MADRID, 6 Jun. (EUROPA PRESS) -
Expertos reunidos en el simposio 'Unidades de Oncotrombosis: Medicina personalizada en el tratamiento anticoagulante del paciente con cáncer que presenta FA o ETV' celebrado en el Instituto Universitario Dexeus de Barcelona, organizado por el Blood Cell Institute Barcelona, han recordado que los anticoagulantes orales directos reducen las hemorragias asociadas a la trombosis con cáncer.
La enfermedad tromboembólica venosa (ETV) es una de las complicaciones más frecuentes y segunda causa de muerte prevenible en los pacientes oncológicos. Los tumores producen sustancias procoagulantes que activan la coagulación, y la cirugía, la quimioterapia, la colocación de catéteres o la inmovilización también inducen estados de hipercoagulabilidad y, en consecuencia, la formación de trombos.
Algunos tumores presentan un mayor riesgo de trombosis como el tumor cerebral, cáncer de páncreas, riñón, ovario, estómago, sistema nervioso central, y colon. El riesgo de ETV está muy relacionado con la angiogénesis del tumor y su estadio. Aunque se ha observado que el riesgo de ETV es mayor en estadios avanzados, el periodo de mayor riesgo de sufrir un ETV asociado al cáncer son los seis meses siguientes al diagnóstico
Otros factores de riesgo son la edad, la inmovilización prolongada, trombosis venosa profunda previa, obesidad, varices, disfunción cardíaca, ser portador de un catéter venoso central, síndrome nefrótico y toma de estrógenos. Además, otra de las complicaciones asociadas al cáncer es la fibrilación auricular (FA), cuya tasa de prevalencia es de hasta un 4 por ciento en pacientes con cáncer, frente al 1 o 2 por ciento de la población general. Este porcentaje aumenta hasta un 20 por ciento durante el postoperatorio.
Los principales factores de riesgo de FA son los provocados por el cáncer y sobre todo a consecuencia de los nuevos tratamientos contra dianas moleculares que consiguen mejorar la supervivencia y en paralelo debería controlarse la coagulación para evitar ictus.
En este sentido, según se ha puesto de manifiesto durante el encuentro, las clínicas recomiendan el tratamiento anticoagulante profiláctico en grupos específicos de pacientes con cáncer. Sin embargo, el abordaje es problemático porque según la Sociedad Europea de Oncología Médica, la mayoría de oncólogos subestiman la prevalencia del ETV o FA y su impacto negativo en sus pacientes.
En concreto, el cáncer y su tratamiento incrementan hasta siete veces el riesgo de sufrir un evento tromboembólico (ETV) y hasta un 20 por ciento de pacientes presentan un riesgo alto de hemorragia y de tromboembolismo recurrente. Por ello, apuntan los expertos, es necesario evaluar de manera sistemática el riesgo.
Actualmente, el paciente con cáncer y trombosis sigue un tratamiento con inyecciones de heparina que se administran de 3 a 6 meses. La actualización de las guías clínicas, basada en diversos estudios clínicos recientes, recomienda que a partir de ahora el tratamiento de primera elección sea con anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) porque se ha demostrado que son "igual de eficaces" que las heparinas para prevenir las complicaciones trombóticas y su gran aportación es que disminuyen de manera muy significativa el riesgo de sangrado, excepto en los tumores gastrointestinales. Los anticoagulantes orales directos actúan como inhibidores directos de la trombina (dabigatrán) o del factor Xa (apixabán, edoxabán, rivaroxabán)
En los enfermos de cáncer, el tratamiento del ETV como en FA es necesario durante un tiempo lo cual afecta a la calidad de vida del paciente. La recurrencia de eventos trombóticos y las hemorragias empeoran la calidad de vida de los enfermos y en ocasiones comprometen la adherencia al tratamiento.
Basada en estas recomendaciones, la doctora Amparo Santamaría ha destacado la necesidad de crear Unidades de Onco-Trombosis, complementarias a las que ya existen de Cardio-Onco, para garantizar que el manejo de las complicaciones trombóticas las valore y tutele el experto en hemostasia con el objetivo de garantizar un tratamiento eficaz y seguro a unos pacientes pluripatológicos y de alta complejidad diagnóstica y terapéutica.
"En este sentido, el seguimiento de estos pacientes debe ser muy estricto y flexible a la vez. Para ello es fundamental conocer bien las interacciones entre los diferentes fármacos y valorar con otros especialistas los factores de riesgo asociados al tratamiento oncológico con el objetivo de prescribir en cada etapa de la enfermedad la opción terapéutica más adecuada", ha zanjado.