MADRID, 8 Jun. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) asegura que la llamada dieta FODMAP, que consiste en reducir la ingesta de ciertos carbohidratos fermentables de manera temporal, puede convertirse en una alternativa terapéutica para los pacientes con síndrome del intestino irritable, pero insiste en que debe ser siempre prescrita y supervisada por un profesional para evitar posibles riesgos.
Esta dieta pobre en oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables (FODMAP, por sus siglas en inglés) ha demostrado que mejora síntomas como la hinchazón abdominal y las flatulencias propios de este trastorno, y puede afectar a entre un 10-20 por ciento de la población a lo largo de su vida.
Para ello hay que evitar la fructosa, que se encuentra en la fruta, la miel y los siropes; la lactosa; los fructanos, que están en el trigo, el ajo, la cebolla, la alcachofa, los guisantes, los espárragos, el puerro, y alimentos que contienen fibra inulina; los galactanos de las legumbres, incluida la soja; y los polioles, presentes en edulcorantes con isomaltosa, manitol, sorbitol, xilitol y frutas de hueso como el aguacate, los albaricoques, las cerezas, las nectarinas, los melocotones, las ciruelas, etcétera.
Sin embargo, el especialista Francesc Casella, del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, ha reconocido que su seguimiento conlleva importantes consecuencias nutricionales y sobre las bacterias del intestino, de ahí la necesidad de someterse a ella de forma "completamente individualizada y temporal", ha reconocido con motivo de un encuentro sobre este tema que se celebrará durante el LXXVI Congreso Anual de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD).
Aún no está bien definido el punto de corte de las cantidades aceptables de estos carbohidratos fermentables de cadena corta --muy frecuentes en alimentos de origen vegetal como el trigo, la cebada o el centeno--, y probablemente sea específico para cada paciente.
DISEÑADA EN AUSTRALIA EN 2008
La dieta baja en FODMAP fue creada por expertos australianos en 2008 para paliar los síntomas de los pacientes con síndrome de intestino irritable y forma parte del tratamiento de esta enfermedad intestinal de la Asociación Británica de Dietética (desde 2010) y de la australiana (desde 2011).
Por el momento, hay pocos estudios científicos que la recomienden para otras enfermedades intestinales, así como sobre sus efectos a largo plazo.
Los alimentos FODMAP son pobremente absorbidos por el intestino delgado por lo que son muy osmóticos y las bacterias del intestino los fermentan rápidamente. Pero, también contienen moléculas que pueden ser difíciles de absorber para algunas personas, según recuerda este experto.
Cuando estas moléculas son mal absorbidas en el intestino delgado, continúan su camino a lo largo del tubo digestivo y llegan al intestino grueso, donde actúan como fuente de alimento para las bacterias que forman parte de la flora intestinal.
SOLO EL 10% DE AFECTADOS VAN AL MÉDICO Este experto considera muy importante que los pacientes afectados por este trastorno acudan a la consulta para ponerse en las manos de un especialista en Aparato Digestivo, ya que actualmente sólo un 10 por ciento solicitan valoración médica, según Casellas.
Los factores relacionados con su aparición son muy diversos e incluyen aspectos como una sensibilidad visceral abdominal aumentada, un tránsito de gas en el intestino anormal, una motilidad del intestino alterada o cambios en las bacterias de la microbiota intestinal.
Existen numerosos tratamientos y terapias disponibles para aliviar los síntomas, pero su naturaleza crónica y el reto que supone el control de los síntomas pueden llegar a frustrar a los pacientes, de ahí la importancia de que el especialista les oriente sobre hábitos alimentarios saludables y la práctica de un ejercicio físico adecuado.