MADRID, 28 May. (EDIZIONES
La pandemia ha supuesto para el 99% de la población un antes y un después. Un punto y aparte que nos ha hecho replantearnos muchas cosas, nuestras relaciones personales, nuestro trabajo, nuestro estilo de vida; nuestra vida a nivel general.
Se trata además de una situación de incertidumbre de la que no salimos y no sabemos cuándo vamos a salir, aunque ya hay luz al final del túnel. Queramos o no, esto puede repercutir, y seguramente que lo esté haciendo mucho, en nuestras emociones. ¿Realmente esto nos ha afectado a la comida? Sí y mucho, según reconoce en una entrevista con Infosalus la psicóloga y máster en Psicología general Sanitaria Cristina Andrades.
Precisamente, la también directora del Centro Cristina Andrades de Sevilla, especializado en Psicología, Pedagogía y Nutrición, acaba de publicar 'Cuida de ti' (Vergara) - , un manual con el que nos acerca a los múltiples factores que inciden en nuestra forma de tratarnos y de alimentarnos, y en la relación que establecemos con nuestro cuerpo.
Así, indica que nuestra relación con la comida depende de "múltiples factores", por ejemplo, de cómo tenemos estructurada nuestra rutina diaria, de cómo esté nuestra autoestima, pero "lo más importante", de cómo sea nuestra gestión de las emociones.
"A mi me gusta decir la frase de que 'si la vida se desordena, la comida se desordena', y es que cuando nos encontramos alterados en nuestras emociones, en nuestro día a día, esto lo volcamos en nuestra conducta, por ejemplo a la hora de elegir los alimentos, o en cómo los consumimos. Podemos encontrar un dulce, y puedo disfrutarlo y sentirme bien con lo que como, o bien hacerlo de forma compulsiva y con gran malestar. Es un problema que nos puede afectar, y mucho, a nuestro bienestar psicológico", subraya Andrades.
Con ello, resalta que todos los factores se relacionan con la conducta alimentaria, y "en salud mental todo se relaciona con la autoestima", el cómo nos encontremos en el trabajo, cuál sea nuestro nivel de estrés, o cómo estemos a nivel emocional, "todo influye en mi conducta alimentaria", remarca la psicóloga.
En este sentido, llama la atención sobre el hecho de que las alteraciones en la conducta alimentaria se producen por igual en ambos sexos, si bien reconoce que son las mujeres las que mayoritariamente piden ayuda. "Las mujeres tienden a manifestar sus problemas, a lo que hay que sumarle la presión por un cuerpo ideal de esta sociedad. Por eso las mujeres solemos pedir ayuda antes", apostilla.
NUESTRA RELACIÓN CON LA COMIDA HA EMPEORADO
Respecto a esta pandemia, Cristina Andrades lamenta que nuestra relación con la comida ha empeorado y por muchos motivos: "En primer lugar, porque al tener esa sensación de privación de libertad esto nos hizo tener en casa de todo. No es negativo, pero se encuentran más casos con ello de esa ingesta más impulsiva. También, al estar privados de nuestras relaciones sociales buscamos otras gratificaciones, y ahí está la comida en la despensa, y muy a la mano".
A su juicio, después se encontraría el papel de las emociones en esta pandemia, ya que, según afirma, cuando a nivel psicológico vivimos unas circunstancias que nos hacen daño, y además de forma mantenida en el tiempo, no tenemos tiempo de recuperarnos, vivimos como en una ola de sentimientos que no nos aportan estabilidad, de forma que llevamos un tiempo en una situación que nos ha alterado y mucho a nivel emocional, y así, personas que no comían de forma compulsiva antes de la pandemia ahora sí lo hacen, al mismo tiempo que personas que ya lo hacían, ahora han agravado su situación.
También Andrades recuerda que durante los primeros meses de la cuarentena hubo un 'boom' por hacer deporte y aprovechar el tiempo en casa, con múltiples entrenamientos 'on line', con el objetivo de salir de la cuarentena mejor de lo que se había entrado, lo que hizo también que muchas personas se obsesionaran más con la figura.
QUÉ HACEMOS MAL EN NUESTRA RELACIÓN CON LA COMIDA
Así, la máster en Psicología General Sanitaria subraya que lo peor que hacemos en nuestra relación con la comida son las dietas, ya que siempre intentamos mejorar a través de restricciones, siendo el punto en el que nos perdemos ya que, según justifica, es donde ignoramos sensaciones de hambre y de saciedad, y nos privamos del disfrute de comer.
"Podemos disfrutar de un dulce y es un reforzamiento que podemos emplear a nuestro favor, y no una conducta de la que sentirnos culpables por cosas que pueden ser buenas y positivas y nos refuerzan. A la vez, entramos en el ideal de la delgadez con las restricciones que tiene. Incluso hay personas que paralizan su vida hasta que no entran en ese cuerpo. 'No voy a la playa hasta que no tenga ese cuerpo'. Y esto es lo que más daño hace en nuestra relación con la comida, con nuestro cuerpo y con nosotros mismos", sostiene.
Por eso, Cristina Andrades considera que lo más importante para mejorar nuestra relación con la comida es mirar dentro de nosotros y ver qué es lo que nos está ocurriendo: "Cómo nos encontramos, que me está pasando con la comida, qué emociones se relacionan con ellas, cuándo mantengo una ingesta compulsiva y por qué lo hago". Solo así dice que podremos curar las heridas o calmar ese daño que está ahí, o buscar ayuda profesional, o introducir alimentos prohibidos poco a poco.
"Si prestamos atención en la regulación de nuestras emociones para no desembocar en una ingesta compulsiva, y pedimos ayuda cuando sea necesario mejoraremos nuestra relación con la comida si ésta no es buena. Muchas personas intentan hacerlo sin prestar atención a lo que hay debajo porque estigmatizan a la profesión de Psicología, de forma que nos quedamos en un bucle de sufrimiento", considera la experta.
Debemos pedir ayuda cuando no sepamos cómo salir de ahí, incide, si veo que me pasa algo con la comida, que siento que ya no lo puedo gestionar por mi cuenta. "Lo mejor para nosotros es pedir ayuda y prevenir, que es un paso que cuesta muchísimo", sentencia.