptar la intensidad a las condiciones climáticas para evitar complicaciones".
Además, los expertos de Sanitas apuntan que realizar ejercicio en condiciones de calor extremo sin tomar las precauciones adecuadas puede suponer riesgos para la salud como golpes de calor, deshidratación o incluso problemas cardiovasculares.
Ante esta situación y para disfrutar del deporte de forma segura durante el verano, los expertos de Blua de Sanitas ofrecen una serie de recomendaciones. En este sentido, aconsejan evitar las horas centrales del día para hacer deporte, así como beber agua antes, durante y después del ejercicio, sin esperar a tener sed para hidratarse, ya que esta sensación "es un síntoma tardío de falta de agua en el organismo", explican.
Asimismo, recomiendan llevar ropa transpirable y ligera, que permitan la evaporación del sudor, lo que ayuda a regular la temperatura corporal; así como el uso de los colores claros, que reflejan la radiación solar.
Igualmente, señalan que es importante aplicar protector solar con un factor elevado (SPF 50) para proteger la piel y utilizar gafas de sol con filtro UV para proteger los ojos.
Por otro lado, instan a reducir la intensidad del ejercicio y adaptar la duración de los entrenamientos a las condiciones climáticas, además de elegir lugares con sombra y con acceso a agua potable.
Finalmente apuntan que es "fundamental" estar atento a señales como mareos, debilidad, dolor de cabeza, calambres musculares, náuseas o sensación de confusión. Estos síntomas pueden ser indicativos de un golpe de calor incipiente. Por lo tanto, ante cualquiera de ellos, es "imprescindible" detener la actividad, buscar un lugar fresco, y, en caso de no notar mejoría, solicitar atención médica.
EN EL CASO DE LAS PERSONAS MAYORES
La directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores, Miryam Piqueras, destaca que "las personas mayores presentan una menor capacidad de termorregulación y son más propensas a la deshidratación, lo que puede hacer que un esfuerzo físico moderado en condiciones de calor se convierta en un riesgo serio".
Por lo tanto, la experta afirma que es "trascendental" que realicen actividad física en lugares frescos y ventilados, eviten las horas de máxima temperatura y consulten a su médico para adaptar la intensidad y duración del ejercicio a sus necesidades.