MADRID, 5 Abr. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación clínica demuestra que la lamivudina, un inhibidor de la transcriptasa inversa ampliamente utilizado en la terapia del VIH, detiene la progresión de la enfermedad en el 25 por ciento de los pacientes con cáncer colorrectal metastásico de cuarta línea.
Los resultados del ensayo, publicados en la revista científica 'Cancer Discovery', plantean la posibilidad de una inesperada y prometedora dirección en el tratamiento del cáncer, no sólo el colorrectal.
El ensayo incluyó a 32 pacientes con cáncer de colon metastásico avanzado cuya enfermedad progresó a pesar de cuatro líneas de tratamientos oncológicos anteriores. Los primeros nueve pacientes recibieron la dosis estándar de lamivudina aprobada para el VIH.
"Después de administrarles sólo este fármaco observamos signos de estabilidad de la enfermedad", afirma el coautor del estudio, el doctor David T. Ting, del Centro Oncológico del Mass General (Estados Unidos). Tras ajustar la dosis cuatro veces, otros 23 pacientes recibieron un tratamiento con lamivudina que fue muy tolerado.
El equipo de investigación observó que 9 de los 32 pacientes, es decir, el 28 por ciento, presentaban estabilidad de la enfermedad o una respuesta mixta al final del ensayo. "Esto demuestra que un fármaco contra el VIH puede utilizarse como terapia anticancerosa en pacientes con cáncer metastásico", afirma Ting. Aunque el equipo de investigación no observó una reducción del tumor, los resultados son alentadores.
"Si observamos este tipo de respuesta con un solo fármaco contra el VIH, el siguiente ensayo obvio es ver qué más podemos conseguir con la TARGA, o terapia antirretroviral altamente activa", añade Ting, en referencia al régimen estándar de tres fármacos para el tratamiento del VIH.
Las primeras pistas de este inusual ensayo farmacológico surgieron en el laboratorio de Ting y en el de sus colaboradores durante los últimos diez años. El equipo descubrió que hasta el 50 por ciento del ADN de un tumor estaba compuesto por "elementos repetitivos", que antes se consideraban "ADN basura".
"Sólo las células cancerosas producían estos elementos repetitivos, no las células sanas", dice Ting. Los cánceres colorrectales producen cantidades abundantes de elementos repetitivos, al igual que los cánceres de esófago, pulmón y varios otros. Estos elementos repetitivos arrojan niveles extraordinarios de ARN que se replican en un ciclo de vida similar al viral mediante la transcripción inversa en lo que Ting describe como el repeatoma.
El repeatoma actúa de forma muy parecida a como lo hace un virus, dependiendo de la transcripción inversa para replicarse y moverse en el genoma. "Es una forma de que los cánceres cambien su genoma para adaptarse al estrés", agrega Ting, que tuvo la idea de evaluar si un medicamento contra el VIH, la lamivudina, podría interferir en el proceso.
En sus estudios preclínicos, descubrió que las células de cáncer colorrectal eran sensibles a la lamivudina, reduciendo su capacidad de movimiento. El equipo también evidenció que el fármaco inducía daños en el ADN y respuestas de interferón, un indicio de que el fármaco desencadenaba una respuesta inflamatoria en las células tumorales.
Aunque no se ha comprobado ni evaluado en este ensayo, Ting teoriza que el emparejamiento de la terapia con inhibidores de la transcriptasa inversa con la inmunoterapia podría fomentar la participación de las células inmunitarias en estos cánceres.
La investigación muestra que en una población estadounidense de pacientes con VIH que recibían una terapia antirretroviral de tres fármacos de por vida, su incidencia de cáncer de colon, mama y próstata era significativamente menor que la de la población general.
Ting especula que este tipo de terapia podría prevenir un cáncer o una recidiva o convertir una enfermedad metastásica aplastante en una enfermedad crónica como el VIH.
"Hicimos el ensayo para ver si podíamos aprender algo nuevo sobre la biología de las células cancerosas y en el proceso encontramos este resultado inesperado y muy alentador. La estabilidad de la enfermedad en una población de pacientes con cáncer tan avanzada, con un solo agente, es muy inusual y esperamos poder iniciar pronto un estudio de fase III más amplio con una combinación de tres fármacos inhibidores de la transcriptasa inversa", dice Ting.