MADRID, 29 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un grupo de investigadores de la Universidad de Colonia (Alemania)ha desarrollado un enfoque totalmente novedoso para tratar los trastornos alimentarios.
En su trabajo, publicado en la revista científica 'Nature Metabolism', han demostrado que un grupo de células nerviosas del hipotálamo (las llamadas AgRP, neuronas del péptido relacionado con el agutí) controlan la liberación de lisofosfolípidos endógenos, que a su vez controlan la excitabilidad de las células nerviosas de la corteza cerebral, lo que estimula la ingesta de alimentos.
En este proceso, el paso crucial de la vía de señalización está controlado por la enzima autotaxina, responsable de la producción de ácido lisofosfatídico (LPA) en el cerebro como modulador de la actividad de la red.
Así, la administración de inhibidores de la autotaxina puede reducir significativamente tanto la ingesta excesiva de alimentos tras el ayuno como la obesidad en modelos animales.
Los trastornos alimentarios y, en especial, la obesidad, son una de las causas más comunes de diversas enfermedades en las sociedades industrializadas de todo el mundo, sobre todo de enfermedades cardiovasculares con discapacidades permanentes o desenlaces mortales, como infartos de miocardio, diabetes o accidentes cerebrovasculares.
El equipo de investigación descubrió una mayor tasa de obesidad y la consiguiente diabetes de tipo II en personas con una señalización sináptica de LPA alterada. Han demostrado que el control de la excitabilidad de las neuronas de la corteza cerebral por el LPA desempeña un papel esencial en el control del comportamiento alimentario: las neuronas AgRP regulan la cantidad de lisofosfatidilcolina (LPC) en la sangre.
A través del transporte activo, la LPC llega al cerebro, donde es convertida por la enzima autotaxina (ATX) en LPA, que se activa en la sinapsis. Las señales sinápticas de LPA estimulan redes específicas en el cerebro, lo que conduce a un aumento de la ingesta de alimentos.
En el modelo de ratón, tras un periodo de ayuno, un aumento del LPC en la sangre condujo a un aumento del LPA estimulante en el cerebro. Estos ratones mostraron un comportamiento típico de búsqueda de comida. Ambas cosas pudieron normalizarse mediante la administración de inhibidores de la autotaxina. Los ratones obesos, en cambio, perdían peso cuando se les administraban continuamente estos inhibidores.
"Observamos una reducción significativa de la ingesta excesiva de alimentos y la obesidad mediante la mutación genética y la inhibición farmacológica de la ATX. Por tanto, nuestros hallazgos fundamentales sobre la excitabilidad del cerebro controlada por el LPA, en los que hemos trabajado durante años, también desempeñan un papel central en el comportamiento alimentario", ha comentado uno de los líderes de la investigación, Johannes Vogt.