MADRID, 10 May. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Instituto de Investigación del Cáncer de Londres (Reino Unido) ha encontrado una nueva clase de medicamentos que puede matar las células cancerosas cerebrales con mutaciones en el gen ACVR1 y reducir los tumores en ratones.
La compañía de ciencia abierta M4K Pharma ha asumido el desarrollo de los fármacos inhibidores ACVR1, y se espera que los ensayos clínicos en niños con cáncer cerebral comiencen en 2021. No ha habido nuevos medicamentos autorizados para tratar el cáncer cerebral en adultos o niños durante 20 años.
El nuevo medicamento se dirige a la molécula de proteína producida por versiones mutadas del gen ACVR1 que se encuentra en el mortal cáncer cerebral infantil glioma pontina intrínseco difuso (DIPG). Curiosamente, las mutaciones ACVR1 no existen en ningún otro tipo de cáncer, pero son la causa del síndrome del hombre de piedra, donde el músculo dañado remodela tanto el hueso como se cura.
Actualmente no existen tratamientos que prolonguen la vida más allá de la radioterapia para los tumores DIPG y nunca son curativos, ya que los niños esperan vivir solo de nueve a doce meses después del diagnóstico. Debido a que se producen en el tronco encefálico o en la zona de protuberancia del cerebro, los tumores DIPG no pueden extirparse mediante cirugía y la quimioterapia simplemente no funciona.
En 2014, estos científicos descubrieron que las mutaciones ACVR1 se producen en una cuarta parte de los tumores DIPG y desde entonces han estado trabajando en fármacos que los atacan. Tras este descubrimiento, los equipos del Consorcio de Genómica Estructural de Oxford y de este centro crearon una nueva serie de moléculas que se dirigen a las formas mutantes de ACVR1.
En el nuevo estudio, publicado en la revista 'Communications Biology', el equipo probó 11 fármacos prototipo con actividad anti-ACVR1, incluyendo algunos del Consorcio de Genómica Estructural, así como otros fármacos previamente investigados para el síndrome del hombre de piedra, en células cancerosas cerebrales cultivadas en el laboratorio.
Encontraron que dos de los prototipos de la nueva serie eran particularmente buenos para bloquear las señales enviadas por el ACVR1 y matar las células mutantes del ACVR1, mientras que tenían muy poco efecto sobre las células cerebrales sanas.
Los investigadores transplantaron tumores DIPG humanos en ratones y descubrieron que los nuevos fármacos potenciales detenían la actividad de la ACVR1, reducían los tumores y aumentaban la supervivencia en un 25 por ciento (de 67 a 82 días).
Al observar las células en el laboratorio, el nuevo estudio muestra que las células mutantes ACVR1 responden inadecuadamente a una molécula llamada activina A, que está presente en altos niveles durante el desarrollo cerebral, desencadenando una cascada de eventos que desencadenan el crecimiento tumoral.