MADRID, 24 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) han identificado un mecanismo clave que utilizan las células tumorales para aprovechar y evitar la detección del sistema inmune, que ofrece una nueva estrategia terapéutica para cánceres como el linfoma no Hodgkin, según publican en la revista 'Cancer Cell'.
El linfoma no Hodgkin (LNH) es un grupo de cánceres que se originan en los ganglios linfáticos y afectan los glóbulos blancos del sistema inmunitario llamados células B, que crecen sin control y crean tumores en los ganglios linfáticos, el bazo u otros tejidos.
Hoy, la inmunoterapia es uno de los tratamientos más prometedores para pacientes con cáncer. A diferencia de las radioterapias o las quimioterapias, la inmunoterapia tiene como objetivo "encender" el sistema inmunitario del propio paciente para atacar y eliminar el tumor. Sin embargo, los tumores, incluido el LNH, a menudo mutan para hacerse invisibles para el sistema inmunitario o incluso explotar las interacciones con las células inmunes para crecer.
Un equipo de investigadores dirigido por Elisa Oricchio, investigadora de la EPFL, en Suiza, ha identificado uno de los mecanismos utilizados por el NHL para secuestrar el sistema inmune. Los científicos han descubierto que ciertos pacientes con LNH tienen una forma mutada y sobreactivada de una proteína llamada catepsina S, responsable de cortar otras proteínas en pequeños fragmentos que luego se exponen en la superficie de las células tumorales. Estos fragmentos median las comunicaciones entre el cáncer y las células inmunes.
"Cuando la catepsina S está activa, las células cancerosas interactúan con las células inmunes llamadas células T CD4 +, que ayudan al crecimiento del tumor, mientras mantienen la distancia social con las células T CD8 +, que atacarían y matarían el tumor", explica Elie Dheilly, una de los autores principales del estudio.
La identificación de esta relación duplicada entre las células cancerosas y las células T llevó a los investigadores a eliminar genéticamente la catepsina S para comprender cómo se vería afectado el crecimiento tumoral.
La inhibición de la catepsina S redujo el crecimiento tumoral al invertir la comunicación con las células T: las células T CD8 + entonces atacaban el tumor, mientras que las células T CD4 + se mantenían a raya. Esto sucede al inducir algo llamado 'diversificación de antígenos', que genera una población diferente de fragmentos que ayudan a las células T a identificar y matar las células tumorales.
"Creemos que la catepsina S podría representar un objetivo terapéutico importante --asegura Elisa Oricchio--. Inducir la diversificación de antígenos es una estrategia terapéutica atractiva para aumentar la inmunogenicidad tumoral y mejorar la respuesta a las inmunoterapias en el linfoma, pero posiblemente también en otros tipos de tumores".
Durante el estudio, Elena Battistello, coautora principal, desarrolló una nueva técnica de imagen para medir específicamente la actividad de la catepsina S. Usando esta técnica, Oricchio y su equipo han identificado y desarrollado nuevos inhibidores, para los que han presentado ya una solicitud de patente, que podrían usarse para mejorar el tratamiento de pacientes diagnosticados con LNH.