MADRID, 29 Dic. (INFOSALUS) -
Obligar a los niños a tomar leche es una lucha diaria para muchos padres, conscientes de que su consumo presenta muchos beneficios - aunque el más destacado es su aporte de calcio, indispensable en los huesos-. Sin embargo, es importante recordar que existen niños que son intolerantes a la lactosa y que no pueden tomar lácteos.
El pediatra David Shafran de la Clínica Cleveland en EEUU apunta desde la web de la institución médica dirigida a la población cinco cosas que los padres deberían saber sobre la leche, el calcio y cómo ayudar a los niños a desarrollar huesos sanos.
1. Todos los niños necesitan calcio
"El calcio es extremadamente importante para el crecimiento óseo, en especial cuando los niños están creciendo de forma rápida, entre los 9 y los 18 años", señala Shafran. "En la veintena alcanzarán el punto álgido de formación de masa ósea. Cuanto más fuertes sean sus huesos entonces menos riesgo tendrán de desarrollar osteoporosis más tarde".
Según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, los niños deben tomar las siguientes cantidades diarias según su edad: menos de 6 meses, 200 mg; de 6 y 12 meses, 260 mg; de 1 a 3 años, 700 mg; de 4 a 8 años, 1.000 mg; y de 9 a 18 años, 1.300 mg.
El calcio es una necesidad también para los adultos que deben tomar entre 1.000 y 1.200 mg diarios, pero sólo para recuperar los huesos que de forma natural se destruyen a lo largo de la vida. Después de la pubertad, sólo se puede mantener la fuerza ósea, no se puede aumentar la masa, con independencia de la cantidad de calcio que se tome.
2. La leche y otros productos lácteos son las mejores fuentes
"Leche, yogur, queso y otros productos lácteos son la mejor y más fácil forma de consumir calcio", señala el doctor Shafran. Una taza de leche de unos 235 ml tiene alrededor de 300 mg de calcio. Por ello, tres tazas de leche al día pueden cumplir con los estándares diarios recomendados para preadolescentes y adolescentes. "Incluso el batido de chocolate o el helado cuentan", apunta el pediatra.
3. El calcio también puede proceder de otras fuentes alimentarias
Las leches libres de lactosa, incluida la leche de soja y la leche de arroz, son buenas fuentes de calcio para los niños que son intolerantes a la lactosa. Algunos vegetales de hoja verde también contienen calcio, así como los zumos de naranja suplementados con calcio, que son tan útiles para formar hueso como la leche.
A continuación se expone una lista de las cantidades de calcio presentes en algunos alimentos comunes: yogur desnatado natural (235 ml, 415 mg); queso mozzarella (42 gr, 333 mg); yogur de fruta desnatado (235 ml, 313-384 mg); leche desnatada (235 ml, 299 mg); leche de soja suplementada con calcio (235 ml, 299 mg); leche entera (235 ml, 276 mg); zumo de naranja suplementado con calcio (175 ml, 261 mg); salmón (85 gr, 181 mg); brócoli (media taza, 21 mg); pan blanco (1 rebanada, 73 mg); helado de vainilla (media taza, 84 mg); col rizada (una taza, 94-100 mg).
4. Los suplementos de calcio no suelen ser necesarios
"Es muy raro que recomiende dar suplementos de calcio a un niño porque muchos alimentos están suplementados con calcio, es difícil no tomarlo", señala Shafran. Lo mismo sucede con la vitamina D que ayuda al organismo a absorber el calcio. Muchos adultos toman suplementos de vitamina D, los niños suelen tomar lo suficiente a través de los alimentos suplementados o tomando entre cinco y diez minutos de sol cada día.
5. Los ejercicios de fuerza también son importantes
"No crean que la dieta es el único factor en el desarrollo óseo y el desarrollo. La actividad física, en particular el ejercicio que pone su acento en músculos y huesos, es igual de importante", señala el pediatra. Los ejercicios de fuerza incluyen: levantamiento de pesas, caminar, correr, saltar, escalar y bailar.
Según los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, los niños y adolescentes deberían practicar al menos 60 minutos de actividad física cada día y realizar ejercicios de fuerza al menos tres veces por semana.
Por ello, los especialistas de la Clínica Cleveland concluyen que si a sus hijos no les gusta la leche no hay que preocuparse ya que siguen obteniendo calcio de otras fuentes y fortalecen sus huesos con el ejercicio de fuerza. Para los facultativos americanos, ayudar a los niños o adolescentes a adquirir hábitos óseos saludables en el presente puede suponer que tengan huesos fuertes en el futuro.