MADRID 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Farmacología Clínica (SEFC) ha mostrado su apoyo al empleo de nuevas tecnologías, como la Inteligencia Artificial y el big data, en las labores de farmacovigilancia, pero siempre bajo la supervisión de especialistas en Farmacología Clínica.
Estos temas han cobrado protagonismo con motivo de la celebración del 6 al 12 de noviembre de la Semana Internacional de la Farmacovigilancia, donde han dejado claro que las nuevas tecnologías permiten mejorar los sistemas de detección de casos sospechosos de reacción adversa a medicamentos.
"El big data se utiliza en el contexto de la farmacovigilancia para recopilar y analizar grandes cantidades de información de diversas fuentes, como registros electrónicos de salud, ensayos clínicos y redes sociales. Esta información se puede utilizar luego para identificar patrones y asociaciones que indiquen una posible señal de seguridad", señala Joaquín Sáez Peñataro, facultativo especialista en Farmacología Clínica del Hospital Clínic de Barcelona.
En cuanto a las técnicas de machine learning o aprendizaje automático, "permiten analizar estos datos masivos y utilizarlos para encontrar patrones y relaciones que los analistas humanos podrían tener dificultades para detectar, categorizar reacciones desfavorables a medicamentos, prever interacciones probables o señalar factores de riesgo para efectos secundarios específicos", ha comentado.
En definitiva, "con esta tecnología se puede analizar una gran cantidad de información en poco tiempo", ha resumido Sáez Peñataro, para quien resulta "esencial que un experto revise toda esa información y, sobre todo, las conclusiones para comprobar que sean veraces".
Al respecto, la facultativa especialista del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Universitario Vall d'Hebron de Barcelona, Cristina Aguilera Martín, se ha referido a "la reducción de la carga de trabajo manual, ya que la automatización de tareas repetitivas en la farmacovigilancia permite que los profesionales se centren en actividades más estratégicas, como el análisis de datos y la toma de decisiones".
Además, según ha apuntado, "la automatización disminuye la posibilidad de errores humanos en la notificación y el análisis de reacciones adversas a medicamentos, lo que aumenta la fiabilidad de la farmacovigilancia".
Y otro aspecto positivo es que "las nuevas tecnologías facilitan la comunicación y la colaboración entre las partes involucradas en la farmacovigilancia, como reguladores, fabricantes, profesionales de la salud y ciudadanos".
En cuanto a los desafíos de la implementación de estas tecnologías en la farmacovigilancia, la especialista del Hospital Vall d'Hebron ha señalado "la privacidad de los datos, la interpretación precisa de los resultados y la necesidad de la validación y supervisión continua".
Por tanto, "el uso del big data y la inteligencia artificial tiene un gran potencial para mejorar la farmacovigilancia en España y en todo el mundo, pero debe realizarse con cuidado y supervisión adecuada para garantizar su eficacia y seguridad".