Los mayores, factor fundamental para preservar la dieta mediterránea

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Actualizado: jueves, 26 julio 2018 14:38

MADRID, 26 Jul. (EUROPA PRESS) -

La dieta mediterránea, reconocida y valorada ya de forma internacional como completa, variada, equilibrada y óptima, está en riesgo constante bajo la amenaza del fast food. Sin embargo, tiene unos valedores que siguen su tradición: los abuelos, de los que este 26 de julio se celebra su día. Los mayores son quienes recogen esta valiosa herencia cultural con recetas, tradiciones, costumbres y formas de ver la vida.

Elaboración de guisos, productos frescos del mercado y largas sobremesas familiares, son tres aspectos que definen la tradición milenaria de los países mediterráneos (España, Grecia, Italia y Marruecos), algo que la UNESCO declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2013: la Dieta Mediterránea.

La Fundación Dieta Mediterránea incluye el consumo moderado de bebidas fermentadas dentro de las recomendaciones en la Pirámide de la Dieta Mediterránea y afirma que "siempre que las creencias religiosas y sociales lo permitan, se recomienda un consumo moderado de vino u otras bebidas fermentadas (como referencia, una copa al día para las mujeres y dos para los hombres).

¿Y SI ESTUVIÉRAMOS ABANDONANDO ESTA RICA HERENCIA?

El último y reciente Informe del Consumo Alimentario en España 2017, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, advierte una tendencia creciente a decantarnos por soluciones fáciles, en detrimento de productos como pescados, hortalizas, frutas frescas o el mismo aceite de oliva.

Sin embargo, esto no ocurre entre nuestros mayores, ya que el mismo informe recoge que los hogares integrados por personas de más de 65 años registran el mayor consumo de productos frescos y de la Dieta Mediterránea, superior al de la media del resto de los hogares españoles.

"Los adultos mayores son más afines a los productos tradicionales y en sus hábitos alimenticios incluyen aquellos productos que les ayudan a cuidar la salud y a mantener una Dieta Mediterránea", señala el documento.

La evidencia científica avala lo anterior y es que, según el estudio PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea) sobre el efecto de la Dieta Mediterránea y el consumo moderado de bebidas fermentadas (cerveza, sidra y vino) en la salud cardiovascular, el primer escalón en el tratamiento de enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares, es tener una alimentación sana y la práctica de ejercicio físico.

"Estamos perdiendo la Dieta Mediterránea y no somos conscientes de ello", advierte el doctor Ramón Estruch, Consultor Senior del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona y líder del citado estudio. "El estudio PREDIMED demuestra con el mayor grado de evidencia científica que el retorno al patrón alimentario que seguían nuestros abuelos, la Dieta Mediterránea tradicional, reduce en un 30% el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, un accidente vascular cerebral o una muerte súbita en las personas con alto riesgo vascular", explica.

La Dieta Mediterránea se caracteriza por la abundancia de alimentos de origen vegetal (como verduras, hortalizas, legumbres, frutas o frutos secos); el empleo de aceite de oliva como fuente principal de grasa; un consumo moderado de pescado, marisco, aves de corral, huevos; el consumo de pequeñas cantidades de carnes rojas; y el consumo moderado de bebidas fermentadas, como la cerveza.

Al respecto, el doctor Ramón Estruch, señala que "la cerveza es una bebida fermentada, de baja graduación, elaborada a partir de ingredientes naturales que contiene vitaminas y minerales, además de ser fuente de compuestos bioactivos como los polifenoles. El consumo de alimentos ricos en este tipo de compuestos podría ayudar a disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Así, el consumo moderado de bebidas fermentadas podría ser una opción para acompañar a las comidas en el marco de una Dieta Mediterránea, siempre que se realice por adultos sanos" ha afirmado el doctor Estruch.
Los mediterráneos no nos sentamos a la mesa solo para comer, sino que lo hacemos para disfrutar juntos, en compañía de nuestros amigos y familia y, por supuesto, de nuestros abuelos. Ellos nos transmiten esta herencia milenaria que debemos seguir transmitiendo a las generaciones futuras.