MADRID, 2 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un equipo liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha dado un paso más en la batalla contra las superbacterias y su resistencia a múltiples fármacos, tras diseñar nuevas moléculas capaces de "fulminar" la maquinaria celular que les protege de los antibióticos convencionales, según detallan en la revista 'Cell'.
Las superbacterias son cepas de bacterias resistentes a varios tipos de antibióticos, capaces de mutar su ADN a lo largo de las generaciones para hacerse resistentes a los antibióticos más comunes. Y a ello han contribuido, entre otros factores, el uso imprudente e indiscriminado de estos medicamentos o la automedicación.
La investigación se ha llevado a cabo in vivo con ratones y la bacteria 'Staphylococcus aureus', una de las cepas más mortíferas por su resistencia a la meticilina (un antibiótico habitual, del grupo de las penicilinas) especialmente en ambientes hospitalarios. Y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas infectadas por esta cepa resistente tienen un 64% más de probabilidad de morir que las infectadas por cepas no resistentes.
El trabajo se centró en atacar directamente aquellas zonas de la bacteria donde las proteínas se ensamblan para formar complejos, ya que "estos microdominios en la membrana de la célula, denominados balsas de lípidos, son clave porque en ellos se forman muchos complejos proteicos relacionados con la resistencia a los antibióticos", ha explicado Daniel López, investigador del CSIC en el Centro Nacional de Biotecnología.
Hasta ahora no se había demostrado que las bacterias tuviesen esta compleja organización celular basada en plataformas de ensamblaje sí presentes en las células eucarióticas (las de animales, plantas y hongos). En estas regiones de la membrana celular, las proteínas encargadas de formar grandes complejos lo hacen de forma eficiente. "
"Si están confinadas en estas diminutas granjas, consiguen que se formen complejos moleculares importantes para la fisiología de la bacteria", detalla López.
Tras caracterizar las proteínas y lípidos de la bacteria con técnicas avanzadas como la criotomografía, entre otras, los investigadores escogieron un grupo de moléculas capaz de desmontar las balsas de lípidos. Y muchas de estas moléculas son las mismas que se prescriben, en determinados casos, para tratar el colesterol alto.
CONSIGUE QUE LA BACTERIA RESISTENTE DEJE DE SERLO
"Puesto que sabemos que muchas de las proteínas relacionadas con la resistencia a antibióticos se ensamblan en estos microdominios, lo que hemos hecho es generar una estrategia para romperlos e intentar eliminar la resistencia. Las moléculas que hemos diseñado hacen que todas las proteínas dejen de funcionar y se desorganicen. En una frase: consiguen que una bacteria resistente deje de serlo", ha destacado el investigador del CSIC.
Los investigadores proponen llegar a utilizar estas moléculas y la meticilina de forma combinada en el tratamiento de las infecciones invasivas por superbacterias, lo que permitiría "desmontar primero la resistencia y atacar después a la bacteria directamente con un antibiótico común.
"Es interesante porque se abre ante nosotros la posibilidad de combatir las superbacterias de una forma nueva", según este experto, que también avanza como el trabajo abre la vía a volver a emplear antibióticos convencionales para luchar contra las superbacterias, siempre en combinación con las moléculas que han ideado. "Con ello se reduciría la mortalidad causada por infecciones invasivas", añade el investigador del CSIC.
Además, cree que la posibilidad de que la bacteria cambiase de nuevo y generase resistencia también a este tratamiento es remota, porque eliminar las balsas de lípidos "carece de presión biológica para la bacteria, es decir, no afecta a su supervivencia y, por tanto, no sufriría cambios que generasen resistencia".