MADRID 12 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los edulcorantes aportan un sabor agradable a alimentos y bebidas, con menos o ningún contenido calórico, pero además pueden ayudar en el control de calorías, y, por tanto, "juegan un papel positivo" en la diabetes y el sobrepeso, según el presidente de la Academia Española de Nutrición y Ciencias de la Alimentación, el doctor Lluis Serra-Majem.
"Junto a su probada seguridad, la evidencia científica ha determinado como incuestionable la importancia de los edulcorantes bajos o sin calorías en la dieta diabética, al ofrecer el placer de lo dulce sin sus aspectos negativos y sin impacto en la insulina y glucemia", señala en un reciente artículo publicado en el Newsletter sobre nutrición y actividad física de Coca-Cola.
En su opinión, "los efectos potenciales de productos con edulcorantes bajos o sin calorías deben considerarse en el contexto de una dieta global y el comportamiento en relación a los alimentos. Existen pocos ejemplos de productos alimenticios que puedan ser reemplazados por otro muy similar pero sin calorías o sin un nutriente específico (grasas, azúcares, alcohol, etc.)".
El primer edulcorante bajo o sin calorías de uso común fue la sacarina, descubierta en Estados Unidos en 1879 y comercializada poco después de su descubrimiento. Su uso se generalizó durante la I Guerra Mundial principalmente debido a la escasez de azúcar. Durante el siglo pasado se descubrieron más edulcorantes bajos o sin calorías que se utilizan y disfrutan con seguridad por los consumidores de todo el mundo.
Actualmente, en la Unión Europea hay 10 edulcorantes bajos o sin calorías aprobados para uso alimentario: acesulfamo-K (E-950), aspartamo (E-951), ciclamato (E-952), sacarina (E-954), sucralosa (E-955), taumatina (E-957), neohesperidina DC (E-959), stevia (E-960), neotamo (E-961) y sal de aspartamo-acesulfamo (E-962).
Según explica el presidente de la Asociación Internacional de Edulcorantes (ISA), Hugues Pitre, "estos edulcorantes pueden utilizarse en solitario o en combinación. La mezcla de más de un edulcorante no plantea riesgos y permite a los fabricantes de bebidas y alimentos combinar los distintos sabores, características y ventajas de cada uno de ellos, desarrollando así productos que cumplan con las diferentes necesidades y demandas de sabor y calorías de los consumidores".
Cada edulcorante bajo y sin calorías se somete a rigurosas pruebas científicas antes de permitirse su disponibilidad en el mercado para su consumo y se le asigna una cantidad de Ingesta Diaria Admisible (IDA) que establece los niveles que pueden utilizarse en alimentos y bebidas.
En todo el mundo, la responsabilidad de autorización del uso de los edulcorantes bajos o sin calorías recae en el Comité Científico Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JEFCA), gestionado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según Pitres, "la evidencia científica constata que los edulcorantes bajos o sin calorías autorizados no plantean riesgos para la salud de los consumidores dentro de los niveles IDA establecidos", no obstante, recuerda, "la Comisión Europea ha encargado a la EFSA que revise todos los aditivos alimentarios, incluidos los edulcorantes, antes de 2020".