¿Qué es el fallo de medro y cómo afecta al desarrollo del niño?

Archivo - Niño pequeño comiendo arroz.
Archivo - Niño pequeño comiendo arroz. - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / SLAVADUMCHEV.RU
Publicado: lunes, 22 marzo 2021 14:31


MADRID, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -

El especialista en Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, el doctor Ignacio Ros, miembro de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (SEGHNP) ha destacado que la intervención nutricional precoz e individualizada es "fundamental" en niños con fallo de medro, una incapacidad cuya consecuencia principal es la desnutrición, que a su vez afecta al desarrollo físico, intelectual y psicológico del paciente.

Se conoce como fallo de medro a la incapacidad para sostener una velocidad de crecimiento normal, tanto en peso como en talla, en niños menores de 3 años, etapa en que normalmente el crecimiento es muy rápido. Entre sus causas principales se encuentra un aumento en las necesidades energéticas del niño causadas por una enfermedad, como insuficiencia respiratoria, cardiopatías o infecciones, entre otras.

A nivel mundial, el 40 por ciento de los niños menores de 5 años presenta esta alteración en el crecimiento, según datos de UNICEF. "El fallo de medro puede deberse a causas muy diversas, como un aumento del gasto calórico motivado por una enfermedad orgánica o un aumento de pérdidas provocado por diarreas y vómitos, así como una ingesta inadecuada que se encuadra generalmente dentro de un trastorno conductual alimentario", ha indicando el experto durante las II Jornadas de Actualización en Nutrición Pediátrica, organizadas por Danone Specialized Nutrition.

Como consecuencia surge la desnutrición, considerada como la expresión clínica de un fallo del crecimiento mantenido que se traduce en la alteración del tamaño y composición corporales. Además, la desnutrición relacionada con la enfermedad puede afectar negativamente en la recuperación del niño y también causar alteraciones en la funcionalidad de órganos y tejidos.

"En el caso de las causas orgánicas o de aporte insuficiente, un fallo de medro mantenido con un enfoque inadecuado va a impedir que el desarrollo físico, intelectual y psicológico del niño alcance todo su potencial, lo que va a repercutir de manera permanente en el adulto", explica el doctor Ros.

Por otro lado, "los niños con fallo de medro con causas no orgánicas tienen un alto riesgo de desarrollar en un futuro problemas de conducta alimentaria, muchas veces secundarios a un inadecuado manejo de la alimentación, por lo que resulta fundamental un enfoque preventivo de las mismas", comenta el doctor Ros.

ABORDAJE NUTRICIONAL

Así, respecto al abordaje nutricional, el doctor Ros explica que "inicialmente, siempre se deben buscar causas médicas potencialmente tratables que justifiquen el fallo de medro y establecer la terapia adecuada". Además, tal y como explica, el tratamiento nutricional siempre debe ser individualizado. "El primer objetivo del tratamiento va a ser conseguir un aporte nutricional suficiente, no solo de energía sino también de todos los nutrientes, para llegar a una alimentación variada y calóricamente suficiente", explica el experto.

En los casos en los que el problema es conductual, "el objetivo nutricional será establecer una alimentación autónoma, responsable y respetando el hambre y la saciedad del niño. Esta será una parte fundamental del tratamiento", aclara el doctor Ros.

Además, el experto insiste en que "en los casos que pese a las modificaciones dietéticas oportunas no se consigue un aporte calórico suficiente con la alimentación, se deben emplear fórmulas infantiles específicas, que presenten una alta densidad calórica, nutricionalmente completas y adaptadas a la edad pediátrica", comenta. "Este soporte nutricional nos va a permitir dar a los niños un alto número de calorías con poca ingesta, asegurando además el aporte vitamínico y de micronutrientes", añade.

Por último, "la prevención y el diagnóstico del fallo de medro se establecen mediante revisiones periódicas pediátricas con una adecuada valoración del estado nutricional de manera evolutiva, inicialmente del peso, la talla y del perímetro cefálico y, si son necesarias, incluyendo exploraciones más complejas", concluye el doctor Ros.