Alteraciones de horarios, estrés y sedentarismo, un "entorno propicio" para la obesidad

Báscula. Hombre pesándose. Obesidad.
Báscula. Hombre pesándose. Obesidad. - PIXABAY - Archivo
Publicado: jueves, 15 octubre 2020 13:37

MADRID, 15 Oct. (EUROPA PRESS) -

La falta de pautas alimenticias adecuadas, las alteraciones de horarios y jornadas laborales, el sedentarismo, y otros factores que vienen de la mano del desarrollo tecnológico son algunas de las causas que contribuyen a generar un ambiente obesogénico. Este fenómeno explica en gran parte la progresión creciente de la prevalencia de obesidad a nivel mundial, según han advertido expertos con motivo del 61 Congreso Anual de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

"El ambiente obesogénico comprende una serie de factores que se encuentran presentes a nuestro alrededor y que contribuyen a generar -o perpetuar- la obesidad", explica Javier Salvador, profesor titular de Endocrinología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra y miembro del Área de Neuroendocrinología de la sociedad científica. Estos factores incluyen elementos que emanan desde políticas administrativas o educativas hasta otros relacionados con el entorno socioeconómico, laboral, escolar, familiar y sanitario.

Un elemento a destacar en este contexto es la cronodisrupción (alteración de los ritmos de actividad y descanso), que hace que los ritmos vitales y los hábitos estén desacompasados, con la perniciosa combinación de descanso nocturno escaso y sedentarismo. Igualmente, ha aclarado el doctor Salvador, "el estrés característico de la vida en los tiempos actuales, y el estigma relacionado con el peso, que sufren muchas personas con obesidad son elementos muy perjudiciales". "Estos elementos generan situaciones que desequilibran la regulación del comportamiento alimentario y del gasto energético, favoreciendo la ganancia excesiva de masa grasa y peso corporal", añade.

El especialista ha recordado que son numerosas las evidencias científicas que demuestran que el desorden en el horario de comidas y en el ritmo sueño-vigilia se asocian con un riesgo aumentado de obesidad, alterando los reguladores del metabolismo y del balance energético. A su modo de ver, el ambiente obesogénico "debe ser evaluado y priorizado en la prevención y tratamiento de la obesidad".

Para el doctor José Manuel García Almeida, miembro del Comité Gestor del área de Nutrición de la SEEN, el único medio para hacer frente a los problemas que genera el sobre peso y la obesidad es la modificación de la dieta y aumento del gasto energético mediante la actividad física.

Según ha indicado este experto, "las sociedades científicas, tanto a nivel nacional como internacional recomiendan que la dieta sea hipocalórica equilibrada, disminuyendo unas 500 calorías de gasto energético del individuo y basándolo en un reparto equilibrado de macro y micronutrientes".

Asimismo, ha matizado que en el estudio metabólico de cada individuo presenta variaciones que pueden hacer interesante el cambio de patrón. Se están imponiendo nuevas líneas de valoración que no sólo se basan en los kilos de más y en el Índice de Masa Corporal (IMC) sino también en la observación del porcentaje de masa libre de grasa en el organismo. Para este médico endocrinólogo, estos resultados combinados con un patrón analítico pueden ofrecer una visión sobre el tipo de la afectación de obesidad que padece el individuo para individualizar la dieta.

García Almeida descarta el veganismo como elemento corrector de la obesidad. Aunque hay estudios epidemiológicos que asocian la limitación de consumo de productos de origen animal con mejores estándares de salud, "no hay evidencia de que una dieta vegana produzca una disminución de peso mantenida a largo plazo o sea una línea de intervención para inducir la pérdida de peso y la obesidad con mejores resultados globales". El veganismo, como tal, "no establece el patrón de restricción de calorías, sino el que limita el consumo de alimentos de origen animal y por tanto no hay una relación causal directa con la pérdida de peso".

Igualmente, asegura que el ayuno intermitente no puede considerarse una opción recomendada por las sociedades científicas en las guías de práctica clínica actuales. Según ha explicado, "ninguna dieta que no limite las calorías totales conseguirá la pérdida de peso". Por ello, indica que "el mecanismo por el cual el ayuno intermitente pudiera producir una pérdida de peso está claramente relacionado con los mecanismos de limitación de la energía que se aporta, independientemente de los otros efectos fisiológicos que pueden producir en la regulación endocrina".

"Existen en marcha ensayos clínicos que tratan de analizar la eficacia del ayuno intermitente frente a la dieta convencional, pero actualmente no es una de las opciones establecías en las guías y las recomendaciones de las sociedades científicas", ha apostillado.