MADRID, 12 Feb. (EUROPA PRESS) -
Que amor entra por el estómago es una frase que no sólo dicen las abuelas sino que han corroborado múltiples estudios, demostrando que tanto las mujeres como los hombres se muestran más receptivos y predispuestos al amor y la felicidad después de una buena experiencia gastronómica.
Por esta razón, y con motivo de la celebración, este jueves, del San Valentín, los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) han avisado de que se puede potenciar este clima de complicidad e intimidad, evitando la sobreingesta de azúcares, grasas y carbohidratos refinados.
"Es comprensible que sea difícil resistir al impulso de comprar o regalar los dulces bocados que nos venden en forma de corazón o como mensaje de afecto y amor, pero debemos saber que una sobredosis de estos comestibles nos podría amargar el día, debido a sus efectos secundarios, tales como el bajón, el mal humor, estrés, irritabilidad o ansiedad", ha comentado el experto en nutrición y portavoz del Instituto, Rubén Bravo.
Y es que, tal y como ha detallado, darse un banquete de dulces en el día de los enamorados, podría resultar contraproducente, ya que lo que inicialmente parece una inyección de energía y placer, debido a la liberación de dopamina que se produce con la ingesta de azúcar y a la bajada de los niveles de estrés por la disminución temporal del cortisol, fácilmente se puede convertir en una sobreestimulación adictiva y cada vez se necesite una mayor cantidad de dulces para obtener el mismo grado de satisfacción.
"Si conocemos cómo funciona nuestro cuerpo a nivel hormonal, le podríamos ayudar también en cuanto a los asuntos del amor se refiere. Para desatar los efectos positivos de la endorfina y la serotonina, sustancias que nos permiten sentirnos contentos, relajados y descansar, necesitamos que estén en cantidad adecuada y sintetizarlas. La manera de hacerlo es a través de un aminoácido esencial denominado triptófano que nuestro cuerpo no puede generar por sí mismo, pero puede adquirir a través del consumo de ciertos alimentos como la carne, el pescado, los huevos, los lácteos y las legumbres", ha apostillado la nutricionista clínica Carmen Escalada.
Una vez asegurado un aporte de triptófano adecuado, hay que ser capaces de absorberlo y, para ello, se necesitan ingerir carbohidratos. En este momento hay dos opciones: tomar carbohidratos de lenta absorción como las verduras, las legumbres o los frutos secos; o, lo más habitual, de asimilación rápida como dulces, pasta, galletas o pan.
Sin embargo, y a la pregunta de por qué cuando una persona se siente decaída, tristes o frustrada tiende a optar por los dulces, la expertos han contestado que es por la rapidez de acción. Es decir, tomando dulces notaremos sensación de placer, de bienestar y de aumento de energía en mucho menos tiempo debido a que el proceso de digestión de estos nutrientes es más rápido.
El problema, tal y como han advertido, es que a pesar de que este atajo nos va a proporcionar un momento puntual de bienestar en poco tiempo, debemos tener cuidado ya que también tiene consecuencias nocivas para nuestra salud tanto física como emocional.
En primer lugar, cuando se ingiere una dosis elevada de azúcar obligamos a nuestro páncreas a secretar grandes cantidades de insulina, la hormona encargada de mantener constantes los niveles de azúcar en sangre. Esto no sólo provoca un sobreesfuerzo en nuestro páncreas, sino que además acelera el ritmo cardiaco.
Al poco tiempo de que esto ocurra, debido a la gran liberación que ha habido de insulina, los niveles de azúcar vuelven a caer drásticamente haciendo que nuestros niveles de serotonina vuelvan a descender, haciendo que aparezcan de nuevo las emociones que queríamos evitar (decaimiento, tristeza, frustración), junto a una necesidad irrefrenable de consumir más azúcar.
CUIDADO CON LAS CAJAS DE BOMBONES O GALLETAS EN FORMA DE CORAZÓN
Los alimentos ricos en azúcares sencillos, entre ellos, cajas de bombones, dulces o galletas en forma de corazón o pastelitos con figuritas de cupido, tienen también elevadas cantidades de grasas que les otorgan un sabor extremadamente potente y agradable.
Esta sensación hace que se liberen grandes cantidades de dopamina y se estimule en exceso EL sistema de recompensa, un conjunto de estructuras localizado en el cerebro que servía a nuestros antepasados para motivarles a sobrevivir.
"Recurrir a menudo a esta sobreestimulación a modo de recompensa hace que nuestro cuerpo cada vez necesite más cantidad de estos alimentos para producir la misma cantidad de placer, pudiendo llegar a ser adictivo. En caso contrario, si dejemos de proporcionárselo, podríamos sentir irritación, tristeza o incluso una especie de síndrome de abstinencia", han aseverado los expertos.
Y es que, un bombón, por muy pequeño que sea, ya puede aportar 70 kilocalorías (kcal); una piruleta, 80kcal; una magdalena, 150 kcal; un donut, 220 kcal; unas galletas cubiertas de chocolate, 260 kcal; 8 onzas de chocolate con leche, 280 kcal; un trozo de tarta, cerca de 400kcal; y así, suma y sigue.
"Pero, como siempre, fijarnos tan sólo en el aporte calórico es quedarse muy corto porque no sólo importan las calorías, sino de dónde provienen. Y es que precisamente este tipo de productos trae básicamente cantidades de azúcar, grasas no saludables y harinas refinadas, es decir, calorías vacías que no nos aportan ningún beneficio", ha comentado la experta en nutrición deportiva Mireia Elías.
Por ello, con el objetivo de modificar su valor nutricional convirtiéndolo en uno más saludable y sin dejar de celebrar esta fiesta tan popular, Elías ha aconsejado:
1. Mejor dulces caseros que industriales.
2. Endulzar con frutas, dátiles, orejones, canela o chocolate negro con 70-80 por ciento de cacao mínimo y un contenido bajo en azúcar (5-8g de azúcar por cada 100g).
3. En bizcochos caseros, usar harinas 100% integrales.
4. En confituras y mermeladas, utilizar semillas molidas como espesante en lugar de más azúcar;
5. Para las tartas, sustituir la base de galleta por frutos secos triturados, como avellanas y dátiles;
6. Recurrir a plátano batido con huevos y avena para elaborar tortitas caseras;
7. Como cobertura en tartas se puede utilizar fruta batida, como el mango o fresas, arándanos y moras para darle un color rojizo para el día de San Valentín.
"De esta forma no sólo conseguiríamos reducir considerablemente las calorías, sino, además, estas provendrían de mejores nutrientes convirtiendo nuestro postre en saciante, saludable y sabroso", ha zanjado la nutricionista del IMEO.