MADRID, 12 May. (EDIZIONES) -
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el maltrato a una persona de edad avanzada consiste en un acto o varios repetidos que le causan daño o sufrimiento, pero también la no adopción de medidas apropiadas para evitar otros daños, cuando se tiene con dicha persona una relación de confianza.
"Este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos y puede manifestarse en forma de maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; maltrato por razones económicas o materiales; abandono; desatención; y del menoscabo grave de la dignidad y el respeto", advierte esta institución, quien alerta de que en el último año, aproximadamente una de cada seis personas mayores de 60 años sufrió algún tipo de maltrato en los entornos comunitarios.
Las tasas de este tipo de maltrato en las instituciones, como las residencias de ancianos y los centros de atención crónica, son elevadas: dos de cada tres trabajadores de estos centros refieren haber infligido algún tipo de maltrato en el último año, añade.
"En la mayor parte de los casos, la persona maltratada es mujer, mayor de 75 años, y con deterioro cognitivo o demencia. El maltratador, en cambio, no dispone de los recursos materiales o económicos para hacer frente al cuidado. El número de cuidadores familiares del sexo masculino en España es del 16,40%; mientras que un 83,60% del sexo femenino", afirma por su parte en una entrevista con Infosalus Hlia Salleras Padern, trabajadora social de la Residencia y Centro de Día 'Els Arcs' de Figueras (Gerona), servicio gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), de la Generalitat de Cataluña.
Y es que, según datos de la Sociedad Española de Geriatria y Gerontología (SEGG), alrededor del 80% de las situaciones de maltrato detectadas se producen en mujeres, y en más del 50% de los casos los malos tratos son infligidos por los hijos. "El maltrato más prevalente es la negligencia física, seguida del maltrato psicológico, el abuso económico, y el abuso físico. La existencia de un tipo de maltrato no excluye la presencia de otro, ya que con frecuencia se da más de un tipo de maltrato en la misma persona. Según algunos estudios, el 70% de las víctimas sufre más de un tipo de maltrato", añade esta sociedad científica.
Mientras, la OMS lamenta que el maltrato a las personas de edades más avanzadas puede tener graves consecuencias físicas, mentales, económicas y sociales, como lesiones corporales, defunción prematura, depresión, deterioro cognitivo, ruina económica y necesidad de ingreso en una residencia de ancianos. Además, sostiene que para este colectivo las consecuencias del maltrato pueden ser "especialmente graves", aparte de que la recuperación puede llevar más tiempo que para los demás grupos de edad.
POSIBLES SEÑALES DE MALTRATO
En caso de sospecha de malos tratos en el ámbito doméstico puede ser identificado por la propia víctima, la familia, o por el entorno cercano o los profesionales, según apunta Salleras Padern. En estos casos, dice que los profesionales deben recoger información y coordinarse con otros servicios que use la persona mayor para realizar una valoración inicial: "Si en la valoración inicial no se confirma la existencia de se coordinarán con los servicios sociales básicos y los servicios de sanidad para crear un plan de intervención donde periódicamente se evaluará la evolución de la situación".
Esta trabajadora social, eso sí, ve "muy difícil" ver las señales de maltrato, porque la mayor parte no son observables a simple vista, si bien remarca que para poder detectar situaciones de alerta existen unos determinados indicadores, unas herramientas sencillas para valorar las características y la intensidad de un hecho a la hora de determinar su evolución.
Entre estos, la SEGG apunta a ciertos datos en la historia clínica del anciano, a una exploración física, y a la relación que se percibe entre el anciano y el cuidador, con señales como, entre otras muchas: "Un retraso inexplicado en la búsqueda de tratamiento, la no asistencia a las visitas médicas, lesiones previas no explicadas, quemaduras en lugares poco frecuentes, infecciones genitales no explicadas, o la constatación de lesiones similares en otras ocasiones, heridas y contusiones múltiples, así como fracturas y esguinces recurrentes; ropa inadecuada para la época y momento; hipotermia; confusión del anciano, depresión o vigilancia excesiva por parte del cuidador, así como censura, o intimidación verbal".
Asimismo, apunta a que el anciano parezca temeroso de algún miembro de la familia o reacio a contestar cuando se le pregunta, explicaciones diferentes ante un mismo incidente, enfado o actitud indiferente con el anciano, llegada a urgencias sin el cuidador principal, excesiva preocupación por el coste de la asistencia médica o que el cuidador o algún familiar evite que el anciano hable en privado con el profesional sanitario, entre otras señalas.
