MADRID, 15 Feb. (EDIZIONES) -
Está más que comprobado que cuanto mejor comemos, si nuestra dieta es saludable, mejor nos va. Nos encontramos mejor, estamos más sanos, afrontamos con más energía el día, estamos más fuertes frente a las infecciones, o por ejemplo, rendimos más en el trabajo. Pero, ¿podemos ser más felices también si ingerimos determinados alimentos?
Intentamos resolver esta cuestión en una entrevista con el dietista-nutricionista y doctor en Ciencia de los Alimentos, Ramón de Cangas, también biólogo sanitario y doctor en Biología Funcional y Molecular, quien acaba de publicar '¡Come y sé feliz! Nutrición y salud mental' (Oberon).
Nos explica en primer lugar que la nutrición es fundamental en el desarrollo, mantenimiento y funcionamiento del cerebro: "Hay diversos nutrientes (como los ácidos grasos omega 3 de cadena larga, o la vitamina D, por ejemplo) que son muy importantes para el cerebro, así como otras sustancias no nutrientes presentes en los alimentos".
De cara a nuestra salud mental, según incide, la forma de comer es determinante para prevenir patologías, pero también es importante como coadyuvante de tratamientos, una vez que estas enfermedades están instauradas.
¿Podemos ser más felices si comemos determinados alimentos? Sostiene así este experto que "no podemos hablar de alimentos mágicos o de súper alimentos con efectos decisivos por sí solos en nuestra salud mental y en nuestro estado de ánimo"; si bien afirma que "sí que es verdad, y la evidencia científica lo apoya, que la forma de comer en su conjunto (el patrón dietético en general), sí puede influir en nuestro estado de ánimo".
Señala De Cangas que lo hace de forma directa a través de los efectos de los componentes de las matrices alimentarias en el cerebro, pero también de forma indirecta a nivel del sistema inmune, del tejido muscular, del intestino, o por ejemplo de la microbiota intestinal. "No se puede olvidar la importancia de la microbiota intestinal en este contexto - según advierte -- puesto que hay un eje cerebro-intestino que es bidireccional, y en el que participa, y en el que además tiene una función importante la microbiota intestinal".
Así, subraya este dietista-nutricionista que podría hablarse de 'psiquiatría nutricional', como una rama de la psiquiatría en la cual se utiliza a la nutrición como coadyuvante del tratamiento: "Con dietas, probióticos, prebióticos, o con productos dietéticos. De hecho, el término 'psiquiatría nutricional' aparece con cada vez más frecuencia en las publicaciones científicas".
QUÉ DEBEMOS COMER Y QUÉ NO EN ESTE SENTIDO
En consecuencia, le preguntamos a este doctor en Ciencias de los Alimentos sobre qué es lo idóneo a la hora de comer, qué nos conviene y qué no, y subraya que, aunque "cada persona es un mundo", en general sí están diseñados una serie de patrones dietéticos que son ricos en alimentos reales, con abundancia de alimentos vegetales, y en los que se debe minimizar la ingesta de ultraprocesados. Y cita, por supuesto, a la dieta mediterránea, que es patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO desde el 2010.
PROBLEMAS DE SALUD POR NUESTRA FORMA DE COMER
En los últimos decenios ha habido grandes cambios en nuestra forma de comer para los cuales no está adaptado ni nuestro organismo, ni nuestra microbiota intestinal. Esto, tal y como avisa Ramón de Cangas, puede originar diferentes problemas en nuestra salud. "Se han incrementado de forma importante los problemas relacionados con la salud mental, como es el caso de la depresión o de la ansiedad, pero también las reacciones adversas a los alimentos se han incrementado de forma significativa", aclara.
En este sentido, señala que la Academia Europea de Alergología e Inmunología estima que a nivel mundial existe una prevalencia de intolerancias y de alergias alimentarias en adultos superior al 30 % de la población, y en la región mediterránea, entre un 10-15 %.
"La ansiedad y la depresión y ciertas afecciones gastrointestinales, como es el caso del síndrome del intestino irritable, son condiciones altamente prevalentes, cuya concurrencia se estima entre un 44 y un 84%. Y, curiosamente, se han identificado alteraciones de la microbiota intestinal compartida en estos trastornos", agrega.
Por eso, Ramón de Cangas defiende en su nuevo libro que la forma de comer es "determinante" en trastornos relacionados con la salud mental, como es el caso de la depresión o la ansiedad: "Se puede actuar en diferentes ejes corporales mediante distintos mecanismos de acción, ayudando a solucionar el problema. La psiquiatría nutricional es una rama cada vez más en boga y un término cada vez más utilizado en artículos científicos. La evidencia científica es clara y nos va indicando cómo debemos comer para prevenir y tratar este tipo de patologías".