La seguridad a largo plazo de los opioides para tratar el dolor crónico no oncológico sigue sin conocerse en profundidad

Actualizado: miércoles, 8 mayo 2013 14:21

SEVILLA, 8 May. (EUROPA PRESS) -

El uso de los opioides para tratar el dolor crónico no oncológico (DCNO), desde un punto de vista del conocimiento de la seguridad y la efectividad que a largo plazo tienen estos fármacos, "sigue siendo escaso", según ha puesto de manifiesto la directora de la Clínica del Dolor del Hospital Universitario de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, Elena Catalá Puigbó.

En el marco de su ponencia 'Adicción a opioides en dolor crónico', que ha pronunciado recientemente en Andalucía en el 'X Congreso Nacional de la Sociedad Española del Dolor', Catalá Puigbó ha reconocido que, "a pesar de su gran utilización y actual consumo en pacientes afectos de DCNO, su eficacia y seguridad solo ha sido medianamente demostrada en ensayos clínicos a corto plazo".

A largo plazo de su alocución, recogida por Europa Press, esta especialista ha admitido así que la evidencia de su seguridad y eficacia es "débil" y procedente de estudios "básicamente observacionales", a la par que ha reconocido que no queda del todo claro "si los resultados de estos estudios son bien extrapolables a la población que se visita en la práctica clínica habitual".

En cuanto a los efectos delétereos (nocivos) de los opioides a largo plazo, ha apuntado que los más frecuentes "son disfunción intestinal, nauseas, vómitos, sequedad de boca y sedación", siendo los menos conocidos, pero no por ello menos importantes y emergentes "la osteoporosis, las alteraciones hormonales, la inmunosupresión, la diabetes y el aumento de la sensibilidad al dolor". Respecto a los efectos "más alarmantes", ha precisado que en dicho grupo se enclavaría "la sobredosificación, la adicción y el uso indebido".

Esta especialista ha explicado que el dolor crónico no oncológico (DCNO) es de origen multifactorial, "mezclándose en muchas ocasiones fenómenos fisiológicos y psicológicos", entre éstos últimos cuadros de ansiedad, depresión o alteraciones del sueño y apetito. "Debido a esta naturaleza compleja, en la mayoría de pacientes con DCNO los tratamientos deben ser diversos, siendo frecuente que el éxito de ellos precise de una cuidadosa integración de terapias, incluyendo entre ellas el uso de opioides", ha argumentado al respecto.

Con todo, Catalá Puigbó ha advertido de que en estos pacientes los opioides "no deben ser fármacos de primera línea", aunque ha puntualizado que "tampoco deben existir restricciones para su uso si el médico lo considera oportuno".

Así, y tras detallar de que en la última década el uso de opioides mayores para el tratamiento del dolor a largo plazo en el DCNO "ha aumentado significativamente en varios países europeos y de norteamérica", ha advertido de que este tipo de fármacos "actúan produciendo no sólo analgesia, sino un considerable abanico de efectos indeseables, los cuáles pueden potencialmente interferir de forma importante en la vida de los pacientes".

Por todo ello, ha abogado por extremar las precauciones en la indicación y prescripción de este tipo de fármacos para el tratamiento del dolor crónico no oncológico, de manera "se valore a cada paciente de forma individual".

"El uso de opioides en el tratamiento de pacientes con DCNO es un tema controvertido en lo que concierne al tema de eficacia, seguridad y la posibilidad de adicción y/o abuso de estos fármacos. Si a esto le sumamos que en este tipo de dolor, el balance entre beneficios, riesgo e incovenientes es más incierto debido a sus efectos adversos, a la tolerancia física que provocan, a la dependencia física y psicológica y a su potencial de abuso, así como a la escasez de datos de eficacia y seguridad a largo plazo, resulta un tema actualmente en continuo conflicto de actuación", ha concluido.