2.700 embarazadas participan en el estudio de ISGlobal
BARCELONA, 3 Dic. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres embarazadas que siguen una dieta mediterránea tienen un 32% menos de riesgo de que sus hijos e hijas tengan una trayectoria de crecimiento acelerado, caracterizado por un peso elevado al nacer y un incremento rápido de peso en la infancia, y esto podría determinar un mayor riesgo de obesidad en el futuro.
Se trata de la principal conclusión de un estudio coordinado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), impulsado por la Fundación Bancaria La Caixa, que se ha hecho público este lunes tras publicarse en la revista 'The Journal of Pediatrics'.
La investigadora de ISGlobal y primera autora de la publicación, Sílvia Fernández, afirma que "las madres con menor adherencia a la dieta mediterránea eran más jóvenes, consumían más calorías, tenían más probabilidades de ser fumadoras y un nivel socioeducativo más bajo", en comparación con las mujeres que sí seguían esta dieta.
Estos resultados apoyan la hipótesis de que una "dieta saludable durante el embarazo puede tener un papel beneficioso para el desarrollo de los niños y niñas ", concluye la investigadora de ISGlobal y del CIBEROBN que ha coordinado el estudio, Dora Romaguera.
En cuanto a los mecanismos que explican esta relación, la investigadora apunta a posibles "modificaciones epigenéticas que regulan la programación cardiometabólica fetal, o al efecto de los hábitos dietéticos compartidos entre madres e hijos, aunque esto debe ser estudiado en investigaciones futuras".
La dieta mediterránea es un patrón de alimentación saludable que se caracteriza por un alto contenido de frutas, verduras, aceite de oliva, legumbres y nueces.
Este patrón dietético se ha asociado con un menor riesgo de obesidad y riesgo cardiometabólico en personas adultas, mientras que en niños y niñas los estudios son escasos.
RELACIÓN ENTRE DIETA Y GESTACIÓN
La investigación se planteó como objetivo evaluar la relación entre el seguimiento de la dieta mediterránea durante el embarazo y las trayectorias de crecimiento y el riesgo cardiometabólico durante la primera infancia.
El estudio se realizó a partir de más de 2.700 embarazadas de Asturias, Guipúzcoa, Sabadell y Valencia, que forman parte del Proyecto INMA-Infancia y Medio Ambiente.
2.700 EMBARAZADAS
Las mujeres rellenaron un cuestionario sobre consumo alimentario en el primer y tercer trimestre de embarazo y se realizó un seguimiento a sus bebés a través de los parámetros de dieta, peso y altura desde el nacimiento a los cuatro años.
El estudio no halló asociación entre seguir una dieta mediterránea durante el embarazo y una reducción del riesgo cardiometabólico en la infancia, es decir, sobre la presión arterial o el colesterol.
Para Fernández, una de las explicaciones puede ser que "los efectos de las exposiciones prenatales en el riesgo cardiometabólico no aparezcan hasta más tarde en la infancia".