Biólogos piden una importante colaboración e inversión ahora, antes de que el próximo patógeno amenace a la sociedad

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Publicado: miércoles, 2 agosto 2023 7:40

MADRID 2 Ago. (EUROPA PRESS) -

Muchas de las respuestas para responder eficazmente a un patógeno se encuentran en su genoma. Comprender el código genético de un patógeno como el ébola o el virus causante del COVID-19 permite a los científicos seguir su movimiento, predecir su comportamiento futuro, identificar el origen del brote y, lo que es más importante, desarrollar vacunas y tratamientos eficaces. Esta tecnología fue fundamental durante la pandemia, y lo será aún más en futuros brotes.

Por ello, el desarrollo continuo de la secuenciación genómica es una de las lecciones más importantes de la pandemia, afirman los biólogos Jason Ladner y Jason Sahl en un ensayo publicado en la revista 'PLOS Biology'. La secuenciación genómica tuvo una enorme repercusión en la respuesta mundial a la COVID-19, y la tecnología mejoró a medida que más investigadores la ponían en práctica. Para responder mejor a la próxima pandemia, tenemos que basarnos en ese conocimiento, escriben, al tiempo que reconocemos las lagunas que siguen existiendo en nuestras capacidades.

"La pandemia de COVID-19 representó en muchos sentidos la culminación de un proceso de secuenciación y análisis que llevaba años desarrollándose --afirma Sahl--. Queríamos destacar que, aunque el interés por la pandemia ha disminuido, siguen existiendo otras amenazas, y mantener nuestro impulso al tiempo que construimos nuevas infraestructuras será vital para mejorar las respuestas de salud pública a las amenazas existentes y emergentes."

Ladner y Sahl, profesores asociados del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad del Norte de Arizona (Estados Unidos), y sus colegas del Instituto del Patógeno y el Microbioma, están en primera línea de la aplicación y el análisis de la tecnología genómica de vanguardia en el estudio de los patógenos, y han trabajado con diversos agentes infecciosos, como el ébola, el zika, la 'Yersinia pestis' (causante de la peste), el ántrax y la 'Burkholderia pseudomallei' (causante de la melioidosis).

En el ensayo, se centran en la historia de los patógenos y la secuenciación genómica para ayudar a los lectores a entender que los patrones que vemos ahora no son nuevos. En los años sesenta, los científicos creían haber resuelto el problema de las enfermedades infecciosas con el desarrollo de vacunas, antibióticos, normas de higiene personal y saneamiento y mucho más.

"Sin embargo, lo que no apreciábamos plenamente en aquel momento era la increíble diversidad de los patógenos humanos, su capacidad de rápida evolución y la naturaleza dinámica de las interacciones entre los patógenos y sus huéspedes --escriben Ladner y Sahl--. Combinados, estos factores han complicado sustancialmente nuestros intentos de mitigar los impactos de las enfermedades infecciosas".

Sesenta años después, los patógenos siguen siendo complicados. Los biólogos ofrecen una hoja de ruta a las diversas partes interesadas en la preparación para la próxima pandemia: destacar los déficits en la investigación para que los científicos los aborden; señalar la necesidad crítica de colaboración e inversión para los responsables políticos; y explicar la historia de la secuenciación genómica de patógenos a los funcionarios de salud pública, medios de comunicación, filántropos y otros para que puedan comprender todo el potencial de la secuenciación de patógenos para la salud pública.

"Escribimos este ensayo para contribuir a un debate más amplio sobre cómo debe utilizarse en el futuro la secuenciación genómica de patógenos para mejorar la salud pública y qué tipos de inversiones e innovaciones necesitamos para facilitarlo --afirma Ladner--. Ya no se trata de un tema de nicho, sino de uno con un amplio atractivo para los científicos de múltiples campos diferentes, los funcionarios que establecen la política sanitaria y los medios de comunicación que trabajan para comprender los avances recientes y comunicarlos al público en general.

Entre las lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19 ambos expertos sacan varias conclusiones. Entre ellas, que necesitamos mejores infraestructuras. El mayor déficit es la falta de infraestructura mundial para apoyar la secuenciación en tiempo real y la colaboración entre países y entre diferentes instituciones de investigación. Parte de esto se construyó durante la pandemia, pero los científicos también identificaron déficits en la capacidad de secuenciación y el intercambio de datos, lo que significa que están trabajando con una imagen incompleta de lo que está sucediendo sobre el terreno. Esto requerirá inversiones sostenidas entre las partes interesadas.

Además, tenemos que ampliar la forma en que utilizamos los genomas patógenos en nuestra respuesta a las enfermedades infecciosas. Se trata de un problema científico, pero también es mucho más amplio. "Para aprovechar todo el potencial de salud pública de la secuenciación de patógenos en el futuro, tenemos que aprovechar el impulso generado por la pandemia COVID-19 y, al mismo tiempo, garantizar que los beneficios de las futuras inversiones se apliquen ampliamente a todo el espectro de enfermedades infecciosas humanas", afirma Ladner.

Asimismo, necesitamos definir objetivos para el papel de la genómica de patógenos en la respuesta a las amenazas para la salud pública. Con COVID, los científicos utilizaron los genomas lo mejor que pudieron, pero en la mayoría de los casos no han tenido objetivos claros sobre cómo deben contribuir los genomas a una respuesta de salud pública. Definir esos objetivos ayudará a los investigadores a planificar futuros brotes y evaluar la eficacia de la respuesta.

Y, finalmente, "tenemos que mantener el impulso", advierten. Aunque la COVID-19 sigue siendo una amenaza, el interés por la pandemia se ha desvanecido. Sin embargo, la resistencia a los antimicrobianos sigue representando una importante amenaza para la salud pública. "La infraestructura de secuenciación creada durante la pandemia deberá contar con el apoyo de inversiones federales sostenidas, o la sociedad volverá a la capacidad anterior a la pandemia y será incapaz de responder con rapidez a la próxima amenaza para la salud pública", concluye Sahl.

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