MADRID, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -
La elección del primer tratamiento tras el diagnóstico de la epilepsia debe tener en cuenta que sea bien tolerado y causa pocos efectos adversos, además de su eficacia, ya que en muchos pacientes será crónico y es necesario que no interactúe con otros fármacos o incremente el riesgo de otros problemas a largo plazo.
Así lo han defendido los asistentes al simposio 'Epilepsia, experiencia terapéutica más allá de las crisis', patrocinado por Bial y Eisai y celebrado en el marco de la LXIX Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología (SEN) que se celebra en Valencia.
En ese sentido, el jefe de Sección de la Unidad de Epilepsia del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia, Vicente Villanueva, reconoce que una de las situaciones que se ve cuando se da un primer fármaco al paciente, que suele ser en monoterapia, es que casi todos los tratamientos demuestran eficacia, pero "hay una serie de factores que van más allá de las crisis en las que no todos responden igual".
En ese sentido, aunque actualmente hay 22 opciones terapéuticas las alternativas se reducen de forma drástica según el grupo de edad y las indicaciones específicas de cada paciente, ya que "algunos fármacos más antiguos tienen más problemas de interacciones y efectos adversos", ha añadido José María Serratosa, presidente de la Sociedad Española de Epilepsia (SEEP) y jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
En ese sentido, ambos coinciden en que el fármaco elegido no debe afectar negativamente al metabolismo de lípidos, cognición, depresión o función sexual, lo que "implica evitar fármacos que, por ejemplo, aumentan el colesterol o aquellos que producen osteoporosis o alteraciones en algunas enzimas hepáticas".
"También hay que considerar el perfil de interacciones del fármaco, ya que con el paso del tiempo los pacientes pueden empezar a tomar fármacos para otras enfermedades", ha añadido Serratosa.
En este sentido, los nuevos fármacos antiepilépticos han modificado sustancialmente el perfil de efectos adversos metabólicos con relación a los de primera generación. Igualmente se ha ido simplificando su uso, con el fin de mejorar el cumplimiento terapéutico.
En ese contexto se han presentado las últimas novedades relacionadas con acetato de eslicarbazepina, comercializado por Bial con el nombre de 'Zebinix', que recibió el pasado junio por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés) la autorización para su uso como terapia adyuvante en pacientes adolescentes y niños mayores de seis años, y como monoterapia administrada una vez al día para el tratamiento en adultos.
Tras analizar los datos de 14 estudios con 2.058 pacientes de entre 14 y 88 años de edad con crisis parciales, con o sin generalización secundaria, han visto que el porcentaje de pacientes que a lo largo de los años continuaba con el fármaco era muy alto, debido a que "la relación entre su efectividad y efectos adversos es buena", ha destacado Villanueva.