MADRID, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -
Debido a los cambios demográficos de la población, el número anual de fracturas por fragilidad pasará de 3,5 millones en 2010 a 4,5 millones en 2025, correspondiente a un aumento del 28 por ciento, según se ha puesto de manifiesto en las primeras jornadas 'Ampliando Horizontes en fracturas por fragilidad', organizadas por Grünenthal.
Estas fracturas son la consecuencia clínica más grave de la osteoporosis y requieren de una atención multidisciplinar en la que la colaboración entre los servicios de Geriatría, Medicina Interna, Reumatología y Rehabilitación se ha convertido en la clave en el abordaje de los pacientes con fractura osteoporótica, tal y como se ha asegurado durante el encuentro. Así, estas jornadas han ofrecido una actualización del presente y futuro en el tratamiento de las fracturas por fragilidad y en ellas se ha reflexionado sobre cómo ha impactado su abordaje durante el último año por la pandemia de la Covid-19.
La progresiva adopción del concepto de abordaje multidisciplinar sería la principal característica de la atención a estas fracturas en la actualidad, según ha detallado en la primera mesa la especialista en Reumatología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, la doctora Hilda Godoy. "La colaboración en los hospitales entre Geriatría, Medicina Interna, Reumatología y Rehabilitación es ya, y lo será cada vez más, un eslabón fundamental en el tratamiento óptimo de estos pacientes", describe la especialista.
"Desde mi punto de vista, uno de los avances fundamentales que se han visto en los últimos años ha sido la creación de unidades FLS, es decir, las unidades de coordinación de fracturas, donde, de forma protocolizada, puede realizarse un estudio exhaustivo y un abordaje integral del paciente", explica la doctora Godoy, quien destaca que uno de los mayores logros terapéuticos que se pueden llevar a cabo gracias a este enfoque es la posibilidad de realizar terapia precoz en pacientes de riesgo.
MEDIDAS NO FARMACOLÓGICAS
Por su parte, el responsable de la Unidad Metabólica Ósea del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria, el doctor Manuel Sosa, quien ha moderado la segunda mesa centrada en el futuro de la atención a estos pacientes, destaca la importancia de las medidas no farmacológicas.
"El objetivo principal en el tratamiento de la osteoporosis es la reducción del riesgo de fracturas. Todas las medidas deben ir dirigidas hacia ello. Pero no solo la prescripción de fármacos; también es importante prescribir una serie de hábitos como caminar, evitar las caídas, dieta equilibrada, no fumar, entre otros", ha señalado este especialista, quien considera que el futuro de la atención a estas patologías pasa por estas medidas no farmacológicas en combinación con un mejor acceso a los fármacos.
SITUACIÓN DURANTE LA PANDEMIA
Ambas sesiones también se han centrado en abordar cómo ha impactado la pandemia de Covid-19 en la atención sanitaria de los pacientes con fracturas por fragilidad y que ha supuesto "un cambio drástico", en palabras del doctor Sosa. "El cambio más importante, desde mi punto de vista, ha sido la limitación de la relación personal médico-paciente, que es la base de todo. Las consultas telemáticas o telefónicas, en mi opinión, tienen una utilidad limitada, y las dificultades que tienen estos pacientes para acceder a los hospitales ha supuesto en ocasiones el abandono del tratamiento", ha expresado el doctor, quien clama por una vuelta a la normalidad en este ámbito.
Un panorama similar describe la doctora Godoy, quien señala que durante los meses de confinamiento "se han pospuesto terapias intravenosas que eran administradas en hospital y se han pasado tratamientos a terapias orales o subcutáneas de administración domiciliaria". Esta especialista añade, no obstante, que la situación ha mejorado de forma progresiva. "Se ha combinado la teleconsulta con las consultas presenciales para poder diagnosticar y tratar sin demora a los pacientes", ha expresado.