MADRID, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de revisión de evidencia de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) ha realizado una síntesis de evidencia y un metanálisis de estudios relevantes publicados hasta julio de 2023 sobre enfermedad renal crónica.
Todo ello, en el contexto del trabajo de la organización Kidney Disease: Improving Global Outcomes (KDIGO, una organización global sin fines de lucro, que actualizó en 2024 su guía de práctica clínica existente sobre evaluación y manejo de la enfermedad renal crónica (ERC) en adultos y niños. Un resumen de las recomendaciones de la guía con mayor evidencia se publica en 'Annals of Internal Medicine'.
Para este trabajo, se conformó un grupo de trabajo compuesto por nefrólogos, médicos de atención primaria, médicos de medicina interna, personas que viven con ERC y varios otros expertos en la materia para ayudar a informar los puntos de práctica clínica y ayudar al desarrollo de la guía. La guía completa incluyó 28 recomendaciones y 141 puntos de práctica y enfatiza la importancia de la atención personalizada en cada etapa de la ERC. Las nuevas pautas enfatizan el papel de la cistatina C para una mejor precisión de la tasa de filtración glomerular (GMR) al evaluar la ERC.
Para reiterar la importancia de la detección temprana, especialmente para las poblaciones desatendidas, las pautas recomiendan la prueba en el punto de atención (POCT) para la medición de creatinina y albúmina en orina en áreas donde el acceso al laboratorio es limitado. También hubo evidencia sólida para el uso de un enfoque individualizado basado en el riesgo utilizando ecuaciones de predicción validadas, como la Ecuación de riesgo de insuficiencia renal, para la predicción de la insuficiencia renal.
En la actualidad, se recomiendan los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2i) para personas con enfermedad renal crónica con y sin diabetes, tanto por sus beneficios renales como cardiovasculares. Las directrices también recomiendan estatinas para adultos con enfermedad renal crónica de 50 años o más y señalan que también tienen un papel en la prevención de enfermedades cardiovasculares en pacientes con enfermedad renal crónica.