MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los nutrientes disponibles en el marisco podrían disminuir un 30% en los países de renta baja a finales de siglo debido al cambio climático, según sugiere una nueva investigación de la Universidad de la Columbia Británica (UBC), en Canadá.
Según el estudio publicado en la revista 'Nature Climate Change', esto ocurriría en un escenario de altas emisiones de carbono y baja mitigación. Podría reducirse a una disminución de aproximadamente el 10% si el mundo cumpliera con los objetivos del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 a 2 grados centígrados, que informes recientes han demostrado que no estamos en camino de lograr.
"Los países de renta baja y el sur global, donde el marisco es fundamental en la dieta y tiene el potencial de ayudar a combatir la malnutrición, son los más afectados por los efectos del cambio climático --afirma el doctor William Cheung, primer autor y profesor y director del Instituto de los Océanos y la Pesca (IOF) de la UBC--. Para muchos, el marisco es una fuente insustituible y asequible de nutrientes".
Los investigadores examinaron las bases de datos históricas de la pesca y la maricultura, incluidos los datos de Sea Around Us de la UBC, para averiguar las cantidades de nutrientes clave que estaban disponibles a través de la pesca y la maricultura en el pasado, y utilizaron modelos climáticos predictivos para proyectarlos en el futuro.
Se centraron en cuatro nutrientes abundantes en el marisco e importantes para la salud humana: calcio, hierro, proteínas y ácidos grasos omega-3, este último difícilmente disponible en otras fuentes alimentarias.
Descubrieron que la disponibilidad de estos nutrientes alcanzó su punto máximo en la década de 1990 y se estancó hasta la de 2010, a pesar de los aumentos proporcionados por la cría de marisco y por la pesca de invertebrados como gambas y ostras.
De cara al futuro, se prevé que disminuya la disponibilidad de los cuatro nutrientes procedentes de las capturas, siendo el calcio el más afectado, con un descenso previsto de entre el 15% y el 40% para 2100 en un escenario de emisiones bajas y altas, respectivamente.
El omega-3 experimentaría un descenso aproximado del 5% al 25%. Estos descensos se deben en gran medida a la disminución de la cantidad de peces pelágicos disponibles para la captura.
"Los peces pelágicos pequeños son muy ricos en calcio, por lo que en las zonas del mundo donde la gente tiene intolerancia a la leche o donde otros alimentos de origen animal, como la carne y los productos lácteos, son mucho más caros, el pescado es realmente clave para la dieta de las personas", explica la autora principal, la doctora Christina Hicks, profesora de la Universidad de Lancaster.
"En muchas partes del mundo, sobre todo en los países de bajos ingresos de los trópicos, el pescado aporta nutrientes que faltan en la dieta de la gente", añade.
Aunque la cría de marisco aportará más nutrientes en el futuro en comparación con los niveles actuales, los investigadores prevén que estos aumentos no podrán compensar la pérdida de la pesca. En un escenario de emisiones elevadas, cualquier aumento de la disponibilidad de nutrientes procedente de la acuicultura antes de 2050 se perdería en 2100.
"La razón principal es el cambio climático, que también supone una amenaza importante para la cría de marisco y nos deja con un déficit nutricional cada vez mayor --afirma Muhammed Oyinlola, coautor del estudio y becario postdoctoral del departamento de Zoología de la UBC y del Institut national de la Recherche Scientifique--. La cría de marisco por sí sola no puede ofrecer una solución integral a este complejo problema".
Según las proyecciones, la disponibilidad de los cuatro nutrientes en aguas tropicales de países con ingresos generalmente bajos, como Indonesia, las Islas Salomón y Sierra Leona, disminuirá drásticamente a finales de siglo en un escenario de emisiones elevadas, en comparación con un descenso mínimo en aguas no tropicales con ingresos más elevados, como las de Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido.
A escala mundial, los investigadores prevén que la disponibilidad de nutrientes procedentes del mar disminuirá entre un cuatro y un siete por ciento por cada grado centígrado de calentamiento. En el caso de los países tropicales con menores ingresos, como Nigeria, Sierra Leona y las Islas Salomón, el descenso previsto era dos o tres veces superior a la media mundial, con casi un 10-12% por unidad de calentamiento.
"Esta investigación pone de relieve el impacto de cada grado de calentamiento --afirma el doctor Cheung--. Cuanto más podamos reducir el calentamiento, menores serán los riesgos para la vida marina y humana".
Ciertos tipos de pescado, como las anchoas y el arenque, están repletos de nutrientes, pero suelen utilizarse para harina y aceite de pescado porque estos nutrientes también favorecen el crecimiento de los peces. Del mismo modo, muchos países sólo conservan determinadas partes del pescado para su venta.
Los investigadores destacaron las posibles adaptaciones para aumentar la disponibilidad de nutrientes de los mariscos, conservando más de estos nutritivos pescados para el consumo humano local, así como para reducir el desperdicio de alimentos en la producción pesquera y el consumo mediante el uso de todas las partes de un pescado, incluyendo la cabeza y las aletas.
"El futuro desarrollo del suministro de marisco debe tener en cuenta la seguridad nutricional de los grupos vulnerables, no sólo el beneficio económico --afirma Cheung--, pero la eficacia de estas intervenciones tiene un límite, por lo que es importante limitar al máximo el calentamiento global".