MADRID, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -
Una investigación del Laboratorio Cold Spring Harbor (CSHL), en Estados Unidos, aporta nuevos conocimientos sobre glucocorticoides (GC), que se utilizan para tratar todo tipo de enfermedades, desde la enfermedad de Crohn hasta el COVID-19, y explica cómo pueden hacer que algunos tratamientos contra el cáncer se queden cortos, según publican los investigadores en la revista 'Cell Genomics'.
La inmunoterapia es una de las armas más nuevas y potentes contra el cáncer, que incita al sistema inmunitario a reconocer los tumores como intrusos en el organismo y atacarlos, pero no todos los pacientes responden bien a la inmunoterapia o experimentan efectos secundarios, que los glucocorticoides pueden tratar.
Los GC se utilizan a menudo para regular la respuesta inmunitaria en afecciones como el asma, la enfermedad de Crohn e incluso la COVID-19. Sin embargo, también se desconoce cómo actúan.
Ahora, los profesores adjuntos del CSHL Tobias Janowitz y Hannah Meyer pueden estar más cerca de responder a ambas preguntas. Su nueva investigación indica que los GC pueden provocar indirectamente el fracaso de algunos tratamientos inmunoterápicos al impulsar la producción de una proteína denominada cistatina C (CyC). Los niveles más altos de CyC están relacionados con peores resultados de este tipo de terapia.
El profesor adjunto del CSHL Tobias Janowitz afirma que "los GC son supresores muy potentes de la inmunidad y, en consecuencia, se utilizan para tratar la autoinmunidad", que es cuando el sistema inmunitario ataca a las células sanas. "Anteriormente habíamos demostrado que los GC también pueden interrumpir la inmunoterapia contra el cáncer --añade--. Ahora, aquí tenemos quizá una pista de cómo lo hacen".
El laboratorio de Janowitz estudia la respuesta de todo el organismo al cáncer. Para este estudio, él y un estudiante de doctorado de su laboratorio, el médico reconvertido en investigador Sam Kleeman, se asociaron con una tercera científica del CSHL, la profesora adjunta Hannah Meyer, experta en biología cuantitativa.
Juntos analizaron un enorme conjunto de datos genéticos del Biobanco del Reino Unido de casi 500.000 voluntarios, incluidos pacientes con cáncer. Kleeman también se puso en contacto con investigadores de otros países para recopilar aún más datos de pacientes.
Descubrieron que los pacientes más propensos a producir CyC en respuesta a los GC tenían una peor tasa de supervivencia global. Estos pacientes también tenían menos probabilidades de beneficiarse del tratamiento. Esto sugiere que la producción de CyC dentro de un tumor puede contribuir al fracaso de la inmunoterapia contra el cáncer.
Para confirmar la relación de CyC con el cáncer, los investigadores recurrieron al trabajo de laboratorio tradicional. En ratones, suprimieron un gen productor de CyC para que dejara de estar presente en las células cancerosas. Comprobaron que los tumores sin CyC crecían más lentamente.
"Resulta muy interesante abordar este tema desde múltiples ángulos y corroborar los hallazgos a través de varios enfoques --afirma Meyer--. Los modelos genéticos inteligentes nos dieron algunas indicaciones sobre qué experimentos diseñar para ayudarnos a responder a la pregunta de qué hace esta molécula".
Janowitz planea seguir estudiando la CyC y espera que esto pueda ayudar mucho a futuros pacientes. "La investigación me ha dado un impulso para averiguar más sobre la función de esta molécula, específicamente en el contexto de la inmunoterapia del cáncer --destaca--. Quizá se pueda dirigir su función para mejorar el éxito de la inmunoterapia contra el cáncer".