MADRID, 27 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis (EEUU) han sugerido un nuevo enfoque para el diseño de la vacuna del estafilococo centrado en activar un conjunto de células inmunes sin explotar, así como inmunizar contra el estafilococo en el útero o dentro de los primeros días después del nacimiento.
Las bacterias estafilococos, la principal causa de infecciones cutáneas potencialmente peligrosas, son las más temidas por las cepas resistentes a los medicamentos. Los intentos de desarrollar una vacuna contra 'Staphylococcus aureus' resistente a la meticilina (MRSA) no han logrado superar la ubicuidad y la adaptabilidad de la superbacteria a los antibióticos.
Ahora, el nuevo estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis puede ayudar a explicar por qué los intentos anteriores de desarrollar una vacuna contra el estafilococo han fallado, al tiempo que sugiere un nuevo enfoque para el diseño de la vacuna. Los hallazgos se han publicado en el 'Journal of Clinical Investigation'.
Tal y como ha expresado la autora principal y directora de Cuidados Críticos Pediátricos de la universidad, Juliane Bubeck Wardenburg, en todo el mundo, las infecciones por estafilococos se han convertido en una amenaza generalizada para la salud debido al aumento de la resistencia a los antibióticos.
A pesar de los mejores esfuerzos de la comunidad médica, la superbacteria ha demostrado una capacidad constante para eludir el tratamiento. "Nuestros hallazgos indican que una respuesta robusta de células T es absolutamente esencial para la protección contra las infecciones por estafilococos", ha asegurado.
UNA TOXINA COMO RESPUESTA INMUNE
El estafilococo, altamente contagioso, sobrevive y prospera en la piel humana y se puede propagar a través del contacto de piel a piel o la exposición a través de superficies contaminadas. En general, las bacterias viven de manera inofensiva e invisible en aproximadamente un tercio de la población, y la superbacteria transmitirá infecciones recurrentes en aproximadamente la mitad de sus víctimas.
Desde su residencia en la piel, las bacterias pueden causa llagas rojas llenas de pus. Las cepas de estafilococo pueden ingresar al torrente sanguíneo, los huesos u órganos y provocar neumonía, daño grave de órganos y otras complicaciones graves en cientos de miles de personas cada año. "El enfoque en el campo de la vacuna para 'Staphylococcus aureus' durante los últimos 20 años ha sido generar respuestas de anticuerpos, no en respuestas específicas de células T; por ello, este nuevo enfoque es prometedor", ha asegurado la doctora.
Durante casi 15 años, Wardenburg ha estudiado una sola toxina, llamada alfa-toxina, producida por estafilococos. Esta toxina juega un papel en el daño tisular en múltiples formas de infección. "Una cosa importante sobre la toxina alfa es que se encuentra en todas las cepas de estafilococos, lo que significa que son resistentes y no resistentes a los antibióticos", ha explicado.
"Comprender esto nos permitió diseñar estudios en ratones que examinaron el efecto de la toxina alfa en la respuesta inmune en infecciones menores de la piel, así como en infecciones más graves que se propagan en el torrente sanguíneo", ha añadido.
Los investigadores encontraron que las células inmunes no protegían a los ratones que tenían infecciones menores por estafilococos en la piel. Sin embargo, los ratones expuestos a infecciones por estafilococos potencialmente mortales en el torrente sanguíneo desarrollaron protección.
"Descubrimos una respuesta robusta de células T dirigida al estafilococo en el torrente sanguíneo. Por el contrario, las células T disminuyeron en las infecciones de la piel como resultado de la toxina", ha indicado Wardenburg. "Debido a que la infección de la piel es muy común, creemos que el estafilococo utiliza la toxina alfa para evitar que el cuerpo active una respuesta de células T que brinda protección contra las bacterias", ha señalado.
En términos del panorama general, la investigadora ha afirmado que bloquear la toxina en las infecciones de la piel puede producir una respuesta saludable de las células T. Además, proteger la respuesta de las células T desde el momento del nacimiento puede reprogramar el efecto general de la bacteria en el sistema inmunitario.
"Este error es deliberado y actúa de manera siniestra desde el principio: el error parece estar usando la toxina para dar forma a la respuesta de las células T de una manera favorable para el error pero no para los humanos", ha destacado.
Los esfuerzos previos de desarrollo de vacunas se han centrado en los adultos. Sin embargo, ha planteado la científica, es más probable que una vacuna tenga éxito si se administra antes de que los bebés se encuentren con estafilococos por primera vez. Por lo tanto, la inmunización debe realizarse antes de la exposición inicial al estafilococo, para bloquear la toxina y generar una respuesta vigorosa de las células T.
"Visualizamos dos estrategias", ha apuntado Wardenburg. "Una es inmunizar a las mujeres embarazadas para que puedan transferir anticuerpos que protegen a los bebés contra la toxina al nacer. La segunda consiste en inmunizar a los bebés dentro de uno o dos días después del nacimiento. Ninguna de estas estrategias se ha considerado hasta la fecha para las vacunas contra el estafilococo", ha concluido.