MADRID, 12 Ene. (EDIZIONES) -
Israel es el país más avanzado del mundo en estos momentos a la hora de vacunar a su población de la COVID-19. En España, somos 47 millones de españoles, y se empezó a distribuir 'Cominarty', la vacuna de Pzifer, el pasado 27 de diciembre, fecha en la que más de 740.000 dosis fueron repartidas entre las diferentes comunidades autónomas, según datos del Ministerio Sanidad.
Actualmente, a fecha de 11 de enero, se han inoculado un total de 277.976 vacunas, según las cifras que recoge el Ministerio de Sanidad. ¿Qué nos está pasando?¿Por qué vamos tan lentos? El temporal Filomena no ha sido la única causante, por lo que intentamos descubrir qué estamos haciendo mal y cómo podemos agilizar todo este proceso.
Para ello, desde Infosalus hemos entrevistado al español Elvis García, doctor en Salud pública, epidemiólogo y profesor de Harvard, con más de 10 años de trabajo en Médicos Sin Fronteras como coordinador de logística, tiempo en el que ha organizado campañas de vacunación en lugares como Darfur, Chad, Congo, República Centroafricana o Somalia, entre otros.
Así, el experto resalta que "una vacunación masiva no es excesivamente compleja conceptualmente", si bien afirma que ésta requiere de "muchísima preparación y coordinación". A su juicio, lo que está fallando en España es que, al no ser una respuesta centralizada, y con cada región respondiendo a su manera, todo se ha complicado "sobremanera", a la par que se están produciendo "unas asimetrías inaceptables en un país desarollado como España".
Es más, el doctor García ve "paradójico" que a día de hoy en España aún no se esté vacunando a ritmos de vacunación masiva: "Es decir, estos problemas son simplemente de ajustes y poco a poco se irá cogiendo ritmo. Pero ojo, que si en algún momento comienzan a llegar volúmenes altos de vacunas, es decir, millones por mes, ahí sí que no se va a poder gestionar como se está haciendo ahora".
Por eso, insiste en "una respuesta paralela" a la del sistema de salud, con centros de vacunación y personal formado para vacunar. En su opinión, ésta es la manera más eficiente de hacer una vacunación masiva.
"Hay un debate sobre si no debemos de privatizar la vacunación. Yo creo que en una situación donde el sistema está desbordado, el buscar refuerzos externos puede ser la mejor opción. No debemos de obcecarnos con lo público porque sí. Evaluemos lo que tenemos y hagamos los ajustes necesarios para poder vacunar al mayor número de gente en el menor tiempo posible. El resto son discusiones de segundo nivel", valora Elvis García.
Según insiste, la vacunación es un "factor crítico" para acabar con la epidemia, pero hasta que la mayor parte de la población no esté vacunada no estaremos a salvo, ya que no sabemos, entre otras cosas, si alguien vacunado puede aún transmitir la enfermedad. "Así que tendremos que convivir con restricciones posiblemente hasta el otoño que viene, cuando estemos más cerca de los objetivos del gobierno de la inmunidad de grupo".
En esta línea, el doctor José A. Navarro-Alonso, socio fundador y de honor de la Asociación Española Vacunología y experto de la Agencia Española y Europea del Medicamento, así como consultor honorario del área de Vacunas del Ministerio de Sanidad explica a Infosalus que, quizá, un punto clave para agilizar todo este proceso sería contratar personal para las campañas de vacunación.
Hace hincapié en esta idea porque tras la vacunación hay que realizar un seguimiento de los pacientes, y el profesional sanitario ya está sobrecargado tras estos meses de pandemia, como para hacerles trabajar más también los fines de semana. Plantea 'reclutar' a jubilados, militares, o contratar a más enfermeros y auxiliares para vacunar.
Mientras, la profesora Carmen Álvarez-Domínguez, investigadora en Inmunoterapia de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), e inmunóloga, cree que ha existido por parte de los mandatarios una falta de previsión en la vacunación contra el coronavirus de la población.
Asimismo, apunta a una falta de personal capacitado para vacunar, "algo que también se tenía que haber previsto", aunque reconoce que se trata de una situación excepcional que nunca había tenido lugar: "Cuando vacunamos a los niños no necesitamos vacunar a un millón a la vez. Después, hay que tener en cuenta que esas vacunas no se encuentran a menos 80 grados, un aspecto que también precisa previsión".
En este sentido, la experta de la UNIR apuesta por la ayuda de los militares en la vacunación de la población española, "profesional sanitario capacitado y con experiencia para vacunar a gran escala", tal y como han realizado en numerosos países. También hace mención de ONG como la Cruz Roja, con profesional cualificado para vacunar, así como los veterinarios, que día sí, día también, vacunan a miles de animales.
"Son útiles todos los efectivos posibles. Pero alguien tiene que dirigirlo todo y esto debe corresponderles a los médicos expertos en prevención, que son quienes saben hacerlo. Es fácil reconducir la situación actual y que lleguemos a una vacunación", agrega la doctora Carmen Álvarez-Domínguez.
Por su parte, Quique Bassat, investigador ICREA del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación "la Caixa", así como pediatra y epidemiólogo de formación, con una larga trayectoria en materia de vacunas, considera que España "no se está tomando en serio" la vacunación de la COVID-19 ante la falta de previsión que se ha demostrado en estas semanas.
"Deberíamos tomárnoslo en serio con las semanas que teníamos de preparación. Tenía que haber salido todo sobre ruedas y no nos podemos permitir la media chapuza de estos primeros días. Aunque cierto es que era una semana mala por las Navidades, pero es una pandemia mundial y un tema que llevamos semanas preparándolo, por lo que debería haber sido puntual", lamenta el investigador.
De hecho, reconoce que la logística de la vacuna de Pfizer es complicada, requiere de mucho personal, y de mucha coordinación, algo de lo que carece nuestro país a su juicio: "Hemos perdido una nueva oportunidad porque se nos ha criticado sobre cómo se ha gestionado la pandemia, y ahora con la llegada de las vacunas no lo estamos haciendo bien cuando, sin grandes esfuerzos, se podrían poner todas".
Históricamente dice que cuando se han querido implementar grandes programas de vacunación lo que suele funcionar bien son las aproximaciones verticales de estilo militar, es decir, "la visión militar de hacer las cosas", por la que se debe vacunar todo el mundo en cadena, todos en fila. "Es el método más agresivo de contactar con la población pero que siempre ha sido efectivo y funciona", subraya.
A su vez, considera que si a las personas les ponemos de forma más accesible la vacunación, habrá más y más personas que quieran vacunarse, "algo que no se ha hecho".
"No hay suficiente personal, suficientes campañas de información, y muchas de las dudas se hubieran resuelto con ello. La logística, aunque es compleja por el número, se podía haber planificado con antelación y diseñado una buena manera de vacunar a todo el mundo, aparte, por supuesto, de ponérselo fácil a pesar de que hay gente que no cree en las vacunas o sigue con dudas", agrega.
En última instancia, considera que si se hubiera hecho una buena campaña de información o diseminas información de forma transparente y clara, al menos los que tienen dudas tendrán respuestas. El problema no ha sido que la gente no quisiera sino que en esta primera semana no han contactado con las suficientes con la que pretendían contactar.