MADRID, 15 Dic. (EUROPA PRESS) -
La introducción de los medicamentos biosimilares en el Sistema Nacional de Salud (SNS) podría generar un ahorro de 1.965 millones de euros entre los años 2017 y 2020, del cual el 46 por ciento se debería al uso de los anticuerpos monoclonales, según ha detallado el profesor titular de Fundamentos y Análisis Económico de la Universidad Castilla-La Mancha, Álvaro Hidalgo.
Estos datos están reflejados en la segunda edición 'Libro Blanco de los Medicamentos Biosimilares en España: innovación y sostenibilidad', publicado por la Fundación Gaspar Casal y Sandoz, en el que se incorporan todas las actualizaciones relacionadas con los biosimilares y, a la vez, se da respuesta a la demanda de información por parte de los profesionales sanitarios y se plantean los retos a los que se enfrenta esta categoría de tratamiento.
"La prevalencia cada vez más elevada de las enfermedades crónicas hace que los medicamentos biosimilares tengan un futuro cada vez más prometedor. Publicaciones como esta nos pueden ofrecer un debate para adecuar su uso de una forma más conveniente, ya que la mayor presencia de estos fármacos en el mercado supone un reto", ha detallado el secretario general de Sanidad y Consumo, Javier Castrodeza.
Los medicamentos biosimilares son unos tratamientos biológicos que reproducen los atributos físicoquímicos esenciales del principio activo de un fármaco biológico y se fabrican una vez las patentes de los originales expiran. Están aprobados bajo los mismos estándares de calidad, seguridad y eficacia que los medicamentos de referencia, si bien se diferencian de ellos en el hecho de que el objetivo principal durante su desarrollo y evaluación se base en establecer la similitud, en lugar de la eficacia, optimizando así todo el proceso.
478 MILLONES DE EUROS AHORRADOS ENTRE 2006 Y 2009
En este sentido, en el libro se estima que la introducción de los biosimilares en el SNS entre los años 2006 y 2009 generó un ahorro de 478 millones de euros, del cual el 78 por ciento se debió a la bajada de los precios de los medicamentos innovadores y el 22 por ciento por la mejora de los biosimilares. Asimismo, se calcula que el ahorro que pueden generar entre 2009 y 2020 asciende a los 2.433 millones de euros, lo que supone el 1,5 por ciento del gasto farmacéutico total.
"A pesar de su breve trayectoria los medicamentos biosimilares están avanzando a un ritmo acelerado y están impulsando un cambio de paradigma tanto en el desarrollo científico, como en la práctica clínica, así como en el acceso a las terapias biológicas. Sin duda, esta categoría terapéutica tiene un gran recorrido por delante que hace imprescindible que la información disponible esté permanentemente actualizada", ha señalado el director general de Sandoz Iberia, Joaquín Rodrigo.
Y es que, tal y como han insistido los expertos, la llegada de los biosimilares está permitiendo mejorar el acceso a los fármacos innovadores y contribuye a la liberación de recursos que pueden emplearse en aumentar las opciones de tratamiento y los servicios de valor añadido que apoyan la atención sanitaria.
"Los biosimilares llevan 11 años en el mercado pero hasta ahora eran manejados por un colectivo médico muy restrictivo. Ahora han venido los anticuerpos monoclonales biosimilares y no hay caso en la medicina donde los prescriptores no se impliquen con estos fármacos. Ya no es algo del ámbito hospitalario, sino que ya están disponibles en las farmacias, por lo que han llegado para quedarse", ha recalcado el jefe del servicio de Farmacología Clínica del Hospital Clínic de Barcelona, Gonzalo Calvo.
En este sentido, Hidalgo ha avisado de que no se puede pensar que van a amenazar a la industria, sino que son una herramienta básica para conseguir la innovación en el sistema sanitario, si bien ha aconsejado observar a otros países en los que se han introducido los biosimilares gracias a que se han diferenciado los precios y se ha propiciado una cuota de mercado sostenible para su inclusión.
Finalmente, el presidente del patronato de la Fundación Gaspar Casal, Jesús Millán, ha destacado la necesidad de desarrollar una normativa específica que contemple las particularidades de los biosimilares. "Para ello, necesitamos disponer de información sobre este grupo de fármacos que pueda ser empleada por los profesionales sanitarios. Pero, también, que la administración identifique los aspectos más cruciales en el empleo de tales fármacos de cara al marco regulatorio propio", ha zanjado Millán.