MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los cambios que el envejecimiento produce en el organismo humano, que afectan a la marcha, al equilibrio y al control neuromuscular son una de las principales causas que favorecen la frecuencia de las caídas en la tercera edad.
Siete de cada diez personas mayores de 65 años que sufren una caída en España padecen consecuencias por la misma, y en uno de cada diez casos, las consecuencias son graves, como fracturas en la cadera, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto dificulta su independencia y puede llevar a su fallecimiento. El INE especifica en su informe 'Movimiento Natural de la Población' de 2017 que hay 8,6 millones de personas mayores de 65 años en España.
En este contexto, la Organización Mundial de la Salud concede que el envejecimiento de la población puede considerarse un éxito de las políticas de salud pública y el desarrollo socioeconómico.
No obstante, la entidad precisa que también constituye un reto para la sociedad, que debe adaptarse a ello para mejorar al máximo la salud y la capacidad funcional de las personas mayores, así como su participación social y su seguridad.
"Los reflejos se hacen más lentos, al igual que la respuesta de soporte y disminuye la agudeza visual y táctil. Esto hace que se camine con una mayor cautela, acortando el paso, levantando menos los pies, girando todo el cuerpo para mirar hacia un lado, y que este se desequilibre ante pequeños empujones o tropiezos leves", ha explicado el jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores, David Curto.
Pero "si se tienen en cuenta una serie de recomendaciones básicas, se pueden reducir tanto el número de personas que sufren caídas, como su frecuencia y la gravedad de las lesiones que producen", según Curto. Destacan tener en cuenta las condiciones climáticas antes de salir de casa, usar calzado cómodo y cuidar la alimentación.
1. Tener en cuenta las condiciones climáticas antes de salir de casa. Cuando son adversas debido al fuerte viento, a la lluvia o a la posibilidad de hielo en el pavimento, lo recomendable es que la persona mayor permanezca en casa.
2. Usar siempre calzado cómodo y que no resbale. Se recomienda utilizar calzado con suelas antideslizantes y evitar, en lo posible, el uso de escaleras.
Además, si el mayor utiliza bastón o andador, debe incorporar también material antideslizante pues estos elementos son más propensos a resbalar y desestabilizarse con pavimentos húmedos o mojados.
3. Utilizar itinerarios conocidos y que cumplan con las normas básicas de accesibilidad. Además, tratar de evitar zonas con obras, rampas, escaleras o desniveles.
SEGUIMIENTO DE SU ESTADO DE SALUD
4. Realizar ejercicio físico regularmente, adaptado a las condiciones físicas de cada persona y a la climatología. Si se mantiene el cuerpo activo será*más fuerte y, por lo tanto, menos vulnerable.
5. Cuidar la alimentación y mantenerse hidratado. Es fundamental que la persona mayor lleve una dieta equilibrada y variada, así como que beba por lo menos un litro de agua al día para mantener el cuerpo bien hidratado.
6. Realizar un buen seguimiento del estado de salud para conocer los problemas médicos que pueda tener el mayor y que se tome la medicación de forma adecuada.
No hay que olvidarse de la vista y el oído, por lo que se recomienda acudir periódicamente al oftalmólogo y al otorrino. Además, si el mayor lleva gafas o audífonos, es importante que no se los deje en casa.
7. Hacer modificaciones en el hogar. Dado que, además, en invierno se suele pasar más tiempo en casa, es fundamental que la vivienda carezca de obstáculos y que cuente con elementos que permitan al mayor tener una vida más cómoda, tranquila y segura.
Pueden ponerse barandillas en el baño y en el pasillo, colocar antideslizantes en la ducha y escaleras, fijar las alfombras al suelo, tener soportes para ayudar a levantarse de la cama o iluminar bien las estancias para evitar tropiezos.