MADRID, 27 Abr. (EUROPA PRESS) -
El ejercicio físico contribuyó a disminuir la pérdida de calidad de vida sufrida a raíz del primer confinamiento en personas mayores con diabetes tipo 2, según concluye un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), donde también se destaca la efectividad del entrenamiento de potencia en dicho grupo, dada la seguridad y eficacia del mismo.
Los resultados de la investigación, en la que también ha participado la Universidad de la República de Uruguay, han sido recientemente publicados en la revista 'Journal of Physical Activity and Health'. Así, el propósito del estudio era analizar los efectos de un programa domiciliario de 6 semanas de ejercicios de potencia muscular sobre la calidad de vida, funcionalidad física, niveles de actividad física y sedentarismo en adultos mayores con diabetes tipo 2.
Durante el periodo de restricción forzada del movimiento, muchos organismos tanto nacionales como internacionales llamaron la atención sobre la importancia de mantener unos buenos hábitos nutricionales y de actividad física. La mayoría de las recomendaciones y propuestas para adultos mayores desde la comunidad científica incluían permanecer lo más físicamente activo posible durante el día, así como entrenamientos multicomponente que incluyesen ejercicios de fuerza, resistencia, equilibrio y estiramientos.
En este sentido, los investigadores de la UPM decidieron recoger esas propuestas y llevarlas a cabo en un grupo de adultos mayores de 65 años con diabetes tipo 2, considerados de riesgo con respecto a la severidad de la enfermedad en caso de contagio por el virus SARS-CoV-2. Los participantes ya habían iniciado un programa de entrenamiento presencial antes del confinamiento, dentro del proyecto 'Diapow', en la instalación deportiva Olimpia del Ayuntamiento de Leganés con la colaboración de la empresa de máquinas de musculación Matrix.
Tal y como explica la directora del proyecto, la doctora Amelia Guadalupe Grau, del Grupo de Investigación ImFINE del Departamento de Salud y Rendimiento Humano de la UPM, "se desarrolló y grabó en vídeo un programa que constaba de 3 partes: calentamiento y activación, compuesto por 7 ejercicios; trabajo de potencia muscular, donde se ejercitaba tanto el miembro superior como inferior a través de 6 ejercicios; y para finalizar una vuelta a la calma compuesta de 7 ejercicios".
El entrenamiento fue muy bien recibido por los participantes, generando una sensación de conexión social con los entrenadores, que contactaban con ellos cada semana. De forma general, todos los niveles de actividad física (desde ligera hasta intensa) disminuyeron y el tiempo sedentario aumentó significativamente en todos los participantes durante el confinamiento.
Sin embargo, cabe destacar que aquellos participantes que realizaron el programa reportaron menos horas de inactividad física que aquellos que no lo estaban realizando (32% frente al 58%, respectivamente). Además, mantuvieron e incluso mejoraron ligeramente su percepción con respecto a su funcionalidad física y calidad de vida, tal y como muestran las respuestas a las encuestas telefónicas que respondieron tanto antes como después del confinamiento.