MADRID, 27 Jul. (EUROPA PRESS) -
Desde que las vacunas del COVID-19 llegaron comenzaron a surgir teorías y estudios que sugerían que estas inyecciones estaban cambiando la menstruación, como, por ejemplo, que los ciclos llegan antes y traen más sangrado y más dolor, pero un nuevo estudio de la Universidad de Boston (Estados Unidos) ha demostrado que es probable que las vacunas no sean las culpables de ningún cambio importante en el ciclo menstrual.
Las irregularidades menstruales han incluido cambios en la duración, frecuencia, regularidad y pesadez de las hemorragias menstruales. Además, algunas personas que no suelen menstruar como las personas posmenopáusicas han notificado sangrado uterino intercurrente después de la vacunación
Este nuevo estudio, publicado en la revista científica 'Vaccine' y realizado con una muestra de 1.137 mujeres, muestra que cualquier cambio que las mujeres notaron tras recibir la vacuna probablemente fue el resultado de la respuesta del sistema inmunitario de su cuerpo a la vacuna, pero no el compuesto de la inyección en sí.
La vacunación desencadena una respuesta inmunitaria que podría afectar temporalmente al eje hipotalámico-pituitario-ovárico (HPO), que regula las hormonas involucradas en el ciclo menstrual. La respuesta inmunitaria a la vacunación también podría afectar a las células inmunitarias del revestimiento uterino responsables de la acumulación y descomposición del tejido endometrial, lo que podría aumentar el flujo menstrual.
Así, se ha encontrado previamente que otros tipos de vacunas alteran temporalmente la función menstrual sin efectos duraderos sobre la menstruación o la fertilidad, incluidas las vacunas contra la fiebre tifoidea, la hepatitis B y el virus del papiloma humano.
"Descubrimos que los ciclos menstruales inmediatamente después de la vacunación eran en promedio un día más largos que los ciclos previos a la vacunación, es decir, el inicio del siguiente periodo menstrual después de la vacunación se retrasó un poco", ha explicado la autora principal del estudio, Amelia Wesselink, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston (Estados Unidos).
No obstante, asegura que también encontraron que "la duración del ciclo volvió a la normalidad en unos pocos ciclos" y que "otras características del ciclo menstrual, incluida la regularidad del ciclo, la duración del sangrado, la intensidad del sangrado y el dolor menstrual, fueron similares antes y después de la vacunación".
Los investigadores rastrearon a 1.137 personas entre enero de 2021 y agosto de 2022. Todas las participantes, identificadas como mujeres, tenían entre 21 y 45 años y formaban parte de una pareja que intentaba concebir sin tratamiento de fertilidad. Cada participante fue encuestada cada ocho semanas durante hasta un año, respondiendo preguntas sobre su estado de vacunación, así como sobre su ciclo menstrual: su regularidad, duración, longitud y pesadez del sangrado y niveles de dolor.
Después de comparar a 437 participantes que recibieron al menos una dosis de la vacuna con 700 personas que no estaban vacunadas, los investigadores encontraron que los ciclos menstruales aumentaron 1,1 días después de la primera dosis y 1,3 días después de la segunda.
Ese cambio se resolvió dentro de uno o dos ciclos menstruales. Tampoco hubo asociaciones fuertes entre la vacunación y otros cambios, incluida la regularidad del ciclo, la duración del sangrado, la intensidad del sangrado y el dolor menstrual. Todas las participantes no estaban vacunadas cuando ingresaron al estudio.
Los investigadores determinaron que la pequeña alteración que observaron en la duración del ciclo no fue causada por la vacuna en sí, sino que probablemente se debió a la respuesta inmunitaria del cuerpo a la vacuna, y que "los cambios a corto plazo en las características del ciclo menstrual probablemente no se traduzcan en cambios significativos ni diferencias en la fertilidad".
Cuando las participantes no estaban vacunadas, la prevalencia de ciclos irregulares fue del 24,4 por ciento. En el primer y segundo cuestionario de seguimiento tras la primera dosis, la prevalencia de ciclos irregulares fue del 22,7 por ciento y del 20,4 por ciento, respectivamente.
En definitiva, se ha encontrado un aumento pequeño y temporal en la duración del ciclo después de la vacunación contra el COVID-19, pero poca diferencia en la regularidad del ciclo, la duración del sangrado, la intensidad del sangrado o el dolor menstrual. El retraso promedio fue de un día en la menstruación y había una mayor prevalencia de ciclos menstruales largos después de la vacunación contra el COVID-19, que se resolvió en el siguiente ciclo menstrual.
Por otro lado, un estudio anterior de la Universidad de Boston encontró que la vacunación contra el COVID-19 no causa infertilidad ni reduce las posibilidades de embarazo.
"Las vacunas COVID-19 son seguras y efectivas para prevenir enfermedades graves y la muerte por SARS-CoV-2. Esto es particularmente importante para las personas embarazadas, ya que el embarazo es un factor de riesgo para la enfermedad grave de COVID-19. La infección por SARS-CoV-2 durante el embarazo también se asocia con peores resultados para la persona que da a luz y el bebé", remacha Wesselink.