MADRID, 27 Ene. (EUROPA PRESS) -
La bumetanida, un medicamento recetado para el edema, mejora algunos de los síntomas en niños pequeños con trastornos del espectro autista y no tiene efectos secundarios significativos, según un nuevo estudio de investigadores en China y el Reino Unido, publicado en la revista 'Translational Psychiatry'.
La investigación por primera vez que el fármaco mejora los síntomas al disminuir la relación entre el GABA y el glutamato en el cerebro. Tanto el GABA como el glutamato son neurotransmisores, es decir, mensajeros químicos que ayudan a las células nerviosas del cerebro a comunicarse.
El trastorno del espectro autista (TEA) se estima que afecta a uno de cada 160 niños en todo el mundo. Se caracteriza por deficiencias en la comunicación social, que se manifiestan como problemas con la comprensión de las emociones y con la comunicación no verbal, como el contacto visual y la sonrisa, y fallos en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones sociales.
Las personas con TEA también tienden a tener intereses restringidos y muestran un comportamiento repetitivo. En los casos leves las personas pueden vivir de manera independiente, pero para algunos la afección puede ser grave y requerir atención y apoyo de por vida.
Aunque los mecanismos biológicos subyacentes a los TEA siguen siendo en gran medida desconocidos, investigaciones anteriores han sugerido que puede ser el resultado de cambios en el desarrollo cerebral temprano en la vida, y en particular en relación con GABA, un neurotransmisor, un químico en el cerebro que controla cómo se comunican las células nerviosas.
En el cerebro adulto, el GABA es inhibidor, lo que significa que apaga las células nerviosas. En la vida fetal y el desarrollo postnatal temprano, es principalmente excitador, activa las células nerviosas y las enciende, desempeñando un papel clave en el desarrollo y la maduración de las células nerviosas.
Las alteraciones en el interruptor GABA (de excitador a inhibidor) pueden causar un retraso en el momento en que los circuitos neuronales en desarrollo alcanzan la madurez funcional, con consecuencias para la actividad de la red.
Los tratamientos actuales para el TEA en edad preescolar son principalmente intervenciones conductuales, como el uso del juego y las actividades conjuntas entre los padres y sus hijos para aumentar las habilidades lingüísticas, sociales y cognitivas. Sin embargo, con recursos limitados, existe una desigualdad en el acceso a estos tratamientos en todo el mundo, particularmente en los países en desarrollo.
Estudios previos en ratas y pequeños ensayos clínicos con niños con TEA sugieren que el medicamento bumetanida, que ha sido aprobado para su uso en el edema, una condición que resulta en una acumulación de líquido en el cuerpo, podría ayudar a reducir los síntomas de TEA.
Ahora, la colaboración internacional entre investigadores de varias instituciones en China y en la Universidad de Cambridge ha demostrado que la bumetanida es segura y efectiva para reducir los síntomas en niños de hasta tres años de edad. El TEA se puede diagnosticar de manera confiable a los 24 meses de edad o incluso a los 18 meses de edad.
El equipo reclutó a 83 niños de entre tres y seis años y los dividió en dos grupos. Un grupo de tratamiento de 42 niños recibió 0,5 mg de bumetanida dos veces al día durante tres meses, mientras que un grupo control de 41 niños no recibió tratamiento.
Los investigadores evaluaron los síntomas usando la Escala de Calificación de Autismo Infantil (CARS), que se usa para calificar comportamientos como la imitación, la respuesta emocional y la comunicación verbal y no verbal. Se considera que los niños con puntajes superiores a 30 en la escala tienen TEA.
Antes del tratamiento, ambos grupos tenían puntajes CARS similares, pero después el grupo de tratamiento tenía un puntaje total promedio de 34,51 (en comparación con el puntaje promedio del grupo control de 37,27).
Además, lo que es más importante, el grupo de tratamiento mostró una reducción significativa en el número de ítems en los CARS asignados a un puntaje mayor o igual a tres, con un número promedio de 3,52 ítems en el grupo de tratamiento en comparación con 5,49 ítems en el grupo de control.
El doctor Fei Li del Hospital Xinhua, perteneciente a la Facultad de Medicina de la Universidad Jiao Tong, el líder clínico del estudio, explica que tiene muchos niños con trastorno del espectro autista bajo su cuidado, "pero como los recursos de tratamiento psicológico no están disponibles en muchos lugares, no hay posibilidad de ofrecerles tratamiento. Un tratamiento efectivo y seguro sería una muy buena noticia para ellos".
"La madre de un niño de cuatro años que vivía en una zona rural a las afueras de Shangai que recibió el tratamiento me dijo que ahora tiene más facilidad para hacer contacto visual con familiares y parientes y que podía participar más en actividades --explica--. En el futuro esperamos para poder garantizar que todas las familias, independientemente de dónde vivan, puedan recibir tratamiento para su hijo".
Para comprender los mecanismos subyacentes a las mejoras, los investigadores utilizaron una técnica de imagen cerebral conocida como espectroscopía de resonancia magnética para estudiar las concentraciones de neurotransmisores en el cerebro.
Descubrieron que en dos regiones cerebrales clave, la corteza insular (que desempeña un papel en las emociones, la empatía y la autoconciencia) y la corteza visual (responsable de integrar y procesar la información visual), la proporción de GABA a glutamato disminuyó durante los tres período de un mes en el grupo de tratamiento. Se sabe que el GABA y el glutamato son importantes para la plasticidad cerebral y para promover el aprendizaje.
El profesor Ching-Po Lin de la Universidad Nacional Yang-Ming destaca que "esta es la primera demostración de que la bumetanida mejora la función cerebral y reduce los síntomas al reducir la cantidad del químico cerebral GABA. Comprender este mecanismo es un paso importante hacia el desarrollo de nuevos y más efectivos tratamientos farmacológicos".
Por su parte, la profesora Barbara Sahakian, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, apunta que "este estudio es importante y emocionante, porque significa que hay un medicamento que puede mejorar el aprendizaje social y reducir los síntomas de TEA durante el tiempo en que los cerebros de estos niños están todavía en desarrollo".
El equipo apunta que el descubrimiento de que la bumetanida cambia la relación de las concentraciones de GABA a glutamato podría proporcionar un biomarcador útil, una medida biológica reveladora, de cuán efectivo es un tratamiento. Sin embargo, advirtieron de que se necesita más investigación para confirmar la efectividad de la bumetanida como tratamiento para el TEA.
El doctor Qiang Luo de la Universidad de Fudan destaca que "estos hallazgos son muy prometedores y sugieren que podremos utilizar la medida de biomarcadores para identificar qué niños con TEA se beneficiarán más con la bumetanida. Otros estudios en un mayor número de niños con suerte confirmarán si la bumetanida es un tratamiento efectivo para niños con trastorno del espectro autista", concluye.