MADRID, 25 Dic. (EUROPA PRESS) -
El gluten es una proteína vegetal que se encuentra en cereales como el trigo, la cebada, el centeno, el triticale, o la espelta, por ejemplo. Aporta poco valor nutricional ya que no posee todos los aminoácidos esenciales, por lo que no conlleva deficiencias nutricionales al eliminarlo de la dieta.
La ventaja que posee es que confiere mayor palatabilidad a los productos con él confeccionados: da volumen y esponjosidad a las masas panarias, elasticidad, o cuerpo, por ejemplo, lo que hace que sea muy utilizado en la industria alimentaria, según explica la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE).
Pero el gluten no siempre es tolerado por las personas. Hay personas que son celíacas, otras sensibles al gluten pero no celíacas, además de otras que son alérgicas al gluten. En una entrevista con Infosalus, el especialista en enfermedades del aparato digestivo y patología nutricional, el doctor Ramón Tormo Carnicé, diferencia tres situaciones frente a la tolerancia al gluten:
- Celiaquía: Se trata de una intolerancia permanente al gluten, de tipo autoinmune, que se desencadena por la ingesta de gluten sólo en aquellas personas que están predispuestas genéticamente. La ingesta de gluten desencadena una serie de procesos que conducen a la destrucción de los enterocitos de las vellosidades intestinales, que son reemplazados por otros inmaduros, incapaces de una digestión y absorción correcta de determinados nutrientes. Puede aparecer en cualquier momento de la vida, en personas genéticamente predispuestas, y se trata de una condición para toda la vida.
Según datos de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), en el país hay cerca de 450.000 personas diagnosticadas de celiaquía. "La ingestión de gluten en una persona celiaca sin diagnosticar acaba ocasionando la atrofia de las vellosidades del intestino delgado, no absorbiéndose correctamente los nutrientes, y generándose carencias nutricionales que pueden derivar en enfermedades graves e irreversibles. Una vez diagnosticada la enfermedad celiaca, y realizando una dieta sin gluten durante toda la vida, los síntomas revierten. Por tanto, es muy importante diagnosticarla a tiempo", defienden.
- Intolerancia o sensibilidad al gluten no celíaca: Se trata de personas que, tras ingerir el gluten/trigo, se sienten peor, con molestias, gases, dolor de vientre, por ejemplo, pero que no presentan esas características bioquímicas necesarias para diagnosticar la celiaquía. En caso de realizar una biopsia se constataría que no presentan una atrofia de las vellosidades intestinales, como sí ocurre con los celíacos.
El doctor Tormo advierte en este sentido de que se ha visto que las dietas sin gluten a largo plazo, en contraposición a lo que se creía hasta hace poco, pueden ocasionar consecuencias indeseables, por lo que a su juicio han de procurar tomar gluten, aunque sea de forma paulatina. "La falta de gluten en una dieta puede condicionar un acúmulo de grasa en el hígado, una rigidez vascular, así como niveles de arsénico elevados", advierte.
- Alergia al gluten: En la alergia al gluten habrá unos marcadores positivos, cosa que no la hay en la sensibilidad al gluten no celíaca. Tras su ingesta se produce una reacción inmuno-alérgica, bastante inmediata, mediada por anticuerpos IgE específicos contra el gluten o el trigo.
CÓMO DETERMINAR QUE UNA PERSONA ES CELÍACA
En este sentido, el especialista en patologías digestivas indica que para determinar que una persona es celíaca se deben realizar unas pruebas bioquímicas, y detectar, entre otros, ciertos marcadores positivos como los anticuerpos 'IgA' antitransglutaminasa, o los anticuerpos IgA anti péptidos desamidados de gliadina, así como los antígenos de hitocompatibilidad. También puede ser necesario, aunque no obligatorio, la práctica de una biopsia del intestino, que puede mostrar la atrofia de las vellosidades intestinales, con inflamación de la mucosa y muchos linfocitos interepiteliales.
"El paciente con sensibilidad al gluten/trigo no celiaco no exhibirá ninguno de estos datos, tan sólo unas manifestaciones como heces poco consistentes, gases, dolores abdominales, malestar general, que mejoran al suprimir el gluten o trigo de su dieta. No hay prueba fidedigna que sea indicativa de esta intolerancia", apostilla el doctor Tormo del Hospital Quirónsalud de Barcelona.
Aunque a día de hoy se desconoce el origen de la intolerancia al gluten, Tormo subraya que se está investigando mucho a la hora de encontrar una medicación, aunque todavía sin lograr el éxito. Sí celebra, en cambio, el que se haya avanzado "muchísimo" en la elaboración de harinas sin gluten y en la fabricación del pan en este sentido. Con todo ello, el experto destaca que, aunque la persona al inicio, sienta molestias sugestivas de enfermedad celiaca, "nunca se debe quitar el gluten sin antes hacer las pruebas bioquímicas y otras citadas".
Entre los síntomas que sufren los niños con celiaquía apunta al abdomen muy hinchado, son niños malnutridos, con poca grasa, irritables, con dolores de vientre, vómitos, no crecen suficiente, o presentan una masa ósea muy floja, así como hematomas muy frecuentes, o diarreas muy abundantes y prominentes con gases. En raras ocasiones no presentan ningún síntoma.
En cuanto a los adultos pueden presentarse anemias, dolor abdominal, diarrea crónica y gases, problemas digestivos, falta de apetito, colon irritable, infertilidad o abortos de repetición, osteoporosis, artritis reumatoide, ansiedad/depresión, según precisa la FACE.
No obstante, el doctor Tormo resalta que hay personas que son asintomáticas y se les descubre la celiaquía por casualidad. Otro aspecto que reseña es que las personas genéticamente predispuestas a la celiaquía pueden presentar con más frecuencia que las no genéticamente predispuestas, enfermedades del tiroides como la Tiroiditis de Hashimoto y la diabetes tipo 1.