MADRID, 11 Ene. (EUROPA PRESS) -
Cada vez son más las personas que se unen a la vida saludable practicando algún deporte e incluyéndolo como una rutina más en su día. Pero para hacerlo no solo basta con tener los conocimientos sobre la práctica elegida o la ropa correspondiente, el deporte debe ir acompañado de una alimentación adecuada.
Esto se debe a que es necesario alcanzar el estado nutricional óptimo para que el cuerpo humano tenga la energía suficiente para realizar ejercicio, por lo que todo deportista debe informarse sobre qué incluir en su dieta.
La Guía de la Alimentación Saludable, publicada por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, destaca entre los alimentos más recomendados la leche y los productos lácteos como importantes fuentes de proteínas de elevada calidad, lactosa y vitaminas (A, B2, B12 y D) y excelente fuentes de calcio. Los macro y micronutrientes de la leche y sus derivados convierten a estos productos en necesarios en todas las etapas de la vida y altamente recomendados para personas que realizan actividad física de forma regular.
"Dependiendo de la actividad física realizada, su intensidad y su frecuencia, el consumo de lácteos debe ir siempre integrado en una dieta saludable y adecuada a cada deportista para así conseguir una alimentación equilibrada y saludable", ha recordado el director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL), Luis Calabozo.
El Libro Blanco de los Lácteos apoya esta idea e incluye numerosos estudios que manifiestan los beneficios de los lácteos, ya que cubren las necesidades de hidratación, energéticas y nutricionales de los deportistas. Los principales beneficios son:
* Mayor rehidratación: los electrolitos, nutrientes que se encuentran en la leche, son partículas minerales que ayudan al cuerpo a mantener un grado de hidratación correcto, algo imprescindible por la pérdida de fluidos al realizar deporte. La leche, además, facilita el vaciado gástrico más lento que otras bebidas, lo que permite la conservación de líquidos durante un periodo más prolongado en el organismo.
* Mejor recuperación física: la actividad deportiva provoca un descenso de los niveles de glucógeno y polisacárido, que se combate con la ingesta de hidratos de carbono. Estos aportan energía y mantienen un nivel de insulina mayor que otros tipos de azúcares, favoreciento la recuperación física tras el ejercicio.
* Aumento de la resistencia física: A través del torrente sanguíneo promueven una mayor captación de azúcares y, por tanto, una mayor recuperación del glucógeno. Además, la presencia de grasas en los lácteos aumentan los niveles de ácidos grasos circulantes en la sangre, aumentando la resistencia física.
* Regeneración y aumento de la masa muscular: Además de hidratos, los lácteos aportan proteínas que favorecen la regeneración de la masa muscular y la formación de articulaciones. Así, al consumir lácteos durante y después de hacer deporte, se evitan las roturas de fibras musculares y se reducen las posibilidades de sufrir lesiones musculares. Además, las proteínas son fundamentales para el aumento de masa muscular, uno de los principales objetivos para realizar deporte, además del disfrute y la prédida de grasa.
* Mayor absorción de minerales y vitaminas: El calcio incluído en los lácteos ayuda al buen mantenimiento de huesos y dientes. Las vitaminas B12 y D contribuyen a la formación de glóbulos rojos, mejorando el transporte de oxígeno la primera, y permitiendo la absorción de calcio y fósforo la segunda.