MADRID, 20 Dic. (EUROPA PRESS) -
Una revisión de la Universidad de Sídney (Australia) ha examinado los datos sobre los opioides para el dolor causado por el cáncer y han encontrado "lagunas" en las pruebas sobre los verdaderos beneficios de estos medicamentos para el dolor oncológico; de hecho, cuestiona la opinión generalizada de que los opioides son los analgésicos más potentes.
La revisión subraya que no existe un enfoque terapéutico único para el dolor oncológico, e insta a los profesionales sanitarios y a los pacientes a sopesar cuidadosamente las pruebas a la hora de decidir un plan adecuado de tratamiento del dolor. Los resultados se publican en 'CA: A Cancer Journal for Clinicians'.
Los analgésicos opiáceos son el tratamiento más habitual para el dolor oncológico. Muchas directrices internacionales, incluida la Organización Mundial de la Salud, los recomiendan para tratar el dolor oncológico de fondo (dolor constante) y el dolor oncológico irruptivo (brotes temporales de dolor además del dolor de fondo).
Sin embargo, el estudio descubrió que muy pocos ensayos habían comparado medicamentos opioides de uso común, como la morfina, la oxicodona y la metadona, con placebo.
El estudio no encontró pruebas convincentes de que la morfina fuera mejor o más segura que otros opiáceos para el dolor oncológico de fondo fuera de la atención al final de la vida.
Esto ocurre a pesar de que los médicos consideran que la morfina es el "tratamiento de referencia" para la atención oncológica y se recomienda en muchas guías clínicas internacionales para el dolor oncológico moderado a intenso debido a su bajo coste y accesibilidad.
La revisión también halló que los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), incluidos la aspirina y el diclofenaco, pueden ser tan eficaces como algunos opiáceos para el dolor oncológico de fondo.
"La falta de pruebas que comparen los opiáceos con placebo para el dolor oncológico probablemente refleje los retos éticos y logísticos asociados a la realización de tales ensayos. Sin embargo, estos ensayos son necesarios para orientar la toma de decisiones clínicas", ha afirmado la investigadora principal, la doctora Christina Abdel Shaheed.
"En la práctica, los opioides son indispensables para el dolor intratable y la angustia al final de la vida. Lo que merece la pena destacar es que los fármacos no opiáceos, en particular los AINE, son sorprendentemente eficaces para algunos dolores oncológicos y pueden evitar los problemas de la dependencia y la disminución de la analgesia opiácea con el tiempo", ha afirmado la coautora, la profesora Jane Ballantyne, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos).
"Las personas con dolor oncológico de fondo pueden tener una mejor experiencia vital en general si se presta menos atención al uso de opiáceos para reducir su nivel de dolor", ha afirmado el coautor, el profesor Martin Underwood, de la Universidad de Warwick (Reino Unido).
"La esperanza es que los hallazgos puedan ayudar a orientar a médicos y pacientes a elegir entre distintos tratamientos con opioides para el dolor oncológico y capacitar a las personas para considerar alternativas si no toleran los opioides o deciden no tomarlos", ha afirmado el autor principal, el doctor Mark Sidhom, del Centro de Terapia del Cáncer del Hospital de Liverpool (Australia).
PRINCIPALES RESULTADOS
Concretamente, el estudio examinó los datos de más de 150 ensayos clínicos publicados. Hubo muy pocos ensayos que compararan medicamentos opiáceos con placebo y, de los ensayos controlados con placebo, hubo pruebas de certeza moderada de que el tapentadol funcionara mejor que el placebo para el dolor de fondo causado por el cáncer.
En definitiva, los opiáceos comúnmente considerados más débiles (como la codeína), o los AINE como la aspirina, el piroxicam, el ketorolaco, el diclofenaco y el antidepresivo imipramina pueden ser tan buenos como los opiáceos potentes para el dolor oncológico de fondo, con menos efectos secundarios.
Para el dolor irruptivo del cáncer, el fentanilo utilizado como spray nasal, bajo la lengua, entre la encía y la mejilla, o como spray oral, puede ser más eficaz que el placebo (aunque no para uso regular).
El fentanilo también se asoció a más efectos secundarios que el placebo. Es posible que la morfina y otros opioides afecten a la capacidad del organismo para combatir el cáncer.
Según los investigadores, es necesario investigar para determinar si existen interacciones negativas entre los medicamentos opioides y los tratamientos contra el cáncer o el sistema inmunitario, a fin de garantizar que el tratamiento del dolor no repercuta negativamente en la capacidad de tratar eficazmente el cáncer. "Se necesita más investigación, en particular sobre intervenciones no farmacológicas para el tratamiento del dolor oncológico", han concluido.