¿Se puede tratar el ojo seco a través de la nutrición?

Archivo - Female eye macro shot
Archivo - Female eye macro shot - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / JANIS LITAVNIEKS
Publicado: lunes, 13 noviembre 2023 18:10

MADRID, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -

Los oftalmólogos reunidos en la presentación del libro 'Nutrición y Oftalmología Culinaria. Enfermedad de Ojo Seco', celebrada en Basque Culinary Center, han señalado que el papel de la nutrición es "clave" en el ojo seco, pues un aporte adecuado de nutrientes podría ayudar a mejorar y prevenir esta enfermedad.

"Con este libro, que cuenta con el apoyo de OmniVision Farma, se pretende favorecer el intercambio de conocimientos que, desde sus respectivas áreas de competencia, desarrollan los oftalmólogos y los expertos en gastronomía, cocina y alimentación, con el objetivo común de aunar experiencias y, con ello, difundir la evidencia científica disponible a través de documentos de utilidad para médicos, chefs, pacientes y población general", ha asegurado el catedrático José Manuel Benítez del Castillo, quien ha admitido que "hay poca base científica en muchas de las dietas popularizadas actualmente".

LOS NUTRIENTES QUE TIENEN 'LA RESPUESTA'

La enfermedad de ojo seco, como ha apuntado el presidente de la SEO, "se enmarca en el actual estilo de vida", caracterizado por el trabajo continuado ante pantallas, el efecto de la calefacción y el aire acondicionado, la polución o la influencia de ciertas medicaciones; pero, además, se ha identificado su relación con la nutrición, considerándose actualmente esta como una variable muy a tener en cuenta, tanto en el plano preventivo como en el terapéutico.

En los últimos años, ha habido un interés creciente en el papel de los nutrientes en la prevención y el tratamiento de la enfermedad de ojo seco, y numerosos estudios 'in vitro' e 'in vivo' han demostrado el efecto beneficioso de ciertos componentes de la dieta sobre la salud del sistema ocular superficial. Como se resalta en esta obra, los cambios producidos en la alimentación en los últimos años han determinado un aumento de la prevalencia de la enfermedad de ojo seco.

Un ejemplo de ello es haber pasado, desde mediados del siglo pasado, de comer alimentos con una relación de ácidos grasos omega-3/omega-6 "muy favorable" para los omega-3 a adoptar patrones de alimentación que incluyen una proporción mucho mayor de omega-6, lo que supone una causa directa de ojo seco.

"Los omega-6 son proinflamatorios y, por lo tanto, favorecen el ojo seco; por el contrario, numerosos ensayos clínicos confirman que los omega-3 son beneficiosos para la superficie ocular", ha resumido el profesor Benítez del Castillo, de manera que "una persona que tome una buena cantidad de omega-3 va a tener menos posibilidad de desarrollar ojo seco".

Distintos estudios revelan que una dieta rica en omega 6 aumenta hasta 2,5 veces el riesgo de sufrir una enfermedad de ojo seco. En cambio, los ácidos grasos omega-3 poseen propiedades antiinflamatorias, anticoagulantes y antihipertensivas. Además, regulan el metabolismo de los lípidos, la glucosa y las funciones del sistema nervioso central. En humanos, los ácidos grasos poliinsaturados han demostrado un efecto protector contra enfermedades crónicas como son las enfermedades cardíacas, el cáncer y los trastornos neurodegenerativos. Igualmente, las vitaminas (A, D y C), y determinadas sustancias como la cúrcuma, también tienen un efecto positivo en la salud ocular.

PAPEL DE LA MICROBIOTA INSTESTINAL

Existen otras evidencias destacables sobre la influencia de la dieta, o la alimentación, en el ojo seco. Así, se ha demostrado una mayor incidencia de esta entidad en las pacientes con anorexia o en carencias de vitamina A, por malabsorción o en casos de cirugía bariátrica. También hay una mayor prevalencia de ojo seco en personas obesas respecto a las más delgadas, o en los casos de intolerancias alimentarias (gluten, lactosa y fructosa), que condicionan estados de inflamación intestinal y, por tanto, alteraciones autoinmunes con afectación ocular, como ojo seco, uveitis o escleritis.

Otra línea de trabajo es el estudio de la influencia de la alimentación en el estado de la microbiota intestinal, evidenciando cómo los cambios o desequilibrios en esta (disbiosis intestinal) se asocian con alteraciones autoinmunes y otras patologías de base inflamatoria. Tal es el caso de pacientes con ojo seco o síndrome de Sjogren, que poseen una flora intestinal sustancialmente diferente a la que tienen las personas que no sufren estas enfermedades.

Esta relación entre la alimentación y el ojo seco se concreta en dos vías. Según la doctora Usune Etxeberria, "por un lado, hay un mecanismo subyacente, que es la inflamación de bajo grado crónica y sistémica, que puede surgir si la alimentación es poco saludable, entre otros factores; por otro, la alimentación poco saludable tiene una gran influencia en el ecosistema interno, la microbiota intestinal".

La evidencia científica ha demostrado que una alteración en esa microbiota intestinal (en su funcionalidad) tiene una importante repercusión en la salud, tanto a nivel intestinal como en todo el organismo. Por eso, para la investigadora del área de Salud de BCC Innovation, "es necesario favorecer una mayor diversidad de esa microbiota intestinal y tratar de mantenerla en equilibrio".

Para ello, y según se recoge en este libro, es recomendable adoptar un patrón de alimentación saludable y, en este sentido, "se debe dar prioridad a los alimentos de origen vegetal", ha afirmado Etxeberria.

Además, tal y como añade, "si se opta por incluir alimentos de origen animal, estos deben ser de calidad". "Por ejemplo, los huevos tienen una densidad nutricional muy buena, podemos consumir pescados --priorizando el pescado azul de pequeño tamaño-- y determinadas carnes". "El primer paso debe ser acercarnos al mercado y que nuestra cesta de la compra esté provista de alimentos que sean materia prima (que podemos encontrar en la naturaleza), alimentos frescos locales y de temporada", ha expresado.

En resumen, se aconseja huir de productos ultraprocesados, que tienen grandes cantidades de azúcares añadidos. Por el contrario, se propone basar la alimentación en cereales, en verduras, frutas y hortalizas, y en carne no ultraprocesada.