TIPOS DE MALTRATO EN EL ANCIANO
Con ello, la trabajadora social de la Residencia y Centro de Día 'Els Arcs' de Figueras (Gerona), recuerda que el maltrato físico existe en caso de un uso excesivo de la fuerza por parte de la persona cuidadora, que puedan dar como resultado lesiones corporales y dolor físico: "Algunos indicios para poder detectar el maltrato físico son quemaduras o hematomas, caídas reiteradas inexplicables, sobredosis o infradosis de mediación en sangre, fracturas, entre otras".
El maltrato psicológico es cualquier agresión, verbal o no, que atenta contra la dignidad de la persona y tiene como resultado angustia o miedo en el anciano, al mismo tiempo que aclara esta experta que infantilizar una persona anciana también se considera una forma de maltrato psicológico: "Algunos síntomas pueden ser depresión y/o ansiedad, miedo a la persona cuidadora, búsqueda de atención o confusión, aislamiento, por ejemplo".
El maltrato económico es frecuente y se da en caso de uso ilegal y no autorizado de los recursos o propiedades de la persona de edad avanzada. "Los indicadores que pueden hacernos sospechar que una persona es víctima de abuso económico son más evidentes, como por ejemplo un patrón irregular de gastos, cambios repentinos de testamento, cuentas no pagadas, entre otras", añade Hlia Salleras Padern.
La negligencia es la clase más común de maltrato en personas de edad avanzada, según prosigue, es decir, la falta de atención de las necesidades, existiendo un riesgo en la seguridad y la salud de la persona; con síntomas como las úlceras por presión, la malnutrición, la deshidratación, o el aislamiento.
"Algunos estudios apuntan que la obstinación diagnóstica, como la realización de pruebas para aumentar el conocimiento de una patología sin que se prevea una mejoría y la obstinación terapéutica, que utiliza medios desproporcionados para prolongar artificialmente la vida biológica de un paciente con una enfermedad irreversible podrían considerarse también como formas de maltrato", agrega.
FACTORES DE RIESGO DE MALTRATO
Por otro lado, señala que cualquier persona puede ser susceptible a ser maltratada algún día, si bien reconoce que existen factores de riesgo que pueden hacer que una persona sea más propensa a otra a ser maltratada, como el deterioro físico o psíquico, con alteraciones en las funciones cognitivas, personas con ahorros, bienes o propiedades, o en aquellas que sean dependientes económicamente de su cuidador. "Un gran factor de riesgo es el aislamiento social, siendo más vulnerables las personas que viven solas o parejas sin hijos", apostilla.
Por otro lado, dice que son factores de riesgo para el cuidador desarrollar este rol desde hace mucho tiempo, el aislamiento social, la dependencia económica de la víctima, el abuso de sustancias tóxicas, el ser un único cuidador, la falta de preparación, o las dificultades para entender la enfermedad.
Mientras, cita que los factores de riesgo en las instituciones pueden ser la falta de formación del personal, los salarios insuficientes provocando en muchos casos un absentismo laboral elevado o el 'burn out', así como la falta de recursos materiales, un equipamiento insuficiente o defectuoso del centro, por ejemplo.
LA MAYOR PARTE, EN CASA
En último lugar, la trabajadora social de la Residencia y Centro de Día 'Els Arcs' de Figueras (Gerona), servicio gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), de la Generalitat de Cataluña recuerda que la mayor parte de personas de edad avanzada que sufren malos tratos estos tienen lugar en el ámbito familiar, donde residen la mayoría; aunque señala que, a causa de las desigualdades sociales y estructurales, las personas mayores también pueden sufrir malos tratos de su pareja, en la mayor parte de los casos, del hombre hacia la mujer.
"Esta violencia acostumbra a darse en todo el ciclo vital, por lo tanto, también en la vejez. Las familias cuidadoras en ocasiones adoptan ese rol con falta de información y estrategias para realizar los cuidados de personas con dependencia, ya sea física o psíquica. Existen casos donde la familia no dispone de ayudas técnicas necesarias o soporte emocional, provocando que la atención que recibe la persona mayor sea, de forma involuntaria, inadecuada.
No obstante, resalta que también encontramos el maltrato en el ámbito institucional con confinamientos no autorizados, contención mecánica, infantilización en el trato, así como despersonalización o privación de la intimidad.